El mal uso del saneamiento impacta en la economía y el medio ambiente
- Los atascos en las redes generan un sobrecoste millonario y conllevan graves repercusiones ambientales
- Aqualia retoma su campaña 'actuaconaqualia.com' que, bajo el lema "No te enredes", quiere llamar la atención sobre el daño que provoca en los sistemas de saneamiento arrojar cabello al inodoro
Inés Oria
Es una pieza del hogar que, en el mundo desarrollado, se da por sentada. Igual que ocurre con el agua corriente. Símbolo de progreso, de bienestar y elemento clave para garantizar la salubridad de los entornos sociales.
Los sistemas de saneamiento, con el inodoro como eje, son cruciales para la salud pública y ambiental, contribuyendo a evitar enfermedades. No obstante, el uso inadecuado del váter, tomado tantas veces como un cubo de basura, lo convierte en un potencial enemigo de su entorno; toallitas húmedas, tampones, compresas o lentillas son empujados por las tuberías y terminan comprometiendo la actividad de las depuradoras o contaminando los entornos naturales.
Arrojar este tipo de productos por el desagüe doméstico puede provocar atascos en los sistemas que conducen el agua a las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) limitando el nivel de eficiencia de las instalaciones e impidiendo que el agua sea devuelva al medio natural de la manera más adecuada, una circunstancia que puede provocar un daño considerable en los ecosistemas. Además, estos residuos se pueden atascar en el sistema generando averías y un gasto asociado de millones de euros públicos anuales en su limpieza.
En España, la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) alerta de que el sobrecoste generado por las toallitas ronda los 230 millones de euros al año. En Europa, un informe de la Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Servicios de Agua (EurEau), eleva los daños causados por este producto de higiene personal a más de 1.000 millones de euros.
Con el objetivo de contribuir a concienciar sobre la importancia que tiene gestionar de forma correcta los sistemas de saneamiento, Aqualia ha retomado su iniciativa actuaconaqualia.com, dirigida a sensibilizar sobre cómo un buen uso de las instalaciones en los hogares repercute directamente en un adecuado mantenimiento. En concreto, la campaña 'No te enredes' pretende llamar la atención sobre el daño que provoca el cabello arrojado en el inodoro.
Un enemigo "casi invisible" de las depuradoras
Los restos de pelo tienen un enorme potencial para obstruir los sistemas de depuración porque al ser extremadamente finos pasan las etapas de desbaste y tamizado, dos procesos que forman parte del pretratamiento anterior a la depuración.
El pretratamiento tiene el objetivo de retener los residuos sólidos que, por su naturaleza y tamaño, dañarían los equipos y perjudicarían a la eficacia de las fases posteriores. El desbaste separa el agua residual de los sólidos gruesos y durante el proceso de tamizado se filtran elementos mucho más pequeños como fibras, arenas y grasas. Solo en las depuradoras que opera Aqualia en España se recogen más de 12.500 toneladas al año de residuos de desbaste. El pelo se degrada algo durante el paso inmediatamente posterior, el tratamiento biológico, que consiste en reducir el contenido de materia orgánica de las aguas.
Después de estos tres procesos, en torno al 90% del agua residual queda libre de sustancias biodegradables, pero los cabellos suelen aguantar también esta fase y llegan íntegramente a la línea de fangos, en los digestores de las depuradoras, donde tienden a agruparse formando madejas junto a otros residuos, como las toallitas, provocando atascos y averías que dan lugar a fallos de funcionamiento.
Pequeños gestos, grandes resultados
Para evitar problemas en el proceso de depuración, Aqualia recuerda los beneficios que aporta realizar en el hogar hábitos sencillos como tirar las toallitas a la papelera en vez de al inodoro o usar filtros que recojan el pelo en la ducha. Este tipo de soluciones disminuyen considerablemente el volumen de residuos sólidos que llega a las depuradoras y además evitan colapsos y atascos en las tuberías y el alcantarillado público.
Tanto los restos de cabello como otro tipo de productos resistentes deben depositarse en el contenedor de resto (gris) ya que su proceso de degradación es muy lento y no llega a completarse en las depuradoras. De hecho, estos productos suelen contener diferentes tipos de polímeros plásticos no biodegradables que pueden llegar a perdurar en la naturaleza cientos de años contaminando mares, ríos y playas, provocando graves daños en los ecosistemas y poniendo en riesgo la biodiversidad.
Además, la descomposición de muchos productos desechados por el inodoro genera microplásticos que pueden ser ingeridos por la fauna marina y entrar en nuestra dieta mediante el consumo de alimentos procedentes del medio acuático.