La Ciudad azul

'Car-sharing', una alternativa verde con mucho futuro

  • Cada vehículo de este tipo saca 20 coches de la calle
  • En España, los usuarios de este servicio ya superan el medio millón
Imagen: iStock.

Gonzalo Urdiales

El pasado 10 de junio, el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) publicó su Avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) correspondiente al año 2018. Las buenas noticias se concentran en la reducción general de las emisiones, de un 2,2%. La razón de este éxito relativo es fundamentalmente el aumento de la generación de energía hidráulica y renovable, que ha posibilitado una caída del 15,5% de las emisiones vinculadas a la generación eléctrica.

El resto, sin embargo, de los sectores han aumentado su contribución. En un año con un crecimiento económico del 2,6%, las emisiones producidas por el transporte aumentaron un 2,7%. El dato es relevante por cuanto este rubro aporta por sí solo el 27% del total de las emisiones de GEI. El aumento habido en 2018 se debería, según el Miteco, a la subida de emisiones del transporte por carretera, que aglutinan un cuarto del total de emisiones del inventario.

Así pues, parece claro que actuar sobre el transporte es un requisito para reducir la contaminación y mitigar los efectos del cambio climático. En los últimos años, y sobre todo con las grandes ciudades como protagonistas, hemos asistido al surgimiento de nuevas formas de movilidad sostenibles. El denominador común suele incluir medidas de impulso al transporte público y la disuasión del uso del vehículo privado, entre otras. El préstamo o uso temporal de vehículos -lo que se conoce como car-sharing- es una fórmula en auge.

Una cuestión de eficiencia

Hay varias modalidades de car-sharing. La idea básica, claro es, está en que varias personas hagan uso del mismo vehículo para realizar un desplazamiento o parte de un viaje. Así, puede ocurrir de manera informal -por ejemplo, un acuerdo entre amigos, compañeros de trabajo, etc., para compartir coche en trayectos frecuentes- o a través de una organización, generalmente una empresa, que se hace cargo de la flota y cobra por su utilización.

En este segundo caso, cabe distinguir entre sistemas sin base fija (free-floating o one-way), en los que los vehículos se toman y se dejan en cualquier lugar dentro de la zona permitida, y sistemas con base fija (station-based o round-trip), en los que el vehículo se coge y se deja en el mismo punto.

En España, en los últimos años hemos asistido al surgimiento de modalidades free-floating de coches, de la mano de empresas como Car2go (perteneciente a Daimler), Emov (PSA), Zity (Renault y Ferrovial) o Wible (KIA y Repsol). Dentro del territorio nacional, estas compañías están establecidas fundamentalmente en Madrid, donde conviven con diversas otras que ofrecen uso compartido de motos y patinetes.

La flota estimada de coches compartidos en Europa era de 370.000 vehículos en 2018

La compañía Ibilkari, nacida en 2009, fue una de las primeras; presta este servicio en Bilbao. En otras ciudades importantes, diferentes empresas no han terminado de cuajar sus modelos; mientras que en Barcelona o Valencia la falta de regulación ha complicado su despliegue.

En un escalón superior podrían englobarse las firmas de alquiler flexible de vehículos, donde firmas como Bluemove, Drivy, Ubeeqo, Respiro o Bipi han modernizado el alquiler clásico con un servicio más cómodo y ágil (recogida en casa, préstamo por horas o pocos días). En este rango participan también algunas de los proveedores de car-sharing urbano, así como las empresas de alquiler tradicional.

Más es menos

Las ventajas para el usuario de estos servicios son múltiples. Su coste es mucho menor que el derivado del coche en propiedad: aquí no hay coste de adquisición, seguros, impuestos o gastos de mantenimiento -ni de repostaje, generalmente-. En España, la gran mayoría de los vehículos empleados en estos esquemas son eléctricos o híbridos, por lo que sus emisiones son muy reducidas y encuentran menos restricciones de estacionamiento -a lo que se añade la facilidad por su en general reducido tamaño-.

