De un padre pobre pero inteligente que hizo una fortuna, y de una mente fantasiosa siempre necesitada de llamar la atención: de esos dos orígenes ha salido la riqueza de la que goza Ana García Obregón desde niña, que solo ha hecho que crecer con su variopinta actividad profesional, y que le permite todo tipo de caprichos hasta, incluso, comprarse un bebé mediante el método de alquilar el vientre de una mujer en territorio estadounidense y saltarse la legalidad española.
Cuando a Antonio y Ana María Obregón les dijo su hija Ana que quería ser artista, no les gustó nada la ocurrencia. Para entonces ellos habían conseguido una alta posición económica pero no les gustaba salir en los papeles ni ser el foco de la atención, aunque disfrutaban de la amistad de algunos ilustres vecinos, como Luis Miguel Dominguín, que compartía con ellos el problema de los también sueños de fama de su hijo, Miguel Bosé, amigo de Ana Obregon desde muy jovencitos.
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Ana Obregón pasó de su padre y se volcó en conseguir sus sueños. Y ya lleva más de 50 años de carrera en los que su participación en películas, series, programas de televisión y reportajes en exclusiva han conseguido que no haya necesitado ejercer su carrera como bióloga para sobrevivir. Más bien al contrario, su fama le ha hecho millonaria.
Lo que ha cobrado Antoñita la fantástica en la tele
Aunque pretendió ser una estrella de Hollywood, or lo que se ganó el apodo de "Antoñita la fantástica", aunque incluso se la pudo ver jovencísima participando en un capítulo de la serie de los 80 El equipo A, donde ha arrasado es en la televisión española.
La serie en la que más dinero ha ganado, según el ranking publicado por El Español, es Ana y los 7 (2002-2005), que Ana creó coprodujo, guionizó y fue, cómo no, la actriz principal. Al principio nadie creía en la serie, porque ella era un personaje del cuore. Pero acabó emitiendo en TVE 91 capítulos y siendo unos de los éxitos televisivos de la primera década del siglo XXI, con share máximos del 38,1 por ciento y hasta 6,9 millones de espectadores.
La serie se exportó a muchos otros países y el caché de la Obregón alcanzó los 150.000 euros por capítulo. Solo la multiplicación por los 91 da 14, 5 millones de euros, a los que habría que sumar publicidad y derechos internacionales, lo que da una idea de las cantidades obtenidas por la artista.
También había triunfado antes en el formato que presentó junto al admirado presentador bilbaino Ramón García, ¿Qué apostamos?, en pantalla también en la televisión pública de 1993 a 1998. El concurso familiar podría haberle facilitado a Ana entre 50 y 80.000 euros por programa y llegó a presentar 90. El espacio se fue a pique cuando prescindieron de la figura de la madre de Aless Lequio para incorporar a su rival en la vida real, Antonia Dell`Atte, primera esposa de Alessandro Lequio, quien ha sido el único marido de la Obregón.
También triunfó junto a Lina Morgan en la serie Hostal Royal Manzanares, entre 1996 y 1998, donde cobraba 250.000 euros por cada uno de los 21 capítulos en los que interpretó el personaje de la graciosa y miope Sonsi. Y, desde luego, ha cobrado convenientemente cada una de sus apariciones para dar las campanadas de Nochevieja, en las que comenzó en 1995, y en las que ha repetido protagonismo en 1996, en 2005, en 2021 y este mismo año, 2022, en el que ha relegado totalmente a la emblemática Anne Igartiburu en el puesto. Por las últimas apariciones para retrasmitir las doce uvas, al parecer ha llegado a cobrar 35.000 euros.
Otra fuente de ingresos navideña han sido los también rentables anuncios de Freixenet, en los que se estrenó junto a Plácido Domingo en 1984, y con el que se embolsó 100.000 euros de los de la época (16 millones de pesetas).
