Extremadura, la región del agua con 1.500 kilómetros de costa agua dulce
Knowi
La comunidad extremeña cuenta con 1.500 kilómetros de costa de agua dulce, casi nada. El Tajo, el Guadiana y el Guadalquivir atraviesan una geografía plagada de contrastes en la que además de la llana meseta, nos podemos encontrar escarpadas montañas rodeadas de piscinas naturales, gargantas, pozas, embalses, pantanos y hasta una playa de agua dulce, la de Orellana. Extremadura se consolida como un perfecto destino vacacional para los que buscan paisaje, deporte, relax, cultura, historia y gastronomía. Salud en estado puro.
Acercarse a Extremadura desde el Norte de Cáceres es toda una sorpresa para la vista. Verde y más verde, montañas y puertos que alcanzan considerables alturas y desde los que se divisan pequeños pueblos ubicados en las laderas y en los valles. Y sol, y un cielo azul que obliga a buscar sombras y agua. Y agua es lo que encuentras. Por todas partes. Una poza, una piscina, un arroyo, cascadas y gargantas de complicado acceso entre las montañas que se convierten en protagonistas del verano extremeño. Auténticos tesoros para la vista, el cuerpo y la mente., como sostienen desde Knowi.
El destino elegido para descansar el fin de semana fue el Valle del Jerte, en la provincia de Cáceres. Conocido por sus deliciosas cerezas fuera y dentro de la comunidad, es todo un tesoro natural plagado de gargantas naturales (hasta 14) y precisamente donde se ubica una de las más conocidas de toda la provincia, la Garganta de los Infiernos, dentro de la Reserva Natural Garganta de los Infiernos. Una extensión de 6.927,5 Has, que atraviesa los términos municipales de Jerte, Cabezuela del Valle y Tornavacas. El destino perfecto para una jornada de deporte, relax y baños en las aguas frías y cristalinas de las piscinas naturales de Los Pilones, uno de los lugares de obligada visita, un paisaje de los que no se olvidan.
Los Pilones son un total de 13 piscinas naturales que se han ido formando en la roca por la erosión del agua sobre el granito y que van descendiendo a lo largo de la montaña conformando un paisaje sorprendente. Bañarse en sus aguas, buscando la sombra de los árboles, sentándose sobre el mismo granito se puede conseguir tras una asequible ruta por la montaña de 3,5 kilómetros de subida que proporcionan increíbles vistas al valle. Y paz, y tranquilidad, salud a fin de cuentas. El acceso principal a Los Pilones está entre los pueblos de Jerte y Cabezuela del Valle y tras la caminata pocas cosas reconfortan más que el paisaje y un chapuzón en uno de sus pilones. Y la ruta es asequible para todo el mundo independientemente del estado de forma física. El camino está debidamente señalizado y discurre entre rocas por medio de la montaña. Un perfecto ejercicio de piernas antes de llegar al paraíso.
Una vez que llegamos, toca buscar sitio y pisar con cuidado. Rocas y más rocas que nos proporcionan el camino para llegar a nuestro ?pilón?, plantar la toalla, ponernos el calzado adecuado para sumergirse (importante para no dañar los pies) y disfrutar de los efectos del agua fría para la piel y la salud. Y es que el agua salada es buenísima para la salud, pero el agua dulce y fría de la montaña cacereña no se queda atrás.
Un buen baño en agua fría nos proporcionará una piel saludable y más joven, fomenta la buena circulación, activa y fomenta los mecanismo de defensa y estimula el sistema inmune. Además contribuye a calmar la piel y a luchar contra eccemas, picores o ronchas. Eso sí, no es aconsejable después de la caminata para acceder a Los Pilones, tirarse de golpe al agua, podemos sufrir un shock termodiferencial que nos puede provocar vómitos, mareos, naúsesas, etc. Lo más aconsejable es mojarse poco a poco la nuca, el estómago y las muñecas y tener cuidado con las comidas copiosas.
Los más atrevidos se tiran desde varios metros de altura, pero el agua es accesible para todos, especialmente la zona más baja, un remanso de paz para el disfrute de los más pequeños. Los Pilones son descanso, diversión y agua, pero la Reserva al completo permite realizar todo tipo de deportes y rutas para conocer a fondo el paisaje, su vegetación, su abundante flora y su fauna. De hecho hay mucho deporte de aventura, no sólo en esta zona de Cáceres, sino en toda la comunidad.
Cáceres y Extremadura son mucho más que esta Reserva; es un territorio de naturaleza virgen y de rinconces exquisitos que desde luego contribuirán a alejarnos de nuestras obligaciones diarias, llevándonos al descanso y la desconexión tan necesarias hoy en día y que tanto contribuirán a mejorar nuestra salud. El verano es para disfrutar y descubrir, y Extremadura un gran destino para ello.