Infraestructuras y Servicios

El rascacielos más alto del mundo que pudo ser y no fue: las sorprendentes razones de China para tumbar el proyecto

  • La empresa constructora planeaba construirlo en tan solo 90 días
  • Su coste estimado era de 1.500 millones de dólares
Imagen del proyecto Sky City

elEconomista.es

Hace una década, la ciudad de Changsha, Hunan, en el centro-sur de China, se propuso crear el mayor rascacielos del mundo. Con 838 metros, el objetivo del Sky City no era otro que superar el Burj Khalifa, de Dubái, fundado en 2010 y con una altura de 828 metros. Y hacerlo en nada más y nada menos que 90 días, una utopía solo al alcance de China.

Decimos utopía porque el Burj Khalifa tardó en crearse seis años (de enero de 2004 a enero de 2010). Para la empresa constructora responsable del Sky City, Broad Sustainable Building (BSB), una de las claves para acortar los plazos estaba en los módulos prefabricados, que representarían el 95% del edificio. 

Gracias a esto, la constructora señaló que necesitaría menos hormigón, aunque emplearía 270.000 toneladas de acero que sería comprado a Luxemburgo. Además, aseguró que se evitarían utilizar materiales con tóxicos como el aldehído, plomo y amianto. Con todo esto, BSB indicó que una de las ventajas principales de este rascacielos sería su resistencia a terremotos.

Sky City no iba a ser solo un rascacielos, sino una auténtica ciudad, ya que tenía previsto contar con 202 pisos y albergar una capacidad para 30.000 personas. También contaría con una enorme cantidad de espacios para que, si así lo deseaban los residentes, no  salir nunca. Un 83% del espacio se destinaría para uso residencial, un 5% para un hotel y el resto para varias escuelas, hospitales, guarderías, supermercados y tiendas.

Llegan los problemas

Todo iba como la seda hasta que de repente empezaron a surgir los problemas. El proyecto, con un coste estimado de 1.500 millones de dólares, fue demorándose debido a las trabas del Gobierno para iniciar la construcción. Lo que en un principio iban a ser 90 días, ya eran 210; y lo que en un principio iba a empezar en 2012, al final se retrasó a 2013. 

Los problemas fueron poco a poco amontonándose. La enorme altura del edificio provocó la intervención del Gobierno nacional, que terminó llegando a la conclusión de que la obra no podía continuar por motivos medioambientales. Según informó China.com.cn, el proyecto había comenzado la evaluación ambiental, la primera de una serie de etapas en la obtención de aprobación de la planificación oficial para el proyecto.

En agosto de 2013, las protestas de las protectoras ambientales estallaron cuando se anunció que el proyecto se desarrollaría en el humedal Daze. Aquellos expresaron preocupación por el daño potencial causado a la flora y la fauna del lugar, en particular a las especies de aves en peligro de extinción. Por raro que parezca (quién sabe si detrás habían otros intereses ocultos), las autoridades accedieron y prohibieron las obras.

En verano de 2015 se informó de que los cimientos del rascacielos estaban siendo utilizados como un lugar de pesca. A esto hay que sumar que China prohibió en 2021 la construcción de edificios de más de 500 metros de altura, por lo que BSB, que sigue empeñado en fabricarlo algún día, tendrá que hacerlo fuera de territorio chino. Lo que pudo ser y no fue...