Los otros negocios de la bióloga
Ana Obregón es uno de los rostros de la fama patria que tiene en la revista Hola su medio de cabecera para contar cualquier asunto que le ocurra en su vida, como bien ha quedado claro estos día cuando ha presentado a su nieta, obtenida mediante el alquiler del vientre de una mujer en Miami, y la inseminación con el semen de su hijo Aless, tristemente fallecido por cáncer en 2020.
No siempre ha cobrado las grandes exclusivas publicadas por la revista para evitar el "palo" de Hacienda, pero se lo han pagado en especias, con quizá joyas, alta costura o las reformas de su casa, si así le ha venido bien. Ha tenido muchos reportajes a lo largo de los años. Algunos le han proporcionado 30.000 euros, otros 80.000, y ha llegado a obtener hasta 150.000 euros por otros. El tradicional posado en bikini en Palma de Mallorca, que se conocía como el pistoletazo de salida del verano, Obregón se lo ofrecía casi siempre gratis al conjunto de los medios; le sobraban razones y temas.
Sin embargo, Ana ha llegado dilapidar todos los records en cuanto a cobro de apariciones en Hola, según aseguran desde el sector, con las últimas exclusivas a raíz de ser madre-abuela; se dice que podría haber percibido alrededor de un millón de euros de una tacada.
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Y luego están las redes sociales, de cuyas posibilidades de ingresos Ana Obregón no es ajena. Tiene un millón de seguidores en la cuenta de Instagram, que aunque la utiliza para publicar fotos y reflexiones personales, también le renta al ser imagen de marcas como La cabine, en este caso de cosmética y belleza, que le abona unos 5.000 euros por cada post que suba a su perfil.
Ana también tenía como fuente de ingresos el 10 por ciento de Jotsa, la empresa que fundó su padre, cerrada en 1999, y ha formado parte inversora de entidades como Promociones y Construcciones del Golf 2 SA, hasta 1990, Promotorauno SA, que está extinguida, Promotoras SA, donde cesó en 2013, y Coreser SL, cesada en 2022 por la Fundación Aless Lequio. Todas ellas empresas que tienen que ver con la propiedad de bienes inmuebles.
Un padre pobre que la hizo rica al nacer
Antonio García, el padre de Ana Obregón, fue siempre el espejo en cuanto a tesón y emprendimiento en el que se ha mirado su hija pequeña. Nacio pobre en plena posguerray pasó hambre, pero con 14 años ya estaba trabajando en una tienda barriendo, fregando o como recadero. Compaginó trabajo y estudio porque tenía sobrada inteligencia, y consiguió terminar sus estudios de delineante, aparejador y arquitecto técnico como número uno de su promoción.
Se caso con Ana María Obregón, la única hija de un empresario, Juan Obregón que le ayudó con el 50 del capital que le permitió fundar la empresa Jotsa, la constructora creada junto a otros dos socios con la que compró a Luis de Usa y Gavaldà, II conde de los Gaitanes, la gran finca privada a las afueras de Madrid, de 1.150 hectáreas, que dio origen a lo que hoy conocemos como La Moraleja, el barrio de España con la renta per cápita más alta del país, donde todavía vive toda la familia Obregón, puesto que uno de los primeros grupos de casas se los reservó Antonio para sí mismo y sus cinco hijo e hijas.
Esta operación la llevó a cabo un joven Antonio en 1969, quien desembolsó 700 millones de pesetas (unos 4,2 millones de euros de ahora) por el 95 por ciento de las acciones de Niesa, propietaria la zona que se dividió en parcelas de diferentes tamaños. Ese fue el origen de su fortuna.
Trozos de tierra con construcciones de lujo en un entorno de privacidad y privilegio donde han vivido desde estrellas de cine, del fútbol, de la comunicación, embajadores y políticos y los dueños de grandes empresas del Ibex 35, entre otras personas de altísimo poder adquisitivo. Esa cuna es la de Ana Obregón; la cuna de oro del pelotazo con visión de futuro que supo dar su padre.
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