Carrera contrarreloj para salvar los grandes puertos del mundo
- El calentamiento global y la consiguiente subida generalizada del nivel del mar traerá consecuencias, según el informe 'Global Maritime Trends 2050'
- La presión sobre los grandes puertos en el mundo crecerá, hasta inutilizar algunos de los más concurridos
elEconomista.es
Madrid,
Todavía se desconoce cómo será el transporte mundial en la industria marítima dentro de 26 años. La duda ha tratado de ser resuelta por el grupo de expertos Economist Impact coordinados junto a Lloyd's Register, una empresa líder en servicios de transporte marítimo con más de 260 años de trayectoria. Las conclusiones de este estudio bautizado como Global Maritime Trends han sido ciertamente preocupantes, pues han arrojado como posibilidad que para el año 2050 buena parte de los puertos de todo el mundo quede inutilizada por la subida del nivel del mar y que el ecosistema se altere por completo, con la pérdida de biodiversidad y grandes movimientos migratorios como principales derivadas. "Los datos sobre el aumento del nivel del mar y la fragmentación del comercio mundial dibujan el futuro de la industria marítima. Ambos buscan imaginar cómo podría ser el mundo en un contexto de intentos fallidos de cooperación cooperación, que impide la integración de la tecnología, por rápida o lenta que sea beneficie significativamente a las sociedades y las economías", concluyen los autores del informe, en el que se incluyen entrevistas a expertos y escenarios futuros.
Para los próximos años, las comunidades se enfrentarán a efectos cada vez más tangibles del cambio climático, a través de otros fenómenos como los desastres naturales con mayor frecuencia y agresividad, así como condiciones meteorológicas extremas, hasta afectar a la salud humana. Las proyecciones marcan que el nivel del mar, uno de los indicadores más preocupantes y que, por tanto, se toma como referencia, aumentará entre 0,29 y 0,51 metros para el año 2100 si se mantiene la tendencia actual. Esto expondrá a 52 millones de personas que viven en 570 ciudades costeras vulnerables a una subida del nivel del mar, por lo que las empresas tendrán que invertir en una combinación de infraestructuras físicas y soluciones basadas en la naturaleza que les permitan adaptarse.
En este contexto, preocupan puertos clave como Shanghai y Rotterdam, dos de las principales infraestructuras de este tipo, concretamente la primera y tercera del mundo. Para muestra de su envergadura basta con consultar sus propias estadísticas. Durante el pasado año, ambos puertos movieron 60 millones de TEUS (la unidad de medida de capacidad de los contenedores de carga que se utiliza en el sector), suponiendo así una cuota significativa de todo el transporte marítimo mundial Pero la cifra de puertos expuestos es mucho mayor. En total, un tercio de los 3.800 puertos del mundo están situados en una banda tropical vulnerable a los efectos más poderosos del cambio climático. En esta lista se engloban también puertos de Estados Unidos, como los de Houston (4 millones de TEUS), o también México, como Lázaro Cárdenas (2,03 millones) como ejemplos del informe.
Los impactos del cambio climático también se traducirán en importantes cambios demográficos. En este sentido, el Banco Mundial publicado ha concluido que el factor climático es un motor de migración cada vez más potente, hasta el punto que podría obligar a 216 millones de personas en seis regiones del mundo a desplazarse dentro de sus países para 2050.
Respecto a la pérdida de biodiversidad, existen otros informes a los que Economist Impact hace referencia en su artículo, como Harmful Marine Extractives: Deep-Sea Mining, un trabajo que analiza cómo la minería de los fondos marinos (DSM), conocida por ser una industria comercial que intenta extraer depósitos minerales del lecho marino, con la esperanza de extraer minerales comercialmente valiosos (manganeso, cobre, cobalto, zinc y metales de tierras raras), es destructiva para el medio ambiente y, por tanto, "se deben superar desafíos importantes antes de que el sector pueda ser reconocido como económicamente viable o como una industria responsable".
Las preocupaciones en el sector marítimo se extienden desde la infraestructura a sus medios de transporte. Según datos de la Organización Marítima Internacional (OMI), el transporte marítimo internacional emite anualmente 1.076 millones de toneladas de CO2, lo que representa el 2,9% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si bien no representa el grueso de las emisiones, estas han aumentado un 34% desde el año 1990.
Todo ello conduce a pensar que las tecnologías climáticas, incluidas las de carbono, se convertirán en un componente necesario ante el horizonte 2050. Incluso si se cumplen todos los mitigación, el Grupo Intergubernamental de sobre el Cambio Climático (IPCC), una entidad abierta a todos los países miembros de las Naciones Unidas y de la que forman parte España, prevé que la captura de carbono (CCUS) y otras tecnologías de eliminación de carbono no serán suficiente. Por tanto, es probable que en 2050 las tecnologías CCUS se conviertan en la corriente principal. El sector marítimo verá cada vez más el uso de soluciones basadas en la naturaleza para capturar y almacenar CO2 de la atmósfera a un ritmo de dos a cuatro veces más rápido que los medios actuales.
Escenarios de futuro
El informe de Lloyd's Register analizó probables futuros para el transporte marítimo, en función siempre de la velocidad de adopción de la tecnología y el nivel de colaboración global, para ayudar a la industria a pronosticar riesgos, oportunidades e inversiones necesarias. Ruth Boumphrey, directora ejecutiva de la Fundación Lloyd's Register, añadió que "el transporte marítimo está profundamente entrelazado con desafíos geopolíticos y macroeconómicos. Los barcos transportan el 80% del comercio mundial y las perturbaciones se sienten gravemente en todo el mundo". En el informe se trazan cuatro escenarios: una transición justa y gradual, una rápida transición impulsada en la tecnología, una transición regionalizada y fragmentada y, por último, una transición retrasada. A partir de ahí se proyecta una sucesión de posibles eventos alineados con un escenario u otro.
En el más optimista de los casos las naciones acordaron ya para este año una prohibición mundial de nuevos desarrollos de petróleo y gas, para más adelante, en el año 2040, revisar los objetivos de manera ambiciosa para aspirar a una reducción de emisiones del 90% para es año y del 100% para 2050. Analizado geográficamente, China, la Unión Europea, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos liderarían la marcha hacia el hidrógeno verde con un rápido desarrollo de nuevas infraestructuras y cadenas de suministro, mientras que Arabia Saudí reorientaría su economía petrolera hacia otras energías como la solar.
En un futuro sin una transición adecuada la situación sería bien distinta. China perdería ya en 2028 el 15% de sus especies de peces económicamente importantes y las rutas marítimas del Ártico en 2040 podrían estar más transitadas que el Canal de Suez en 2020. En lo que respecta a los ecosistemas, el aumento de las temperaturas secaría ríos vitales ricos en nutrientes, como la cuenca del Mekong, en el sudeste de Asia. Por otro lado, la disminución de las aguas subterráneas y la mayor salinidad del suelo obligarían a muchos países a recurrir a la acuicultura, pero con el condicionante de los altos precios, que convierten a los productos del mar en un lujo que muchos no pueden permitirse.