Pero los beneficios alcanzan al grueso de la sociedad. Las experiencias recientes demuestran que, en promedio, "cada vehículo de car-sharing saca 20 de la calle", como señala a este periódico Pau Noy, presidente de la Asociación Española de Car-Sharing (AECar-Sharing). Según el informe Acelerar la implantación del car-sharing, a cargo de Noy, la experiencia de Alemania señala más ventajas para el medio ambiente. En ese país, el 78% de los usuarios -en 2017- de car-sharing no disponía de vehículo partícular. Este valor es cuatro veces superior a la media de las ciudades alemanas de más de 100.000 habitantes.

Si tenemos en cuenta que cerca de la mitad de los desplazamientos por ciudad en coche privado tienen el trabajo como protagonista, el potencial del coche compartido aplicado a la empresa parece notable. Es el caso de Endesa, que ya en 2016 puso en marcha un servicio de car-sharing de vehículos eléctricos para sus trabajadores en seis de sus sedes. Tres años más tarde, 534 empleados -el 6% de la plantilla- ya se desplaza con estos coches, que han evitado la emisión de 955 toneladas de dióxido de carbono.

Y es que, además de reducir el tráfico -como indica el trabajo de Pau Noy-, el uso temporal de vehículos contribuye a aumentar el uso del transporte público. "Un estudio del Centro Alemán Aeroespacial estableció que el 47% de los usuarios del sistema free-floating y el 57% de los usuarios del car-sharing tradicional round-trip usan casi a diario el transporte público, mientras que aquellos que no eran usuarios del car-sharing se movían en valores entre el 18% y el 28%".

Se estima que en Europa, la flota de coches compartidos alcanzaba los 370.000 vehículos en 2018. A pesar de que su tamaño casi se ha triplicado desde 2018, este volumen representa aún solamente el 0,1% del total de coches del Viejo Continente. Entre 2016 y 2018, los usuarios de estos servicios pasaron de 5,1 a 11,5 millones.

El 62% de los europeos podían mencionar alguna razón para utilizar el esta modalidad de transporte; entre las más citadas, su bajo coste, su sostenibilidad y su flexibilidad como alternativa al coche en propiedad. Los estudios que comparan el coste de una y otra fórmula en función del número de kilómetros que se recorren al año concluyen que, para aquellos que no lleguen a los 15.000 kilómetros anuales, el préstamo temporal de vehículos sería la opción más ventajosa.

El car-sharing implica menos costes para utilitarios que recorren menos de 9.000 kilómetros al año

Los números calculados por ING en su estudio Car sharing unlocked de 2018 son similares: el car-sharing implica menos costes para utilitarios que recorren menos de 9.000 kilómetros al año; coches pequeños para una distancia total inferior a 9.250 kilómetros anuales, y para compactos conducidos menos de 12.000 kilómetros en un año.

En España, los usuarios superan los 500.000, 400.000 de ellos en la modalidad sin base fija. El potencial de crecimiento es notable. Ya en 2014, el 75% de los españoles pensaban que en 10 años el automóvil ya no será propiedad de una sola persona, sino que se tratará de un bien compartido (según el Observatorio de Hábitos de Consumo. Movilidad Inteligente de Cetelem). Según un estudio sobre movilidad del futuro a cago de Europcar Mobility Group España, un 71,4% de la población considera la movilidad compartida una alternativa válida para sustituir su vehículo en propiedad.

La necesidad de reducir las emisiones y la congestión de las ciudades, y la legislación, podrían acelerar la implantación de la movilidad compartida. Las mejoras en la prestación del servicio probablemente también estimulen la demanda. Y es que Europa ha invertido hasta la fecha 55.000 millones de euros en empresas de nueva creación de vehículos compartidos.

En un futuro, la combinación de este tipo de movilidad con los vehículos autónomos anuncia aún más ventajas. Una ciudad "basada" en una flota de vehículos autónomos compartidos y en la alta capacidad tradicional de los sistemas de transporte público "sólo necesitaría el 10% de la flota actual de vehículos", según el presidente de AECar-Sharing.