Internacional

Las 'castas' del agua: Ciudad del Cabo protegerá a hoteles y turistas del corte del suministro anunciado en julio

  • Jefa de la Oficina de Turismo: "Si cortan el agua, será en los suburbios"
  • La segunda urbe sudafricana cortará el agua a la población en julio
Efectos de la sequía en Ciudad del Cabo. Imagen: Dreamstime.

Patricia C. Serrano

Hace unas semanas, la alarma sobre la situación de Ciudad del Cabo, sumida en una grave sequía, saltaba a la prensa internacional: en abril se cortaría el suministro de agua potable para toda la población. Los habitantes de la que se convertiría en la primera ciudad del mundo desarrollado sin agua llevan meses sometidos a restricciones de consumo, que se han ido agudizando con el paso del tiempo. En paralelo, la segunda mayor urbe de Sudáfrica, que se ha relanzado como destino turístico en los últimos años, trata de enmascarar el problema ante el temor de que el cierre de grifos ahuyente a los turistas. Los responsables de organismos oficiales de promoción del turismo han aprovechado una feria internacional para enviar un mensaje tranquilizador -e inquietante- a los profesionales del sector: el corte de agua repercutirá en la población de los suburbios, nunca en los hoteles ni lugares de ocio y restauración.

Hasta el día 1 de febrero, cada persona podía consumir 87 litros de agua al día en Ciudad del Cabo, la segunda mayor urbe sudafricana. Ahora, el límite ha caído hasta los 50 litros por persona y día. Teniendo en cuenta que una lavadora con función de bajo consumo gasta unos 60 litros, una ducha de dos minutos equivale a 20 litros, y se estima el uso de dos litros para cocinar por persona, la cosa se complica. Y si te pasas o no cuentas en tu casa con el medidor de agua, las multas impuestas ascienden a los 700 euros. Sin embargo, esto no será nada en el momento en que se establezca el llamado Día Cero, cuando no saldrá más agua de los grifos de las casas. Entonces, las autoridades sólo proveerán a la población con 25 litros al día y por persona que tendrán que ser recogidos en garrafas en puntos destinados a ello.

Además, en Ciudad del Cabo se recomienda limitar el uso de las cisternas en el baño, está prohibido el riego y el lavado de vehículos con agua potable, y las empresas de los distintos sectores -también del agrícola y ganadero- están asumiendo reducciones del 60% de su consumo del líquido esencial.

Las restricciones están funcionando. El Día Cero pasó de establecerse en abril a anunciarse para mayo. Y la última fecha de la amenaza del corte del agua se ha situado en el día 9 de julio, que coincidiría con la temporada de lluvias en esta región sudafricana, aunque los expertos dudan de que las precipitaciones sean lo contundentes que necesita la ciudad.

Un elefante rosa en medio de la feria

De forma paralela, Johannesburgo ha albergado esta última semana un encuentro internacional de la South African National Convention Bureau, una plataforma encargada de promocionar el turismo y la celebración de todo tipo de actividades empresariales en el país más austral de África. Cientos de empresarios del turismo de todo el mundo se han dado cita en el macroevento que busca colocar Sudáfrica en el punto de mira de compañías y turistas, a espaldas de la crisis del agua. De hecho, esta cuestión se ha mantenido sutilmente velada, como un elefante rosa en medio del salón que nadie quiere ver. Un tema incómodo que se ha convertido en el tabú de la feria. Sólo unos carteles colgados en distintos puntos alertando de la amenaza que para el medio ambiente supone el consumo de agua embotellada por parte de países sin problemas de suministro redirigía la atención de modo tangencial al conflicto.

Beatriz Moreno, empresaria española invitada a esta cita internacional, corrobora para elEconomista su impresión de que la crisis del agua se ha barrido bajo la alfombra en este evento de promoción del turismo. Después de todo, Sudáfrica recibió más de cinco millones de visitantes -por viajes de placer o motivos profesionales- desde enero hasta junio del año 2017, y presenta una tendencia ascendente de viajeros en los últimos años. El creciente turismo en Sudáfrica, y especialmente, en Ciudad del Cabo, podría verse amenazado en los próximos meses por el miedo a que no corra agua de los grifos. "Aquí dicen que los medios exageran, pero da la sensación de que le quitan importancia al tema del agua para no ahuyentar al turismo", explica la emprendedora.

"Si cortan el agua, será en los suburbios"

Los responsables del negocio turístico oficial transmiten un mensaje de tranquilidad a las agencias foráneas. Thiru Naidoo, directiva en Wesgro, la oficina de turismo, comercio y promoción de inversiones de Ciudad del Cabo, no tiene reparos en comunicar a los profesionales del sector que el agua no se cortará en ningún caso en los hoteles y centros turísticos, mientras que la restricción completa impactaría sobre la población de los suburbios que se extienden detrás de Table Mountain. "No cortarán el agua, y si la cortan, no será en los hoteles, sino en los suburbios", comenta.

"Tenemos mucha confianza en que no habrá Día Cero", explica Robin McLeod, un empresario de Ciudad del Cabo que dirige una agencia de viajes. Incide en que el Día Cero sólo significa que los grifos para la población se cerrarán, "pero no que no habrá agua en la ciudad". Asegura que las autoridades han lanzado una campaña de alarma para concienciar a los habitantes de que es necesario ahorrar agua a través de distintas medidas que han dado resultado, hasta el punto de que la fecha del cierre de grifos se ha ido prorrogando. "No se va a cortar el agua. Los hoteles están desarrollando sus propios acuerdos y los centros de concentración turística quedarán exentos en el caso de que haya cortes", insiste el emprendedor local. Muchos profesionales como él se juegan la continuidad de sus negocios y de miles de puestos de trabajo si el turismo abandona Sudáfrica.

La población culpa al Gobierno de la falta de previsión ante un sequía que lleva tres años asolando la región. Aunque el cambio climático es el motivo más evidente para comprender el escenario actual -la temporada de lluvias se ha ido reduciendo año tras año-, la sobrepoblación y la mala gestión de las infraestructuras, con casos de corrupción sobrevolando al presidente, Jacob Zuma, componen el tridente necesario para obtener una visión completa de lo que aquí sucede. La urbanización ha pasado de un 30 a un 60%, pero no se han multiplicado las inversiones en infraestructuras de modo proporcional al crecimiento urbano.

Las alarmas encendidas ante lo que podría sufrir la población capense ha llevado a las autoridades a adoptar soluciones de urgencia que, sin embargo, no sirven a corto plazo, como la construcción de desalinizadoras. La primera no llegará hasta marzo, y hay planificadas varias plantas que no se pondrán en pleno funcionamiento hasta 2022. Los acuíferos también han sido señalados como recurso de emergencia por el gobierno local. Sin embargo, la cantidad de agua que se podría extraer de todos ellos no cubriría más de un 25% de las necesidades diarias en Ciudad del Cabo.

"Hemos despilfarrado demasiada agua, y tenemos que tomar conciencia de que vivimos en una zona seca de forma natural", subraya McLeod, totalmente convencido de que se trata de una maniobra para educar a la población en un uso más racional del líquido elemento. Él, pese a todo, continúa siendo optimista y prefiere, como otros de sus colegas, negar la llegada del temido Día Cero. Y si llega, todo parece indicar que su negocio quedará a salvo: sus turistas forman parte de la privilegiada 'casta del agua' que nunca sufrirá el cierre de las cañerías.