La octava edición de La isla de las tentaciones ha marcado un antes y un después en el reality de Telecinco y será recordada como la edición más infiel y controvertida de la historia del formato. Desde su estreno, el programa conducido por Sandra Barneda ha ofrecido momentos que han dado la vuelta a las redes sociales, convirtiéndose en tendencia internacional. La fuga de Montoya, la apasionada actitud de Anita, el icónico rímel waterproof o la falta de empatía entre algunas concursantes han sido solo algunos de los episodios que han captado la atención de la audiencia.
Sin embargo, si hay algo que ha convertido esta temporada en la más polémica y comentada, es la cantidad de infidelidades que han ocurrido dentro del programa. Nunca antes en la historia del formato tantas parejas habían sucumbido a la tentación de manera tan rápida y evidente. Tras el abandono de dos parejas en las primeras semanas, las cinco que han permanecido en el concurso han protagonizado escenas de deslealtad que han sorprendido incluso a los más veteranos seguidores del reality.
Infidelidades en cadena
El primer golpe a la fidelidad lo dio Anita, quien no tardó en acercarse a Manuel, protagonizando uno de los primeros encuentros pasionales de la temporada. Poco después, Eros siguió sus pasos con Érika, mientras que Montoya no dudó en entregarse a Gabriella. La lista continuó con Tadeo y Mayeli, Stefany y Simone, Bayan y Torres, Joel y Nataly, y Andrea con Borja. Con cada nueva entrega, parecía que el nivel de lealtad entre las parejas se reducía aún más. Cuando todo indicaba que solo una pareja se mantenía firme, la última emisión del programa reveló que Álvaro también había caído en la tentación con Érika, dejando a Alba como la única concursante sin haber sido infiel… por poco. En las imágenes previas al siguiente episodio, se pudo ver que la joven estaba a punto de cruzar la línea con Borja, lo que haría que esta edición pasara a la historia como la primera en la que absolutamente todas las parejas han sido infieles.
Más pasión y menos respeto
La esencia del programa siempre ha girado en torno a poner a prueba la confianza y el compromiso de las parejas, pero esta edición ha llevado el concepto al extremo. La fogosidad de los participantes ha superado cualquier otra temporada, dejando en evidencia que la tentación ha sido más fuerte que los sentimientos en la mayoría de los casos. Las reacciones del público no se han hecho esperar. Mientras algunos seguidores del reality disfrutan del drama y la intensidad de esta edición, otros critican la falta de respeto y empatía entre los concursantes, que parecen haber normalizado la infidelidad como parte del juego. Con el final del programa acercándose, queda por ver cómo afrontarán los protagonistas las hogueras finales y qué parejas, si es que queda alguna, logran recomponerse tras tantas traiciones.
