Emprender, una estrategia clave para crear empleo y riqueza en un país
- La iniciativa privada, como las incubadoras de 'startups', favorecen el ecosistema
- El emprendedor en España suele tener un alto nivel de preparación
Irene Bohoyo
Más del 99% del tejido empresarial español está compuesto por pequeñas y medianas empresas; son el motor de la economía y la palanca para la transformación en la que ya estamos inmersos, imprescindibles además para acometer los retos a los que nos enfrentamos en el futuro más inmediato. Todas y cada una de ellas nacieron con el esfuerzo, la ilusión y el empeño de emprendedores, figura primordial para que el país avance, pues son los principales creadores de empleo y, por tanto, de riqueza.
"En España lo mejor sin duda es el creciente espíritu emprendedor entre perfiles muy complementarios", dice Joaquín Dávila, responsable del Departamento de Formación Online y Desarrollo en IEB, "tenemos muchos perfiles senior emprendiendo y, a la vez, cada vez más perfiles más Junior que pueden aportar mucho. En IEB, vemos a diario alumnos de nuestros grados universitarios que comienzan a emprender incluso en su etapa de estudiantes".
El ecosistema económico español favorece el emprendimiento fundamentalmente por la iniciativa privada, como las incubadoras de startups o la inversión de grupos empresariales en proyectos disruptivos e innovadores. Sin embargo, también se abre un horizonte esperanzador en cuanto a la inversión pública gracias a los fondos Next Generation EU, que están llamados a dar el impulso necesario para la transformación de la economía de nuestro país.
Formación para emprendedores
"Desde el punto de vista de las capacidades, el talento emprendedor en España suele tener un alto nivel de preparación y unas capacidades como el trabajo, el esfuerzo, la implicación y la visión comercial y de negocio". El talento y la actitud están presentes en el capital humano, de eso no hay duda. En este contexto, uno de los grandes retos a los que se enfrenta el mercado laboral español, y en especial en el caso del emprendimiento, es el de la adaptación de la formación a la demanda de determinados perfiles. Es decir, crear un abanico de disciplinas que se ajusten a las necesidades del mercado, y que la formación favorezca el desarrollo de profesionales que aúnen lo eminentemente académico con la aportación práctica de las becas en empresas.
"Para que la formación se adapte al mercado laboral" apunta Joaquín Dávila, "es indispensable que las instituciones académicas, las empresas, los profesionales en activo y los alumnos actúen de manera unida y alineada. La formación debe estar siempre orientada hacia el desarrollo profesional y la adquisición de capacidades y conocimientos que pueden ser luego puestos en práctica".
En este contexto, en las etapas iniciales de un proyecto es necesario realizar importantes desembolsos, por lo que conocer las ayudas tanto del ámbito público como del privado puede ser crucial a la hora de contar con los recursos necesarios.
Entre las más accesibles a nivel estatal se encuentran medidas como la tarifa plana de 60 euros en la cotización a la Seguridad Social durante los 12 primeros meses de actividad; la retención del IRPF del 7% en lugar del 15% habitual durante los 3 primeros años de actividad; o la compatibilización para autónomos menores de 30 años del cobro de la prestación por desempleo durante los 9 primeros meses de actividad.
En el caso de necesitar más capital existen varias ayudas como las líneas ICO para emprendedores. También se puede acceder a las líneas de Avales SGR para Pymes, que consisten en ayudas materializadas a través de avales bancarios que ofrecen Sociedades de Garantía Recíproca, las líneas ENISA que se distribuyen en cuatro ámbitos: jóvenes emprendedores, emprendedores, competitividad y Agenda Digital; el programa Spain Startup Co-Investment Fund, que busca apadrinar proyectos con una elevada base industrial y tecnológica; o el Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM), entre otras.
A nivel privado, los emprendedores también pueden acceder a financiación a través de iniciativas como Santander X, un ecosistema de emprendimiento universitario. De este modo, la entidad oferta diversas convocatorias en las que los solicitantes pueden acceder a becas para impulsar sus ideas.
