La inversión de 'impacto' social crece en España: mueve ya 2.400 millones
- Las dos últimas crisis económicas han acelerado una tendencia imparable
Rocío Casado, Judith Arrillaga
La estrategia de apostar por compañías que demuestren su compromiso con el medio ambiente y la sociedad está en auge. Son inversiones enfocadas en generar impacto social, medioambiental pero también retorno financiero. La llamada inversión de impacto ha llegado para quedarse y seguir creciendo dentro de la inversión sostenible y social en España, tanto en volumen invertido como en nuevos actores. Durante los últimos años el mercado ha asistido a una diversificación y proliferación creciente de vehículos basados en enfoques de impacto pero también de nuevos jugadores, como ha quedado de manifiesto en el evento Impact Investment celebrado en la sede en Madrid de la consultora KREAB.
Junto a entidades como SpainNAB, que representan a España en el Global Steering Group for Impact Investment, -donde concurren entidades financieras, entidades no lucrativas e inversores-, conviven gestoras especializadas y pioneras como Creas, con más de una década de trayectoria, y nuevos fondos especializados de gestoras paneuropeas. A principios de 2021, Arcano levantó 170 millones de euros en un fondo de impacto social y ambiental que actualmente alcanza ya los 250 millones. Ese mismo año, la gestora francesa de inversión alternativa Tikehau Capital lanzó Tikehau Impact Credit. Dunas Capital también cuenta con Dunas Absolute Impact, un fondo centrado en el mundo agrario y enfocado en la reducción de desigualdades, problemas ambientales, cohesión social o transformación digital, entre otros.
Desde SpainNAB confirman a elEconomista que el capital gestionado en 2020 por la inversión de impacto en España ascendía a 2.378 millones de euros, incluyendo capital privado, fundaciones, inversores institucionales o banca ética y social. Cifras que constatan la creciente diversidad del mercado nacional. Más allá de los fondos de private equity, que asumieron el liderazgo durante los primeros años y que en 2020 gestionaron 536 millones, entidades como la banca ética y social gestionan 1.521 millones o las fundaciones 242 millones. Los datos muestran, por tanto, un rápido crecimiento y grandes expectativas de expansión del sector, con un incremento del 26% respecto a 2019.
Según las cifras de SpainSIF en 2020 se produjo un cambio de tendencia en el destino de la inversión de impacto. Entre 2017 y 2019 las operaciones dirigidas a objetivos ambientales lideraron el crecimiento, mientras que en 2020 ganaron importancia las inversiones relacionadas con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la Agenda 2030. Uno de los principales retos actuales para este ecosistema en España es la diferente interpretación de la taxonomía. "Europa está apostando con fuerza por las finanzas sostenibles, pero hay un gran trabajo por delante en regulación y movilización de capital. La inversión de impacto, aún formando parte de las finanzas sostenibles, debería contar con su propia regulación e inteligencia de mercado", explica José Luis Ruiz de Munián desde SpainNAB. Gracias al crecimiento de bonos y préstamos verdes y sociales, los analistas de inversión sostenible y ESG y/o proveedores están experimentando una nueva juventud. De hecho, el organismo regulador "amenaza" con regular estas figuras.
Las estrategias de impacto presentes en España son diversas y crecientes. Marta Hervás, responsable Arcano Impact Private Equity Fund, primer Fondo de Fondos de Impacto en España, explica que "el vehículo está enfocado en inversiones en fondos de private equity de impacto social o medioambiental que buscan generar un impacto positivo medible junto con un retorno financiero". Para Creas, la gestora pionera de inversión de impacto en España, su punto de partida es que "el capital puede servir para construir un mundo mejor, al servicio de los demás, con criterios empresariales y sin renunciar al retorno financiero". La firma ha realizado seis desinversiones con su fondo semilla y en 2018 levantó un vehículo de inversión de 30 millones con el apoyo del ICO y el FEI. "Nuestro lema es que se puede cambiar el mundo a través de la inversión", explica su socio, Emilio Ayanz. "El futuro es un niño. Buscamos que nuestro capital sirva para escalar el negocio pero midiendo el impacto. Con las TIRes del 10% cosechadas con el primer fondo estamos demostrando que la inversión de impacto, además de retorno, genera un valor social diferencial", añade.
El valor aflora en la salida
Tikehau Capital, con 34.300 millones bajo gestión, cuenta con oficina en España desde 2017. El fondo inició su enfoque en ESG e impacto hace 10 años y lo incorpora en todos sus análisis, con un equipo de ESG en el comité de inversiones, tanto en private equity como en deuda privada e incluso en los contratos de financiación desde 2012. "En 2018 lanzamos un fondo de capital privado enfocado en transición energética, cuando el concepto todavía era difícil de entender", matiza Carmen Alonso, responsable para Iberia y Reino Unido de Tikehau Capital. "A raíz de ese fondo, lanzamos un nuevo vehículo de impacto en crédito con el que concedemos préstamos de direct lending, un fondo líquido y otro de real estate también con una estrategia en impacto", explica Alonso. "La inversión de impacto es una tendencia imparable cuyo verdadero valor se ve en la salida y en el precio de venta de las compañías participadas", concluye Teresa Bretón, directora de inversiones de Axis.