Medio ambiente

Monos extorsionadores, peligro para los turistas en Bali y desconcierto para los científicos

  • Los macacos del templo de Uluwatu tienen una pulida técnica de chantaje
  • El más mínimo descuido de los turistas supone una oportunidad para ellos
  • Sus dotes para el robo las complementan con la técnica de extorsión

EcoDiario.es

Hay que ir precavido para visitar el templo de Uluwatu, en Bali. Más allá de que lo fundamental de llevar un calzado cómodo y agua para afrontar el más que probable sofoco indonesio, las guías de viaje ya recogen una advertencia que también hacen los locales a los turistas: cuidado, los macacos, extorsionan.

Tal vez el consejo no sea literal pero es resumen de lo que ocurre con frecuencia en esa visita cultural. El más mínimo despiste del turista que va vestido como tal -gafas de sol, comida, cámara de fotos y teléfono móvil incluidos- es una oportunidad para uno de los monos de cola larga que habitan entre las ruinas del siglo XI. Son tan amigos de lo ajeno que han desarrollado una táctica de chantaje tan pulida que ha sido estudiada.

Por ejemplo, el mono coge las gafas de su víctima, que intenta recuperarlas ofreciéndole un plátano. Si el mono no lo acepta como moneda de cambio, insistir no valdrá de nada. El mono se quedará con las gafas de rehén hasta que la oferta sea de su gusto. Y todo con una pose desafiante en la que el turista es el débil.

Sus dotes para el robo lo complementan con la técnica de extorsión. Así lo reflejan los vídeos grabados durante un mes en Uluwatu por investigadores que han estudiado el comportamiento de estos animales analizando 200 robos. Uno de los datos más sorprendentes es que las crías son enseñadas desde pequeñas en el arte del hurto a humanos. Arte que no ha sido desarrollado por otras especies de monos de la zona.

Frans de Waal estudió este comportamiento en monos capuchinos. Según recoge Gizmodo, este primatólogo descubrió que esos monos tienen el sentido de la equidad desarrollado, es decir, que saben si lo que se les da es justo o no. Y si no lo es, se enfadan. Pero el caso de Bali es aún más llamativo al tratarse de monos salvajes que no han pasado por experimentos de investigación; es decir, han llegado a esa forma de pensamiento por su cuenta.