Es uno de los rostros más conocidos de este país pero la fama es una moneda de doble cara. Tamara Falcó está feliz con su presencia en los medios de comunicación pero a veces también necesita un descanso. A sus 42 años, ha desarrollado varias técnicas para escapar de los fotógrafos: "En una ocasión me escondí en el maletero de un coche", ha desvelado este miércoles en El Hormiguero.
La experiencia, desde luego, no fue demasiado satisfactoria: "Primero pienso, ¿me voy a ahogar? A lo mejor sería mejor la foto porque en el maletero no hay nada en lo que sujetarse, está oscuro...", ha contado. Tampoco quedó muy traumatizada porque ni siquiera recuerda adónde iba: "Pues ya ni me acuerdo. Lo del maletero solo lo hice una vez, después ya ha evolucionado la técnica", decía entre risas. Eso sí, no ha querido compartir sus secretos con el resto de compañeros de El Hormiguero: "No pienso decir nada, nos está viendo mucha gente". Aunque sí ha apuntado: "Tengo parking con dos entradas, la casa de mi madre tiene dos entradas también y tengo un marido que conduce muy rápido".
Tamara nació con una exclusiva debajo del brazo y está más que acostumbrada al interés de la prensa, pero ha confesado que a algunas personas de su entorno les cuesta más lidiar con la expectación mediática: "Impresiona mucho salir a la calle y que se abalancen un montón de cámaras de prensa, que se lo digan a mi suegra", ha dicho en referencia a la madre de Iñigo Onieva, Carolina Molas, que rechazó incluso aparecer en la exclusiva de la boda entre la marquesa de Griñón y su hijo.
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