El alcalde madrileño se casa el próximo 6 de abril con Teresa Urquijo en la finca Los Molinillos y los novios ya han comenzado a disfrutar de sus respectivas despedidas de solteros. Si la analista viajó a Milán con sus amigas y se paseó por la ciudad de la moda con un sombrero de cowboy, Martínez Almeida se trasladó a Galicia para zamparse un cocido con la plana mayor del PP.
El madrileño se reunió en A Coruña con un grupo de amigos, todos ellos abogados del Estado, con los que trabajó antes de entrar en el mundo de la política. Según EsRadio, comieron en un conocido restaurante de la zona del puerto marítimo y continuaron la reunión en el hotel Finisterre y los jardines Méndez Núñez, donde se fotografió con algunas personas que le reconocieron.
Ya el domingo, Martínez Almeida se trasladó a Lalín, en Pontevedra, donde se celebraba la Feria del Cocido. Junto a Mariano Rajoy y al presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, disfrutó de la gastronomía de la zona y aprovechó para hacer campaña con los suyos para ganar las próximas elecciones del 18 de febrero.
Una despedida más castiza
Esta solo ha sido la primera fiesta de soltero del alcalde, pues tendrá varias con distintos grupos de amigos. La próxima será en Madrid y tendrá un aire más castizo. "Comerán callos en Casa Ciriaco", han dicho los tertulianos de Losantos.
Dos meses para la boda
La boda entre el alcalde madrileño y la nieta de Teresa de Borbón-Dos Sicilias, prima del emérito don Juan Carlos, se celebrará el próximo 6 de abril en la finca Los Molinillos. En esta propiedad, que pertenece a la familia de Urquijo, se celebró también la fiesta de pedida. Allí se intercambiaron sus regalos: rosas, una joya y un reloj.
El alcalde tiró la casa por la ventana y compró un gigantesco ramo de 70 rosas rojas para su prometida, un detalle cuyo coste alcanzó los 350 euros y que pagó de su propio bolsillo. Y no fue el único, porque el alcalde madrileño cambió el tan manido anillo de compromiso por un fantástico broche de estilo vintage que pertenecía a su familia. Teresa Urquijo, por su parte, mantuvo la tradición y agasajó a su futuro esposo con un reloj de alta gama.
Los novios andan inmersos en los preparativos de su gran día. El rostro del PP ha hablado en varias ocasiones y con mucho humor sobre los detalles: "Lo de las mesas es una situación complicada y difícil pero espero que la gente ponga por encima la buena nueva que es una boda". Está agobiado, pero feliz: "Es un día muy importante y creo que un día esperado pero ya que he hablado de derbis, vamos partido a partido. Quedan tres meses, queda mucho por hacer", explicó.