Uno de los aspectos más estudiados y que más atención ha acaparado entre los estudios económicos y financieros ha sido el de establecer estrategias y pautas de comportamientos para conformar un ahorro destinado a complementar la pensión de jubilación. Y casi todos los estudios nos llevan a una respuesta: la clave está en el ciclo de vida del inversor, lo que conlleva decisiones patrimoniales para cada una de las etapas. ¿En qué consiste el denominado ciclo vital del inversor? Al hablar de ciclo vital solemos dividir la vida laboral del trabajador en tres etapas: una primera de inversor joven; un segundo donde nos encontramos ya con un trabajador que busca una consolidación e incremento a través del ahorro del capital para su jubilación de cara a complementar la pensión pública y, por último, el final del ciclo se encuentra la etapa donde se consume el capital acumulado, el cual debe ser debidamente administrado para que satisfaga las necesidades hasta el óbito de la persona, incluyendo el factor inflación acumulada con el paso de los años. Acceso al mercado laboralSi analizamos la etapa donde el trabajador es muy joven tendremos en cuenta que acaba de acceder al mercado laboral. Su actividad laboral no está consolidada, suele tener una edad inferior a los 35 años y la mayor parte desempeña labores de bajo nivel de ingresos.A pesar del nivel de ahorro escaso, gozan de un aliado que no es otro que el horizonte temporal de larguísimo plazo. Esto permite correr riesgos que dado el dilatado horizonte temporal hasta la jubilación, debería llevarles a buscar rentabilidades reales, aquellas donde a la rentabilidad nominal se le detrae la inflación, que superen ampliamente la inflación. Hay dos activos indudables que presentan unas características de muy largo plazo: la vivienda y la renta variable.Según avanza el tiempo el trabajador se va convirtiendo en adulto y consolida su empleo. Nos encontramos con una vivienda ya pagada, donde los problemas de gasto se encuentran en los hijos. Aun así la capacidad de ahorro aumenta e incluso pueden recibir herencias que permiten incrementar el patrimonio. Es en estos momentos, donde las personas empiezan cada vez más a adquirir conciencia del problema de la pensión de jubilación y su nivel de vida. Generalmente, sus decisiones de inversión se encaminan hacia productos de ahorro inversión. Entre la amplia panoplia que en la actualidad el mercado ofrece el ciudadano puede elegir entre los productos de inversión pura, los de inversión asociada a seguros y los de previsión social.Una cuestión importante, en este segmento de la población, es tener presente que siguen manteniendo un horizonte temporal dilatado, por tanto deben tener muy presente la inflación y el impacto en sus ahorros. Desde un primer momento debe haber una planificación fiscal.Etapa final prejubilaciónLa última etapa es la proximidad a la jubilación. La capacidad de ahorro del trabajador suele ser importante, sin embargo, el horizonte temporal comienza a disminuir, además la aversión al riesgo en este segmento de edad es importante. La factura fiscal por el IRPF es importante, por tanto los productos de previsión social son del agrado de este segmento de la población. Pero sin dejar de lado el aspecto fiscal, pues tiene mayor recorrido, ese recorrido no es otro que las preocupación por la tributación en el momento que llegue la jubilación y se empiece a consumir el patrimonio acumulado en estos instrumentos de ahorro complementario.Dada la preferencia por la vivienda en propiedad, la venta de la misma para personas con más de 65 años está exenta del pago de plusvalía en el IRPF. Cabe recordar que a partir de los 65 años una persona que proceda a enajenar o vender una parte del patrimonio por un importe inferior a 240.000 euros y esta cantidad antes de seis meses la dé como prima única para la generación de una renta vitalicia, también queda exento del pago de las plusvalías generadas en el IRPF. La cantidad que reciba de la renta vitalicia, si comienza a cobrarse a partir de los 65 años, tributará como rendimiento del capital, pero debido a las reducciones legales por cada 100 euros recibidos tendrá un tratamiento fiscal muy ventajoso, pues tributará por tan solo 3,8 euros; y si la renta vitalicia se genera cuando la persona es mayor de 70 años, entonces la tributación se reduce a la mitad a tan solo 1,9 euros.Como ha quedado de manifiesto la planificación financiera de la jubilación debe comenzar desde el momento en que la persona empieza a trabajar, debiendo tenerse presente cuestiones como horizonte temporal, inflación, liquidación, capacidad de ahorro y, como no, los aspectos fiscales que sus decisiones de inversión conllevarán.