Infraestructuras y Servicios
Los contratos colaborativos de obras ahorran tiempo y dinero
- Su implantación en España está por llegar, pero en el mundo anglosajón son tendencia
- Los beneficios son la flexibilidad y la baja litigiosidad
Javier Ruiz-Tagle
Madrid,
El mundo de la contratación pública en el ámbito de la infraestructura está cambiando, si bien España aún mira de lejos el proceso. La mayoría de las empresas españolas, a medida que han ido ampliando su internacionalización, ya se han habituado a trabajar bajo un modelo contractual colaborativo que, según su experiencia, mejora tanto el tiempo como el presupuesto de las obras.
Esta ha sido la conclusión que se ha desprendido de la segunda mesa de debate de la jornada 'Modernización de la contratación pública: modelos colaborativos', en el que expertos y personas referentes del sector han participado para ofrecer una visión más cercana sobre temas como la propuesta de modelo colaborativo. En la segunda mesa de debate, titulada 'experiencia del sector empresarial', David Fernández-Sampedro, Head of International Estimating and Tendering del área de construcción del Grupo FCC, Federico Casanova Couzo, gestor Contractual y Planificación de Sacyr, Marcos Dorao, Director Desarrollo de Negocio de EMEA en Acciona, Javier López, Business Development manager, Dirección Next Gen EU, en Ferrovial Construcción y Daniel Sousa, director de Contratación de Construcción Europa de OHLA, y D. Alfonso Travesí, director de Estudios de Dragados han hablado sobre la experiencia del sector empresarial.
En una primera aproximación, los ponentes han explicado proyectos en los que han estado involucrados bajo este modelo contractual. "En proyectos donde hay poca información inicial funcionan muy bien porque involucran a todas las partes. Se están extendiendo a muchos países porque las decisiones se toman de forma conjunta", comenzó explicando Fernández-Sampedro. En la misma línea se expresó Casanova Couzo, quien añadió que "el reparto del riesgo existe y como el cliente no quiere un precio elevado comparte el riesgo".
Marcos Dorao dijo que en su compañía llevan unos diez años trabajando con este tipo de contratos. "Empezó en el mundo anglosajón pero ya ha pasado a otros países europeos e incluso al sector privado, en empresas como Google. Nuestra experiencia es que las obras acaban antes y se reducen los costes", dijo. López también admitió llevar tiempo trabajando en países de habla inglesa. "Hay proyectos donde los costes al principio no están claros y este tipo de contratos arreglan la situación. Pero también es necesario un cambio de mentalidad. Son un win-win si se hacen bien", remató.
Sousa aseguró que su compañía acaba de realizar una obra en Suecia, que también se ha sumado a la tendencia de firmar acuerdos colaborativos. "En nuestro caso era un proyecto ferroviario y a medida que avanzaba la obra, el cliente pudo cambiar ciertas premisas", señaló. Por su parte, Travesí explicó que la tendencia es tal que en Estados Unidos el 50% de los contratos serán así en el año 2026. "No solo ha ido ganando peso en cantidad si no también en implicación. Al principio la colaboración era baja y ahora es alta y un ejemplo es nuestro proyecto de una estación de metro en el centro de Londres", explicó.
Para que España se sume, los ponentes también quisieron poner de manifiesto algunas de las bondades de este tipo de contratos, más allá del menor tiempo y presupuestos final. "La flexibilidad es uno de los principales beneficios. El cliente tiene el control para sumar o restar presupuesto", dijo Fernández Sampedro. También Casanova Couzo quiso poner de manifiesto la baja litigiosidad que presentan los acuerdos colaborativos. "Hay un nivel de disputa mucho menor que con un contrato tradicional y, por tanto, la obra evoluciona de forma más ágil", dijo. La transparencia y el interés común, así como la compartición de riesgos fueron otras bonades señaladas por el resto de ponentes.
Para que España viaje hacia este tipo de experiencias en la contratación pública también hay deberes que se deben asumir. "No importa el tamaño de la obra, sino más bien observar los riesgos y ver si son poco definidos", dijo Travesí. "También es necesario educar y formar a los que formen parte del proyecto, no todo el mundo vale", añadió Dorao. Por otro lado Fernández-Sampedro y Casanova desterraron la idea de que este tipo de acuerdos desincentive bajar el precio. "La motivación de este tipo de contratos es quedarse por debajo del precio objetivo y repartir los ahorros", aseveraron.
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