Desde que Dani Alves entrara en prisión por violar a una joven en una discoteca de Barcelona, las señales que Joana Sanz sobre su posición con respecto al escándalo fueron contradictorias. Al principio se distanció de su marido, llegando a hablarse de divorcio. Sin embargo, con el tiempo, la modelo se animó a mostrarle públicamente su apoyo. Ahora, tras la salida de la cárcel de Alves el pasado 25 de marzo, los dos han sido fotografiados paseando de la mano por las calles de Barcelona.
El lateral derecho y la canaria fueron vistos hace unos días caminando por la ciudad Condal aparentemente tranquilos y demostrando una buena sintonía, tal y como publica este miércoles Diez Minutos. Hace unos días, Joana dejaba claro que, en contra de todo lo que se había contado, su relación no atravesaba ninguna crisis. Lo hizo a través de una fotografía que compartió en las redes sociales y en la que entrelazaba sus manos con las del futbolista.
Vestidos con ropa informal y ocultando su rostro con gafas de sol, se dejaron ver compartiendo confidencias entre arrumacos y caricias, lo que demuestra, definitivamente, que la modelo ha dado una segunda oportunidad al jugador mientras sigue cumpliendo condena. Los dos viven juntos en la mansión del exculé a las afueras de Barcelona, en una de las zonas más exclusivas, Esplugues de Llobregat.
El futbolista logró salir de prisión después de que su abogada lograra consignar el millón de euros que la Audiencia de Barcelona le condenó a pagar el pasado 20 de marzo. El futbolista permanecía en prisión provisional desde enero de 2023 a la espera de ser juzgado por la agresión sexual que cometió en la discoteca Sutton durante la madrugada del 30 al 31 de diciembre de 2022. En el auto quedó reflejado que si Alves lograba pagar la fianza podría salir de la cárcel, pero no viajar fuera del país ni usar sus dos pasaportes. Tendría que comparecer semanalmente ante el tribunal.
El juicio de Dani Alves se celebró entre los días 5 y 7 de febrero de 2024. La Audiencia de Barcelona lo condenó a cuatro años y medio de prisión, cinco años de libertad vigilada, prohibición de acercarse a la víctima a menos de 1.000 metros y una indemnización de 150.000 euros.