A menos de una semana para poner punto y final a Sálvame, la encargada de descubrir qué famoso miente o dice la verdad se plantea alejarse del mundo de los focos.
A Conchita solo le ha bastado utilizar la máquina de la verdad para revelar la cara más oculta de todo aquel que se sentaba en el Deluxe. Durante 12 años, la de Zaragoza ha sido la 'culpable' de destapar mentiras y verdades de todos los valientes que se ponía en manos de sus famosos cables.
Una década más tarde, y algún que otro Deluxe de por medio, la poligrafista más querida de la televisión se despide de esta etapa por el fin de Sálvame. Tal y como ha confesado en varias ocasiones, Conchita vive entre Zaragoza y Madrid. Y aunque no se prevé que vuelva a su ciudad natal, ya que tiene proyectos alejados de la gran pantalla en la capital, Conchita no descarta jubilarse.
Los entresijos del polígrafo
Pocos trabajos generan más curiosidad que el de Conchita. Los cables agarrotados a la máquina de la verdad y su facilidad para descubrir mentiras y verdades suscitan el interés de todo aquel que le ha visto por televisión.
Hace unos meses, en una entrevista que realizó a El Mundo, Conchita confesaba que la gente le tiene mucho cariño, además de sentir curiosidad por su trabajo. "Siempre quieren hacerse fotos conmigo. También, hay alguno que pone en duda lo que hago", admite.
Con el objetivo de saciar la curiosidad de todos sus seguidores, la poligrafista de Sálvame revela sus secretos: "El polígrafo es una prueba científica, lo que hace es medir los cambios neurofisiológicos cuando una persona está preparada para responder. Cuando tienes conocimiento en mente de una cosa y dices otra, el sistema nervioso se altera. Precisamente, el polígrafo está basado en el sistema nervioso, que comienza en la nuca y termina en el ano. Por ello, se mide a nivel torácico y a nivel abdominal la presión sanguínea. El cuerpo habla", revela la zaragozana a menos de una semana para que termine el programa que le ha hecho brillar en la pantalla.