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Pedro Sánchez saca el puño en el Congreso pero manda rosas a su mujer todos lo meses desde hace casi 20 años

Año 2003. Pedro Sánchez llegó al chalet de unos amigos suyos en Madrid, por un cumpleaños, y allí la vio a ella. Era una joven Begoña Gómez, por la que sintió una atracción total. Y se conocieron, porque parece ser que fue mutuo.

Un buen año para nuestro presidente de Gobierno en lo personal, ya que en política ese 2003 concurrió por primera vez a las elecciones municipales de Madrid pero no llegó a obtener el acta de concejal en el Consistorio. Pero volviendo al sí triunfal romance con Begoña, se puede decir que el curso de la relación también fue y es exitoso.

Tan solo dos años después del fuerte flechazo, tiempo suficiente para que Sánchez se instalara en el piso de ella en La Latina, nació su primera hija. Ainhoa, que hoy ya tiene 18 años.

Un ramo de flores cada mes

No tardaron tampoco mucho en casarse. A los 3 años, ni corto ni perezoso, el político decidió sorprenderla pidiéndole la mano en un restaurante cualquiera. Y, poco después de la boda, su segunda hija. Se llama Carlota y hoy tiene 16 años.

Y como se suele decir, porque desde entonces han pasado casi 20 años, la planta hay que regarla. Pedro y Begoña lo hacen y lo siguen haciendo. Una muestra de ello es que él le regala a ella todos lo meses un ramo de flores, no ha fallado ni uno en todo este tiempo.

Posiblemente muchos más ramos mereciera la mujer de nuestro actual presidente del gobierno, porque por su difícil posición es, muchas veces, objeto de críticas. Muchas veces injustas y duras, como la que Sánchez expuso durante su intervención hace unos días en La Sexta: "Decir que es un transexual o cualquier otra de las barbaridades que se han venido diciendo... No por la transexualidad, sino por la forma de atacar personalmente". Y añadió: "Ha sufrido, pero lo ha llevado con mucha entereza".

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