Emprender para mejorar la sociedad
El emprendedor se caracteriza por ser capaz de identificar las carencias en la oferta, las necesidades en la demanda, y por buscar soluciones para unir ambos cabos sueltos. Y esto es aplicable a todo el tejido social, a todos los sectores y ámbitos de nuestra vida. Prueba de ello es la cantidad de proyectos y empresas que nacen para impulsar la sostenibilidad en todas sus facetas: la sociedad tiende a un consumo más responsable, y cada vez son más los consumidores que optan por consumir bienes y servicios de marcas que se esfuerzan por respetar el medioambiente, luchar contra el cambio climático, paliar las desigualdades territoriales y de género.
"Los criterios sociales están siendo sin duda una gran mayoría de las iniciativas emprendedoras en España", dice Dávila al respecto. "Los nuevos perfiles profesionales cada vez más y las nuevas generaciones, quieren trabajar y aportar proyectos que tengan impacto social, quieren que sus empresas sean algo más que un negocio, ver la aportación que realizan a la sociedad".
Y va más allá: "También el impacto social buscado muchas veces es el de crear una sociedad más digital, más fácil, más conectada, en definitiva, aprovechar las nuevas tecnologías para hacer proyectos que cambien el estado actual y mejoren y faciliten la manera de hacer las cosas". Una digitalización en la que el mundo entero está inmerso, y que se aceleró con la crisis provocada por la pandemia, cambiando para siempre nuestra forma de relacionarnos, de consumir, de comunicarnos, de informarnos y un largo etcétera.
De hecho, esta crisis ha supuesto el auge de varios negocios. Véase, por ejemplo, los profesionales y empresas especializadas en comercio electrónico y logística, los proyectos de formación online, aquellas empresas especializadas en la digitalización, o las compañías de reparto.
Sea cuál sea el plan que se quiera desarrollar, el primer paso es creer en las propias ideas con tal convicción como para trabajar en ella durante muchas horas y embarcar en ese viaje a más personas.
Consejos para dar vida a una idea
Dicho esto, desde la organización Red Autónomos ofrecen una serie de recomendaciones para afrontar con éxito este camino. La primera de ellas es no moverse solo por dinero. "Busca una actividad que realmente te llene y con la que sientas que estás aportando algo verdaderamente útil a los demás. De esta forma, ganar dinero deja de ser tu único objetivo y te puedes centrar en otras cosas importantes como la posibilidad de innovar dentro de tu sector o de llevar tu producto o servicio a personas con menos recursos. Se trata de que busques tu propio salario emocional".
Otro de los consejos es anticiparse a lo que está por llegar, ya que uno de los principales errores que puede cometer un emprendedor es quedarse rezagado. "No es sencillo, pero si te mantienes al día con tu formación, acudes a ferias y eventos relacionados con tu sector y prestas atención a lo que ocurre dentro de tu área profesional, podrás anticiparte a todo lo que esté por llegar o, al menos, te podrás adaptar lo antes posible", señalan desde Red Autónomos.
Por otro lado, es importante separar las finanzas personales de las del negocio. Así, es recomendable que el emprendedor se ponga un sueldo y guarde siempre algo de dinero para reinvertirlo en la empresa. Otra de las claves para hacer prosperar un negocio emergente es no rendirse pese a los obstáculos, ser honesto, desarrollar un buen liderazgo, escuchar a los clientes, delegar, pero mantenerse al frente del negocio y aprender de los errores.
En un contexto en el que los expertos anuncian que un alto porcentaje de los empleos que se conocen hoy día no existirán en dos décadas, el emprendimiento se convierte en una palanca de cambio que ayuda a crear nuevos puestos de trabajo para perfiles eminentemente digitales, en un entorno cada vez más virtual, donde la Inteligencia Artificial y los algoritmos serán clave, pero tras los cuales siempre deberá existir el talento humano.
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