Nick Payne gestiona el fondo de Merian que invierte en mercados emergentes globales, con el que consigue una rentabilidad anualizada de casi el 12 por ciento en el último lustro. El experto charla con elEconomista sobre cómo gestiona una cartera, bastante concentrada, de empresas de estos mercados, con la que espera conseguir rentabilidades de doble dígito. Para él ahora no tiene lógica estar dispuesto a comprar bonos en negativo, pero no renta variable emergente a precios atractivos.¿Cómo es su proceso de inversión?Cuando busco una empresa, quiero encontrar tres cosas: que tengan alta calidad, una firma que genere retornos elevados sobre el capital invertido. Si encontramos una empresa muy rentable, lo siguiente que miramos es su foso, una barrera que la proteja de la fuerte competencia. Eso es lo que va a hacer que la compañía sea capaz de mantener esa rentabilidad. Lo tercero que busco es crecimiento, y con eso me refiero a la capacidad del negocio de seguir utilizando su flujo libre de caja para reinvertirlo en el negocio. Por eso sólo tenemos 35 valores en cartera, somos muy cuidadosos en las empresas en las que invertimos.¿Es habitual que tenga tan poco?Solemos tener entre 30 y 40, sí. Es una cartera muy concentrada, por dos razones: no hay muchas empresas que pasen nuestros filtros, y también, que yo creo firmemente en tener una cartera de alta convicción, particularmente si eres inversor de largo plazo. Tener muchos valores diluye las mejores ideas. Por eso, entre los mejores inversores que han existido se suelen ver carteras de este tipo.Un gestor comentaba hace poco que en los próximos años va a ser muy difícil logar un 4% anualizado sin asumir mucho riesgo, salvo en emergentes. ¿Está de acuerdo?Sí. Cada vez es más y más difícil encontrar activos en el mundo que tengan bajo riesgo. En Europa hay mucha deuda en negativo. Me parece una locura que haya gente dispuesta a invertir en bonos con rentabilidad negativa mientras evitan comprar mercados emergentes a un PER 11 que, si se invierte, es una rentabilidad esperada de casi el 10 por ciento. Los mercados emergentes están ahora baratos y el sentimiento es bastante negativo, lo que suele ser una buena oportunida de entrada. Es verdad que tienen mala reputación por ser mercados más volátiles, pero creo que, especialmente desde la crisis, los inversores confunden el riesgo con la volatilidad de los precios. Eso es un error. Si no quieres recoger beneficios, la volatilidad no es un riesgo.Con miras al largo plazo, digamos, 10 años, ¿qué retornos cree que va a poder conseguir?Nuestro objetivo es alcanzar un retorno anualizado del entorno de 300 puntos básicos por encima del índice de referencia, del MSCI EM World. No puedo hacer estimaciones de cuánto va a hacer el índice, pero sí puedo decir que históricamente ha generado entre el 8 y el 9 por ciento anualizado. Creemos que podemos conseguir un alfa del 3 por ciento, por encima de ese resultado. No hay razón por la que no podamos alcanzarlo, aunque habrá años que no serán tan buenos en rentabilidad.¿Cómo es la distribución geográfica de su cartera?Nos fijamos primero en los valores. Intentamos encontrar lo mejor, al margen de dónde estén situados en el mundo emergente. Una vez están identificados, empezamos a pensra cual es la situación macro, qué puede ir mal en su país... etc. Con eso en mente, un mercado en el que ahora tenemos bastante exposición es Brasil. Hemos encontrado buenas empresas y el país está experimentando algunos cambios positivos, como la reforma de la seguridad social, enormemente importante. A largo plazo puede rebajar el coste de capital del país. También, la inflación está ahora al 3 por ciento. En toda mi carrera, nunca había visto unas tasas tan bajas de inflación en Brasil. También nos gustan Indonesia y China. Al margen de la guerra comercial, tienes que mirar qué están haciendo realmente las empresas, y hay algunas firmas fantásticas, que van a prosperar pase lo que pase con el conflicto con Estados Unidos. También nos gusta India, aunque es cierto que las valoraciones son ahora estrechas.¿Tiene exposición a Turquía?No. Ninguna. No nos gusta nada la pinta que tiene el país en cuanto a la macro. Consideramos que las políticas del presidente Erdogan son... erráticas, digamos. Solíamos tener algo, hasta mayo del año pasado. El punto final fue cuando hizo a su yerno ministro de Finanzas. Fue ahí cuando dijimos: "No, gracias".¿Cómo de importante es para usted que el equipo gestor se 'juegue la piel' en la compañía?Enormemente importante. Una de las grandes diferencias entre los emergentes y los desarrollados es que, en estos últimos, la mayor parte de empresas están controladas por el mercado, inversores de largo plazo como los fondos de pensiones. En los emergentes tienes muchas empresas que todavía están controladas por la familia fundadora. Eso a veces es muy positivo, porque están pensando en la siguiente generación cuando gestionan.