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Dani Rovira se sincera sobre su depresión y el cáncer en su nuevo monólogo en Netflix: "Nunca creí que me pudiera pasar a mí"

Dani Rovira tiene 44 años

Dani Rovira, uno de los actores y humoristas más populares del cine español, ha estrenado en Netflix "Vale la pena", un monólogo íntimo, valiente y profundamente humano en el que desvela, sin filtros, las cicatrices emocionales que le ha dejado la vida. El cómico malagueño, de 44 años, se muestra como nunca antes lo había hecho: desnudo emocionalmente, sin máscaras, dispuesto a contar su verdad aunque resulte incómodo.

Acostumbrado a hacer reír desde los tiempos en que escribía poemas y cuentos en el colegio, Rovira confiesa que siempre ha utilizado el humor como vehículo para enfrentarse a la realidad. Pero en este espectáculo no solo hay risas; hay dolor, reflexión y una búsqueda honesta de sentido tras los golpes que ha recibido en los últimos años. En 2020, el actor hizo público que había sido diagnosticado con un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer contra el que luchó durante meses. La noticia conmocionó a sus seguidores, pero su recuperación fue recibida como un triunfo colectivo. Sin embargo, como él mismo relata, la verdadera caída llegó después. "Cuando te enfrentas a un cáncer, estás en medio de la batalla y no tienes tiempo de pensar. El problema viene cuando todo termina, cuando el cuerpo se enfría y te das cuenta de lo que has pasado. Ahí es donde me pegué el gran hostión", explica Rovira en El País.

En "Vale la pena", el malagueño aborda con humor y crudeza su paso por la enfermedad, pero también habla de otro episodio que lo sacudió: la depresión que sufrió en 2021. "Nunca creí que me pudiera pasar a mí", confiesa. "Pensaba que era cosa de gente débil, y me di cuenta de que no es así. Al contrario: hace falta valentía para reconocerlo". Rovira describe esa etapa como un estado de tristeza esférica, del que consiguió salir gracias a la terapia, a la lectura, y sobre todo, a su tribu: ese círculo íntimo con el que puede ser él mismo sin necesidad de aparentar.

Consulta de un psicólogo

El monólogo, que comienza en la consulta de un psicólogo, no es un espectáculo de autoayuda, aunque algunos puedan etiquetarlo así. Rovira lo define como una "autoinmolación", un acto de sinceridad extrema con la intención de que alguien, al otro lado de la pantalla, se sienta acompañado en su dolor. "Si le sirve a una sola persona, ya ha valido la pena", afirma. En el espectáculo, el actor reflexiona también sobre el coste personal del éxito. Tras el fenómeno de "Ocho apellidos vascos", que le convirtió en una estrella de la noche a la mañana, Rovira se sintió desbordado por la pérdida de anonimato. "No estaba preparado para eso. Pasas de ser Dani a ser 'el cómico de España'. Y eso te arrastra", cuenta. Desde entonces, ha aprendido a refugiarse en lo esencial: su gente, su perro y su capacidad de observarse a sí mismo con honestidad, aunque eso implique vértigo. La diferencia entre felicidad y paz es otra de las claves que recorre su discurso. Para Rovira, la felicidad puede ser efímera, mientras que la paz consiste en aceptar lo que venga, incluso las pérdidas. "La paz es ser feliz en una meseta, sin importar si estás en un momento bueno o malo", explica.

Un proceso de reconstrucción personal

Dani Rovira está en un proceso de reconstrucción personal. Asegura que vive un momento agitado, pero ya no teme al futuro. "Cuando pase la ola veré los daños y a partir de ahí construiré", dice con serenidad. Con este monólogo, Rovira se aleja de los convencionalismos del humor comercial y se adentra en un terreno más profundo y sincero. "Vale la pena" no es solo un espectáculo cómico, es una confesión pública, un acto de generosidad emocional que rompe tabúes sobre la salud mental y el miedo a mostrarse vulnerable. Una forma de decirle al espectador: "Yo también he estado ahí, y está bien hablar de ello".

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