El 'fracking' convive con el crudo en 50 dólares
Juan Antonio Montoya, Víctor Blanco Moro
La técnica de fractura hidráulica para extraer petróleo ha conseguido sobrevivir a la guerra de precios que le declaró la Organización de Países Exportadores de Petróleo, liderada por Arabia Saudí. Las grandes petroleras tratan ahora de utilizarla eficientemente, mientras la OPEP se prepara para bajar su producción en noviembre. GRÁFICO: El camino del crudo desde que empezaron los descensos, y los encuentros de la OPEP
La guerra de precios entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo -OPEP-, liderada por Arabia Saudí, y el fracking, ha dado un vuelco durante los últimos días con el acuerdo entre la Organización para reducir producción.
Quien pensase que dicha guerra acabaría con la técnica de extracción en auge en Estados Unidos se ha equivocado: la estrategia de Arabia ha cambiado de rumbo y la técnica de la fractura hidráulica sigue viva y coleando. Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, el fracking supone en torno a la mitad de toda la producción de crudo y gas en el gigante norteamericano.
Los expertos destacan que será la responsable de evitar que el precio del petróleo repunte ahora más allá del entorno de los 55 dólares, a pesar del frenazo en la extracción que pueda llevar a cabo la OPEP, ya que muchos pozos de fracking, ahora paralizados, empezarán a ser rentables con el precio del crudo por encima de 50 dólares.
De hecho, las grandes productoras están intentando meter la cabeza en la nueva forma de extraer, para que sustituya a los grandes proyectos que ya no son rentables -las plataformas de petróleo en alta mar y grandes pozos que necesitan precios mayores para generar beneficios-.
Empresas como BP y Exxon Mobil, gigantes de la industria del oro negro, están moviéndose en esa dirección, pero aún deben demostrar su capacidad para dominar esta técnica, innovadora y que requiere de mucha flexibilidad, ya que el coste de extracción varía tanto que puede ser muy diferente en un mismo yacimiento, dependiendo incluso de la orientación en la que se taladre la roca que acumula el petróleo de esquisto.
Desde The Wall Street Journal se refieren a la llegada de las petroleras tradicionales como la "segunda ola" de la revolución del fracking, pero explican que este tipo de pozos gestionados por las grandes petroleras todavía no compiten con los de las empresas que llevan años trabajando con esta técnica. Según el diario, los gigantes han tenido que llevar a cabo amortizaciones de más de 20.000 millones de dólares por ello: Exxon Mobil, por ejemplo, encadena seis trimestres de pérdidas en su negocio de perforación en EEUU.
Este negocio de Exxon, además del de otras empresas como Shell y Total, ya sufría pérdidas antes de que empezase el desplome del crudo, en junio de 2014. Para hacerse una idea, los pozos de fracking que han perforado BP, Shell, Exxon y Chevron, en 2014 y 2015, han sido un tercio menos productivos que la media de los 10 operadores habituales de fracking, según datos de NavPort, que recoge el diario.
A pesar de todo, es una técnica que sigue puliéndose. Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, destaca que "al ser una tecnología relativamente nueva, los progresos en I+D+i y la experiencia que van adquiriendo los productores harán que se mejore y por tanto resulte cada vez más barata la extracción".
Acuerdo, ¿y ahora qué?
El acuerdo de la OPEP al que Rusia parece estar más que dispuesta a entrar, se ha producido tras años de negociaciones infructuosas entre los miembros de la Organización. La OPEP decidió de forma histórica en 2014 no reducir ni congelar su producción, cuando los precios del crudo ya se estaban viendo presionados a la baja.
El principal motivo que manejaba era intentar controlar la producción de países como EEUU que, gracias a la técnica del fracking, se estaba viendo muy incrementada en los últimos años. Aunque los expertos explican que los costes de extracción varían enormemente entre cada productor, los más altos se veían contrarrestados con el precio del crudo.
Las caídas no se hicieron esperar y en sólo dos años el crudo ha perdido más de la mitad de su valor. Los peores momentos los vivió a comienzos de este año, llegando a ceder los 30 dólares, mínimos nunca vistos desde 2003. Aunque desde entonces cada barril ha logrado sumar cerca de un 85%, hasta la zona de los 50 dólares, la reducción del precio del petróleo "ha impactado muy negativamente en las cuentas de algunos países miembros de la OPEP", señala Tomás García-Purriños, experto en petróleo y gestor de MoraBanc.
