Internacional
Europa se refuerza de cara a la negociación de 'salida' con Londres
- El bloque comunitario se mantiene unido y gana impulso gracias a Macron
Jorge Valero
Cuando Theresa May convocó las elecciones tenía un ojo y medio puesto en Bruselas. De puertas adentro, la primera ministra británica quiso aprovechar la debilidad de Jeremy Corbyn para dar la estocada definitiva al laborismo para el próximo lustro.
Pero, sobre todo, aspiraba a llegar a la apertura de las negociaciones de divorcio con sus socios europeos con una renovada y sólida mayoría a sus espaldas, y un calendario favorable para poder negociar cómoda.
Pero sus giros, correcciones y patinazos están desinflando esa ventaja, dando munición extra al resto de 27 socios, que llegarán en una posición de fuerza cuando arranque el proceso de ruptura el 19 de junio.
Si May medirá su fortaleza en función del resultado electoral, el bloque comunitario lo hará atendiendo a la unidad de los estados miembros de cara al Brexit. Y, hasta ahora, las capitales están consiguiendo mantener la formación. Los codazos por quedarse con las agencias europeas en Londres no han roto de momento la cohesión del grupo. Además, la Comisión Europea ha pospuesto hasta 2018 su propuesta para el próximo presupuesto plurianual para 2021-2027, que se esperaba para la segunda mitad de este año.
Como ya advirtió el presidente de la institución, Jean-Claude Juncker, la sacrosanta unidad podría saltar por los aires tan pronto como los socios discutan cómo cubrir la tajada que dará al presupuesto europeo la salida del Reino Unido. "Claramente están aquellos que no quieren pagar un céntimo más y aquellos que no quieren ceder tampoco un céntimo", dijo en la pasada cumbre europea en la que los líderes solidificaron su posición de cara al Brexit.
De momento la disciplina se mantiene, y el empuje europeo ha ganado intensidad tras la elección de Emmanuel Macron en Francia. El exbanquero ha colocado su europeísmo como uno de los pilares de su presidencia, y ha inyectado confianza y energía renovadas en el proceso de reformas que encara la UE en múltiples frentes, desde la eurozona hasta la Defensa. Su victoria también representó malas noticias para May, ya que el francés mantiene un perfil duro de cara a la negociación.
Un giro inesperado
May puede encontrarse con un panorama muy distinto al escenario que previó cuando convocó las elecciones el pasado 18 de abril. En casa, Corbyn continua comiéndose la amplia ventaja que tenían los conservadores. Al otro lado del canal, los europeos han solidificado la unidad, y han conseguido apagar algunos de los fuegos más urgentes que tenían en el vecindario, sobre todo el empuje populista que encarnaba Marine Le Pen.
El arranque en una posición de debilidad puede además resultar doblemente dañino para la británica porque serán durante los primeros meses cuando se discutan algunos de los temas más sensibles, sobre todo para su electorado. Londres y Bruselas negociarán en esta primera parte los derechos de los ciudadanos de la UE en las islas y viceversa, las fronteras con Gran Bretaña, sobre todo la terrestre con Irlanda de Norte, y los gastos pendientes que tendrá que liquidar el Gobierno británico.
Ambos lados saben que éste es el tema más explosivo. Los europeos, que ya han buscado desequilibrar a May apoyando la posición española en el contencioso de Gibraltar, aprovecharán para elevar la factura de salida al máximo. Si inicialmente Juncker sugirió que la cantidad podría ascender a unos 60.000 millones de euros, ahora las fuentes europeas susurran que podría llegar hasta los 100.000 millones de euros.
May ha intentado enseñar los colmillos y advirtió que será "una mujer muy difícil" durante el Brexit. Un alto cargo de un país europeo incluso previó que los gestos de cara a la galería se intensifiquen, y podrían materializarse con una mini-crisis el próximo otoño. Así, el mismo diplomático previó que los negociadores británicos se levantaran de la mesa al discutir el cheque de salida.
Aunque una May demasiado reforzada puede resultar una amenaza para los intereses europeos, un resultado de los conservadores demasiado pobre también les complicaría el juego. Un Parlamento británico más equilibrado puede ralentizar y complicar las negociaciones, sobre todo cuando a partir del otoño ambas partes exploren el nuevo acuerdo de asociación entre el Reino Unido y Europa. Además, puede empujar a que la premier británica sea aún más impredecible con nuevos guiños a sus votantes, con el fin de reafirmar un cuestionado liderazgo.
Sea cual sea el resultado del voto, casi es seguro la relación entre Bruselas y Londres continuará deteriorándose. En un principio, Londres molestó a los europeos al intentar chantajearles con su cooperación en materia de seguridad para acceder al mercado común. Luego pasó al ataque al acusar a Bruselas de intentar interferir en las elecciones con filtraciones. El último feo de la británica ha sido su rechazo a firmar la declaración conjunta de Francia, Alemania e Italia a favor del acuerdo de París, criticando la decisión de Donald Trump de retirar a EEUU.