La gran losa para el petróleo y el gas: una deuda de más de 2,5 billones de dólares
José Luis de Haro
Cuando parecía que el petróleo había tocado fondo y que magnates de la fracturación hidráulica como Harold Hamm comenzaban a lamer sus heridas (el multimillonario ha recuperado en lo que va de año 1.700 millones de dólares), el crudo vuelve a caer en picado. La situación sigue siendo extrema, con algunas exploradoras de esquisto produciendo a 37 dólares el barril en los pozos de Bakken mientras la sangría de despidos y recortes siguen dictando el futuro a medio plazo dentro de la industria.
Según informaba el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), uno de los principales problemas que influye en los precios del petróleo es el elevado endeudamiento de las compañías energéticas. De acuerdo con su último estudio, la deuda total de las petroleras y gasistas a lo largo del mundo se ha duplicado hasta tocar los 2,5 billones de dólares el año pasado desde el billón de dólares registrado en 2006.
Con los precios del crudo recortando un 60% desde mediados de 2014, la organización alertaba en un informe elaborado por Dietrich Domanski, Jonathan Kearns, Marco Lombardi y Hyun Song Shin que los inversores podrían perder pronto el apetito por los activos relacionados con el sector y generar una venta masiva en el mercado de bonos corporativos.
"El mayor endeudamiento podría haber amplificado las dinámicas del descenso de los precios del crudo", advertían los autores del informe, que aseguraron que la tendencia revela riesgos para el sistema financiero que van más allá de la banca tradicional. "El rápido incremento del apalancamiento genera exposiciones de riesgo en el sector corporativo no financiero que se podrían transferir a todo el sistema financiero global", señalaba el documento. "Las ventas de deuda de compañías petroleras podrían contagiarse a los mercados de deuda corporativa si los inversionistas intentasen reducir el riesgo en sus carteras".
Según informaba la agencia Bloomberg, la última caída en los precios del crudo, que ha borrado un 15% del valor del oro negro desde el pasado 4 de marzo, ha eliminado alrededor de 7.000 millones de dólares dentro del mercado de renta fija de alto rendimiento emitida por compañías energéticas. Un hecho que ha vuelto a poner en duda la sostenibilidad de mercado de deuda de alto riesgo relacionada con el sector petrolero y el boom del esquisto en EEUU, que mueve alrededor de 120.000 millones de dólares.
De hecho muchas empresas de pequeño y mediano tamaño, que continúan bombeando crudo pese a que ello suponga cuantiosas pérdidas, se han visto obligadas a seguir emitiendo deuda para subsistir. Los cálculos de Bloomberg estiman que en lo que llevamos de año se han emitido 9.400 millones de dólares en deuda con alto riesgo de impago, lo que duplica la cantidad registrada en 2014 por estas mismas fechas.
Las compañías petroleras en EEUU han reducido ya el gasto entre un 20 y un 60% además de haber eliminado más de 30.000 puestos de trabajo, de acuerdo a los datos recopilados por Reuters. La agencia de calificación Moody´s estima que alrededor de una quinta parte de las empresas de exploración y producción en América del Norte reducirán drásticamente sus presupuestos en más de un 60 por ciento este año, mientras que más de la mitad recortará el gasto en al menos un 40%.
Como ocurrió en la crisis financiera de 2008, que no sólo culminó con el colapso de Bear Stearns o Lehman Brothers sino que generó la mayor recesión económica desde la Gran Depresión de los años 30, el posible efecto dominó entre la banca y el auge del esquisto también muestra una sintomatología similar pero a menor escala. Morgan Stanley advertía recientemente en un informe que los bancos regionales que operan en áreas donde abundan las operaciones de esquisto, véase Bakken, Eagle Ford, Niobrara o Permian, podrían sufrir pérdidas debido al declive en los precios del crudo. Curiosamente, entidades bancarias con poco más de 1.000 millones de dólares en activos, como International Bancshares, Guaranty Bancorp o Cullen/Frost Bankers son las más expuestas a estas regiones.
Como explicaba a la CNN el célebre analista bancario, Dick Bove, de Rafferty Capital Markets, "el riesgo de los pequeños bancos en Texas o en Dakota del Norte va más allá de la extracción de petróleo". "Han financiado las casas de los trabajadores que viven cerca de estos pozos además de un sinfín de instalaciones que sobreviven gracias a la industria de la energía por lo que la caída en los precios del crudo supone un gran problema para los bancos, particularmente los estrechamente relacionados con las áreas de producción", dijo.