Todo inversor de Banco Santander que decidiera acudir a la ampliación recibirá la totalidad de las acciones que haya suscrito, por las que, además, el banco ya le cobró, ayer o bien lo hará hoy como tarde. Fuera de ella sólo han quedado quienes no contaran con derechos de suscripción, esto es, particulares o fondos que no eran accionistas del banco antes del pasado 6 de julio -momento en el que arrancó el periodo de suscripción preferente y que se dilató hasta el día 20-. La propia entidad reconoció el miércoles que casi el cien por cien de la ampliación se había cubierto por la vía de los derechos y esto generó una sobredemanda de 8,2 veces la oferta. En total, el Santander recibió órdenes de compra por valor de 58.000 millones de euros, frente a la cuantía de 7.072 millones de la ampliación, destinada a absorber la compra de Banco Popular realizada mes y medio atrás. El próximo lunes, 31 de julio, comenzarán a cotizar los 1.458 millones de nuevas acciones en la bolsa española. Esto elevará al Santander hasta los 93.000 millones de euros de capitalización y hasta el noveno puesto por valor de mercado del EuroStoxx 50. No escalaba tan alto desde hace justo dos años. En agosto de 2015, la entidad que preside Ana Botín era la octava mayor firma del EuroStoxx 50 gracias, a una capitalización que superaba los 78.000 millones de euros. A posteriori, vendrían las vacas flacas del sector financiero, en las que la incertidumbre se llevó por delante la cotización de los bancos dejando caer al Santander hasta la décimo octava posición en junio del año pasado, justo después del Brexit. El Banco Santander llegó a perder, incluso, los 50.000 millones de euros de valor en bolsa. Hoy, recupera en el año un 19 por ciento, pendiente de los resultados que presentará antes de la apertura de mercado y para los que se espera un beneficio de 3.600 millones de euros.