El programa 'Una vida Bárbara' ha terminado este miércoles con un último capítulo en el que la protagonista ha repasado su segunda etapa con el rey Juan Carlos, con el que retomó su relación tras su separación de Ángel Cristo. "Nos comportábamos como una pareja normal. Hablábamos, nos veíamos, comíamos, nos reíamos...".
Bárbara Rey se negó a ver al emérito en su propia casa y acordaron hacerlo en el famoso chalé de Boadilla, donde protagonizaron escenas muy familiares: "Yo le preparaba todo en mi casa, la mejor comida, el whiskito, el purito... Y él me decía 'No sabes cuánto te agradezco lo que haces teniendo en cuenta la situación en la que estás". En aquel momento, la ex vedette atravesaba graves problemas económicos pero asegura que Juan Carlos I jamás la ayudó: "Yo tuve que vender mis joyas para dar de comer a mis hijos. Así estaba. Y él no tenía un detalle. Bueno, me regaló una monedita de oro y cuando fui a empeñarla no me la cogieron porque era de 14 kilates y lo mínimo eran 18. Imagínate".
Poco después, comenzó la pesadilla de Bárbara: las escuchas, los espías y la 'mano negra' que la apartó de televisión. El chantaje a don Juan Carlos con fotografías comprometidas a su lado hizo saltar las alarmas. Manglano, ex consejero del rey y ex director del CSID, estaba al tanto de todo: "En mi casa, el teléfono estaba pinchado. En la puerta se ponía una furgoneta con antenas estrambóticas", ha contado Bárbara. "Él a veces me decía cosas comprometidas por teléfono y yo le pedía que no me las dijera, porque yo sabía que nos escuchaban, pero él decía que le daba igual. Una vez los escuché que decían: 'Apaga el magnetofón que ha terminado de hablar'. Y les dije 'Sois lo más tonto que hay en España".
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En aquella época, Bárbara denunció que dos encapuchados habían asaltado su casa y habían robado cintas de vídeo y casettes que guardaba en una caja fuerte: "Yo tengo dos o tres grabaciones, no tengo las barbaridades que dicen que tengo. Él mandó muchos mensajes y estaban en el contestador, pero los borré todos". Entonces temía por su vida y lo gritó a los cuatro vientos para protegerse: "Me quieren matar pero yo voy a llegar al fondo de todo esto. No saben los españoles en manos de quiénes estamos", dijo entonces.
Todavía hoy, Bárbara niega haber cobrado dinero (600 millones de pesetas, según se publicó) por su silencio: "A mí no me han llegado. Las personas que dicen que los tengo deberían demostrarlo. Yo no he hablado porque no he querido. Pero vamos, que todavía están a tiempo de dármelos. Su hijo ha renunciado a la herencia, ¿no? Pues nada, aquí estoy, estoy en Marbella". Y ha añadido: "Mi vida sin él era mucho más hermosa, fácil y tranquila. Muchas veces he maldecido la hora en que volvimos. Yo no me sentía ninguna privilegiada, todo lo contrario. A veces he querido que él se interesara por mí, pero él no se interesa por nadie".
