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"Quiero poner mi experiencia al servicio de todos los abogados"

  • "Estaría más cómodo con mis actuales responsabilidades. Me voy a servir"
  • "El colegio es, en este momento, inútil. Es un cascarón vacío"
  • "La tecnología nos está cambiando y en el Colegio no tienen ni idea de esto"
El candidato José María Alonso. <i>Elisa Senra</i>

Ignacio Faes

José María Alonso no tenía previsto presentarse como candidato a decano del Colegio de Abogados de Madrid. Asegura que la candidatura nace a finales del año pasado cuando sus compañeros le trasladaron que el Colegio "no funciona" y le animaron a presentarse. "Esto para mí no fue suficiente. Lo que más me ha movido es el abandono en el que el Colegio ha situado a los jóvenes abogados". Alonso se considera "un privilegiado" que ahora tiene "la obligación moral" de ayudar a todos los letrados. Confiesa que, de joven, quiso ser piloto de aviación pero la presión familiar le obligó a cambiar de planes. Su pasión por los aviones le hizo matricularse, tras aprobar un bachillerato de ciencias, en ingeniería aeronáutica. Fue uno de sus profesores del colegio el culpable de que, finalmente, comenzara la carrera de Derecho con la ambición de aspirar a la Carrera Diplomática. Tras sus primeras prácticas en el despacho del profesor Díez-Picazo, se "enamoró" de la profesión.

¿Qué es lo que le trasladaban sus compañeros para animarle a presentarse?

El colegio es, en este momento, inútil. Aunque parece que se hacen muchas cosas, no es así. Es pura apariencia. La abogacía cada vez pintamos menos en plano político y social. Tenemos que tener una posición, una voz y una capacidad de acción que no tenemos ahora. El cambio tiene que ser radical. De este modo, conseguiremos que los abogados tengan más orgullo. Dicen que han creado 30 secciones, pero el 80 por ciento son cascacarones vacíos.

¿Qué es lo más urgente que necesita el sector?

Alguien que le defienda, y tiene que ser el Colegio. Lo primero que haré, si soy elegido, será poner en marcha el defensor del abogado y nombrar una persona para desarrollar esta labor. No es lógico tener una simple aplicación para el móvil como existe en este momento. Hay que dotar a una persona de todo lo necesario para que empiece a operar de una forma efectiva.

¿Cuál es su motivación para estar al frente de la institución la próxima legislatura?

Quiero trasladar mi experiencia al Colegio para ponerla al servicio de todos los compañeros. Producir resultados es lo que he hecho toda mi vida y, ahora, espero trasladarlo a la institución. Desde luego, no me mueve ninguna ambición personal. Ganaría mucho más dinero y estaría en una posición mucho más cómoda manteniendo mi condición de socio director de Baker McKenzie, que podría conservarla durante varios años más. Si me voy al Colegio, es para servir.

Su programa pone el foco en la formación. ¿Qué ofrece en este sentido?

Necesitamos potenciar los asuntos de formación y la búsqueda en el empleo. Tenemos que tener las mejores bases de gestión del conocimiento y debemos acelerar la digitalización del Colegio. Mantendremos también una relación con la Universidad muy estrecha para garantizar el acceso a la profesión y al mercado de trabajo.

Son muchas las inquietudes de los abogados en torno al futuro. La tecnología ha llegado al sector para quedarse. ¿Qué les diría?

Esto está ya aquí y está cambiando la manera de trabajar tradicional que tenemos los abogados. El Colegio no está informando de estos cambios. No tiene ni idea de lo que está pasando en la profesión. Yo estoy en organizaciones que dedican millones de dólares a la investigación y la información. Quiero poner todo lo que he aprendido al servicio de los demás.

Parece que el futuro está con usted. Ha conseguido el apoyo de los jóvenes.

Mi candidatura es absolutamente transversal, aunque es cierto que estamos muy apoyados por los jóvenes. Como decía, es lo que me ha movido a presentarme. Tengo mucho contacto con ellos y confío en las nuevas generaciones de abogados.

¿Ve mucha diferencia respecto a los letrados de su generación?

Antes, las ambiciones estaban centradas en el desarrollo profesional. Las nuevas generaciones valoran mucho más el desarrollo personal. Tienen unas ambiciones mucho más amplias. En mi despacho, hay peticiones constantes de irse a trabajar fuera, pero no a los sitios estrella como sucedía antes.

¿Qué consejo le daría a un recién licenciado -ahora graduado- para alcanzar el éxito en su futuro profesional?

El secreto es trabajar con excelencia y en equipo. Que huyan del individualismo.