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Rubiales, 'atrincherado' en su casa de Motril, impone la ley del silencio entre su familia: "Ni una palabra"

El ya ex presidente de la RFEF sigue ejerciendo su autoridad en su círculo más cercano. Luis Rubiales quiere manejar el escándalo a su manera y no le está gustando que determinados miembros de su familia estén sacando los pies del tiesto, aunque sea para defenderlo. El espectáculo de su madre, encerrada en la iglesia del pueblo hasta la extenuación, no ha conseguido ablandar el corazón de los críticos sino todo lo contrario, y las intervenciones públicas de sus primos más de lo mismo. Así las cosas, Rubiales se ha plantado: "Ha dado una orden directa a todos sus familiares para que nadie hable con los medios de comunicación. Silencio absoluto. Ni una palabra", aseguran.

Rubiales se encuentra en Motril y, según su círculo cercano, está "muy nervioso". Está 'atrincherado' en la casa de uno de sus familiares para evitar a la prensa y solo salió de ella el miércoles por la noche, para acudir al hospital donde fue trasladada su madre tras sufrir un ataque de ansiedad que le obligó a abandonar su encierro en la Divina Pastora.

El ex futbolista llegó al hospital Santa Ana de la localidad granadina a las 23:30 h. de la noche, en un coche con las lunas tintadas y una gorra con visera tapándole la cara para evitar a la prensa. Dentro del centro fue reconocido por algunos sanitarios afines y hasta se fotografió sonriente con ellos.

No está previsto que Rubiales aparezca en los medios ni haga nuevas declaraciones por el momento. La tormenta es más fuerte de lo que pensaba y ha decidido pasarla a cubierto: "Por el momento no quiere hablar, pero cuando se calmen un poco las cosas, dará explicaciones", ha dicho este jueves el primo de Luis. "Estamos ya un poquito cansados de este tema, a ver si pasa un poquito más rápido".

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