Internacional
Los atentados de Barcelona replantean la vigencia y la función de la OTAN
- El desdén de Trump frustra a la UE y puede reconvertir la Alianza
Marcos Suárez Sipmann
Los ataques terroristas en España y Finlandia no hacen más que acentuar la preocupación por la seguridad, y con ella la pregunta por la vigencia de la OTAN. Una alianza a la que el Presidente norteamericano, Donald Trump, sigue considerando "obsoleta".
El encuentro entre Trump y sus colegas europeos de mayo fue poco auspicioso. En él, les requirió con malas maneras elevar sus aportaciones monetarias. Si desde entonces la tensión entre los aliados parecía haberse reducido ha sido porque la atención del presidente se ha desviado hacia crisis como la de Corea, agravadas por su impericia.
A regañadientes, Trump dijo que EEUU cumpliría su compromiso de defensa colectiva, en caso de ataque enemigo. Ha mantenido sus críticas a la labor antiterrorista de la Unión Europea, un reproche injusto. La realidad es que los europeos no solo han participado en varias misiones junto a los norteamericanos, sino que además se han preparado para la difícil lucha contra el terrorismo en el suelo del continente. Atentados como el de Barcelona muestran lo difícil que resulta a las fuerzas de seguridad la neutralización de la amenaza terrorista. Es obvio que la OTAN necesita ajustes, mas la Alianza es conveniente y beneficiosa para todos sus miembros. EEUU y Europa son aliados indispensable, y ello por varios motivos. El principal es que siendo cierto que solo cuatro países gastan el pretendido dos por ciento del PIB en defensa, en conjunto se asignan 300.000 millones de dólares anuales a este objeto. Eso representa el doble que el de China y tres veces más que el de Rusia.
Una razón añadida es que, a pesar de su a menudo ineficiente burocracia, ha sido parte de las grandes operaciones aliadas en Oriente Medio. Otro argumento no menor para que EEUU apoye a la OTAN es que geográficamente Europa es vital para los intereses norteamericanos. Tiene aquí sus bases militares para desplegar sus fuerzas y, en último término, los europeos tienen una enorme capacidad tecnológica y de inteligencia. El desarrollo de fuerzas especiales, el aumento de la flota de aviones no tripulados y la investigación en ciberseguridad se encuentran en proceso de constante crecimiento.
Junto al factor Trump, la cuestión del Brexit ha añadido incertidumbre. No obstante, la realidad es que, golpeada por varios atentados recientes, Gran Bretaña intenta dar muestras claras de que su divorcio con Europa no significa "aislamiento". Sus portaaviones Queen Elizabeth y el Prince of Wales, que estará listo en 2020, son parte de la modernización de la flota británica. Podrán entrar en combate o en operaciones preventivas en el Mediterráneo, Oriente Medio y Asia, reforzando la capacidad de la OTAN en momentos en que EEUU parece poco dispuesto a continuar ejerciendo de "policía del mundo".
Ha habido un mensaje en cierto modo similar al de los portaaviones de la primera ministra Theresa May, y el de Angela Merkel, asimismo, molesta tras la reunión con Trump en mayo.
La canciller mostró su frustración afirmando que Alemania no se cruzará de brazos ante el desdén norteamericano y se preocupará seriamente de su defensa. En plena campaña para su reelección, el tema del gasto militar puede hacer daño a Merkel. Los electores alemanes no están dispuestos a gastar 23.000 millones de dólares adicionales a los que ahora aporta a la OTAN. No sólo porque los alemanes rechazan el mayor gasto en tanques y aviones, sino porque se niegan a doblegarse ante exigencias de Trump. Esto significa que antes de subir el gasto, Merkel tratará de garantizar que cada euro asignado a defensa se gaste en optimizar la capacidad de la Alianza. Ésta puede reforzarse para garantizar la seguridad global frente al terrorismo o reconvertirse en nuevos mecanismos defensivo.
Juntos contra el terrorismo
Las ciudades tienen que seguir siendo libres. No es posible - ni deseable - cerrarlas. La sociedad no va a aceptar el terrorismo como algo normal. Los ataques de Barcelona - parecido al de Niza, Berlín y otros, se han realizado con armas de baja tecnología como coches y camiones. Sin embargo, tienen un enorme impacto destructivo. Eso significa que junto a los esfuerzos políticos, diplomáticos y económicos es necesaria la fuerza militar para vencer al Estado Islámico y otras bandas. Se requiere reforzar la policía y la inteligencia. Como afirma el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, hay que redoblar la coordinación y los intercambios de información entre los países miembros de la Alianza.
Según Stoltenberg, la OTAN dará apoyo a la solución del paso de migrantes desde Afganistán a Oriente Próximo y el mar Egeo. Y desde África del Norte al Mediterráneo. De momento, se está facilitando ayuda para la instalación de las instituciones de seguridad en Libia.
Según críticos hay una relación causa-efecto entre guerras de la Alianza y atentados islamistas, eso es simplificar en demasía. La lucha contra el terrorismo ha de extenderse a todos los ámbitos y una organización como la OTAN tiene que formar parte de ella.