Bárbara Rey quería contar su historia, pero sin meterse en más líos. Durante la grabación inicial de su docuserie Una vida Bárbara para Antena 3, en la que habla abiertamente de su relación con el rey emérito Juan carlos I, negó con rotundidad haber recibido dinero a cambio de las grabaciones íntimas de los encuentros que se ahabían producido en su casa. El plan de guardar silencio y ocultar el cobro se le fastidió cuando otro documental emitido por HBO, Salvar al rey, sacó a la luz los audios íntimos de la vedette con el entonces monarca. La estrella del destape se vio obligada a cambiar su versión sobre las grabaciones y a volver a rodar varias escenas de su biopic para contar la verdad.
Fue el pasado 9 de septiembre cuando a través del streaming de HBO se pudieron oír las grabaciones de audio con los mensajes de Juan Carlos dejaba a Bárbara en el contestador de su domicilio, con frases del entonces rey como "nada, saber cómo estás y darte un besito de buen día, muá", o diálogos entre los dos amantes en los que Bárbara afirmaba, "pues nada, mi vida, duerme, descansa. Te quiero mucho", y el emérito contestaba: "Te quiero". Estas grabaciones escandalizaron y divirtieron a partes iguales a toda España, mientras los periodistas y ex agentes del servicio secreto que participaron en el documental aseguraban ante las cámaras que habían sido grabadas por la artista.
Para entonces Bárbara ya había rodado también en los meses anteriores buena parte de su propia serie, Una vida Bárbara. La productora desdeñó lo grabado donde negaba haber cobrado, así que sentó en el plató de nuevo a la cantante y bailarina para que rectificara y contara lo que aseguraban que había ocurrido en Salvar al Rey.
En la serie de HBO se afirmaba que la amante del entonces rey de España había recibido pagos al menos dos veces; la primea durante los primeros años del afaire, entre 1977 y 1980. Entonces alguien llamó a Zarzuela para avisar de la existencia de unas fotos de Juan Carlos tocando un pecho a Bárbara durante una de las citas en una casa puesta a disposición de los amantes por el servicio secreto. La vedette consiguió cobrar de aquella 150.000 euros y firmar un contrato en Televisión Española a cambio de no publicar las imágenes.
En el documental también se afirmaba que a mediados de los 90 la ex mujer de Angel Cristo había llenado su vivienda particular de cámaras y micrófonos para grabar sus encuentros sexuales y sus conversaciones. En esa ocasión Bárbara llego a otro acuerdo con los servicios secretos para entregar más cintas por 300.000 euros de pago inical, más 30.000 euros mensuales, y eso después de haber denunciado públicamente que le habían robado y se habían llevado material "sensible" de su domicilio, según relatan en Lecturas.
Así que la presentadora acabó en Canal 9 de Valencia presentando un programa de cocina por el que se embolsaba medio millón de euros por espacio. La reina Sofía no soportaba verla en las televisiones nacionales, y Bárbara no dejaba de pedir la compensación monetaria por callar y no hacer correr las imágenes y los audios que estaban en su poder.
Encuentros en la casa de campo de Franco
Tras tener que claudicar y aceptar que cobró todo lo que cobró, quien fuera la rubia más sexy del país ya no se ha callado nada, y en el segundo capítulo de su docuserie, estrenado este 19 de abril, ha contado todos los detalles de cómo fueron los inicios de su romance con el Jefe de Estado en plena Transición política española.
El afaire llevado en secreto desde que se conocieron hace ya 40 años se materializaba incialmente en una de las casas de campo de Franco, de la que la artista recuerda que "estaba como en alto, como en un montículo, todo rodeado de encinas, pinos... Era muy austera, una cosa tenebrosa. En la parte del salón había un sofá de cuadros que no te quiero ni contar. Había muchas habitaciones con unas camas de mierda que no las habría puesto en ningún sitio. Así era Franco porque, me imagino yo, que esas serían para sus nietos", ha relatado en la serie con todo lujo de detalles.
Con el tiempo el rey y ella cogieron confianza y los encuentros eran más relajantes. La bailarina ya llamaba al emérito cariñosamente "Juan, Juanito, cariño, mi amor o estas cosas que se suelen decir" y confiesa que "ya no le iba a decir 'Majestad, hoy lo estamos pasando muy bien'", porque no era plan con lo íntimamente que se conocían.
Esa confianza permitió a la vedette ser testigo de muchas diálogos y secretos, incluso de Estado: "Más a la izquierda de las habitaciones había un teléfono en el cuál escuché muchas conversaciones".
Asesora en materia de artisteo
Bárbara llegó incluso a ayudar al emérito a organizar una recepción real con actores y actrices de la época, para lo que ella le facilitó un listado. Le había pedido que los nombres fueran proporcionales en materia de ideología política. Ella cuenta cómo acudió a esa recepción sola, cómo no fue del todo bien recibida por los compañeros del cine y se sentía juzgada por ellos: "Las grandes estrellas y actrices decían que qué hacía esta tía ahí. Era la del destape, y me miraban".
Por entonces llevaba muy poco tiempo inmersa en el romance real que había comenzado con una llamada del entonces aún joven rey Juan Carlos, en 1977, que la actriz confundió con una broma. El padre del rey Felipe VI entonces le dio un número al que debía llamar para comprobar que él era quien decía ser, y así lo hizo: "Cuando me respondieron por Zarzuela ya me entró cosa".
Tal y como resume Semana, la historia de amor se incició con una invitación a conocer Zarzuela, para lo que Bárbara fue recogida con un coche y llevada a Palacio: "Llegamos a un sitio donde está la guardia, la barrera y es cuando vi el Palacio". Tras aquella visita guiada, el emérito la llamaba "hasta dos y tres veces, la primera de ellas antes de su audiencia, cuando ya terminaba sus cosas de gimnasia y demás". Rey recuerda el primer encuentro en el que ya se dejaron claras las intenciones del monarca: "Se comportó correctamente pero al marcharme me abrazó, me besó y me dijo de vernos".
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