Para él, esta situación, ligada a que Arabia Saudí había logrado recuperar cota de mercado y la producción no-OPEP no ha caído tanto como podría, les ha llevado ahora a modificar su estrategia. Es por ello que, tras varios encuentros destinados a rebajar la producción sin resultado, los miembros optaron a finales de septiembre por recortarla, de 33,4 millones de barriles diarios a 32,5 millones a lo largo de 2017, para impulsar los precios.
Sin embargo, con su incremento productivo de septiembre, conocido hace apenas una semana, el número que tendrán que reportar asciende hasta los 900.000 barriles al día. Dicho acuerdo parece dar sus señales ya que, desde que se anunciara el 28 de septiembre, el Brent repunta un 12,5 por ciento, hasta los 51,7 dólares, y el West Texas un 12,3, hasta los 50,2 dólares. Para Nicolás López, director de análisis de MG Valores, el acuerdo se ha alcanzado ahora porque existen "las circunstancias para que tenga cierto efecto sobre los precios del crudo". Y es que la OPEP ha logrado con el hundimiento de los precios "una reducción de la producción en EEUU importante: de 9.600 millones a 8.500 millones de barriles al día".
Un 'tope' a las subidas
Sin embargo, la intención de la OPEP podría encontrar nuevamente freno en el fracking. Y es que, tal y como señala Álvaro García-Capelo, analista de XTB, "el coste de extracción por medio del fracking se ha conseguido reducir de unos 60 dólares a 45 dólares por barril", lo que provoca que, a precios actuales, la práctica ya sea rentable. Algo que se aprecia en los pozos activos de Estados Unidos que contabiliza la petrolera Baker Hughes, que se han incrementado en un 35,4%, más de 110, desde que marcaran su menor nivel en junio.
Ahora, desde Goldman Sachs, indican que los mercados mundiales de petróleo continuarán con un "exceso de oferta importante" en 2017 por el restablecimiento de la producción en Nigeria y Libia tras las interrupciones, la fortaleza de la producción de shale en Estados Unidos y el comienzo de proyectos importantes encargados en los últimos 10 años, aseguraba recientemente su director de estudios de mercado de materias primas, Jeff Currie, en una entrevista con Bloomberg. Concluye indicando que "es difícil para este mercado rebasar los 55 dólares por barril", ya que en EEUU los precios actuales permitirán seguir con las perforaciones. Mientras, Citigroup ve su precio en los 65 dólares para 2017.
¿Peligra la cuota de la OPEP?
Según los últimos datos de la Agencia de Información Energética de EEUU, la ucota de mercado de la OPEP supone el 42% del total de crudo. Nicolás López lo tiene claro: lo lógico ahora, después de recortar, es que se reduzca este porcentaje porque "sólo si el resto de productores rebajaran su producción, lo que es improbable, las cosas se mantendrían como están". En la misma línea, Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, cree que la organización está destinada a perder cuota "aunque seguirá siendo el bloque con mayor influencia", algo que la llevará a ir cediendo "poco a poco su poder en el mercado del petróleo como consecuencia de la aparición del no convencional".
Para Álvaro García-Capelo, "si la OPEP pierde poder a la hora de imponer un camino único sensato para todos sus miembros", mientras los que no forman parte de ella siguen incrementando su posición y ganando cuota de mercado, "podría verse, con el paso del tiempo, como la organización va perdiendo relevancia y control sobre los precios".
En esta línea hablaba antes del acuerdo el presidente de Ecuador. Rafael Correa, quien aseguró que "la OPEP se ha debilitado y hay peligro de que se desintegre".
No todo los expertos son tan alarmistas. García-Purriños señala que "no tendría demasiado sentido que desapareciera, pero sí es lógico pensar que intentaría cada vez más llegar a acuerdos con otros países", al mismo tiempo que reconoce su gran influencia moviendo el precio del crudo durante sus conversaciones.
López-Gálvez añade que "a día de hoy es impensable que la OPEP se desintegre, pero no se puede negar que poco a poco irá perdiendo su poder en el mercado del petróleo como consecuencia de la aparición del crudo no convencional".
Con todo, después de los esfuerzos de la OPEP parece que la industria tradicional está abocada a compartir su espacio con el fracking.