Pablo Urdangarin cuando buenas sensaciones a comienzos de este año cuando, con una naturalidad asombrosa, habló de las imágenes de su padre, Iñaki, junto a su entonces compañera de trabajo, Ainhoa Armentia. Este martes 6 de diciembre cumple 22 años y lo hace lesionado, ya que el pasado viernes sufrió un esguince durante un partido con el Barça de balonmano en Pontevedra.
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La tormenta sobre el matrimonio de sus padres no cesaba y el joven jugador de balonmano, con una calma absoluta y una gran educación, hacía frente a la tempestad sin despeinarse.
Su saber estar ante la prensa ha estado lejos de ciertas actitudes que sí hemos visto en su primos Froilán y Victoria Federica. Las comparaciones son odiosas, pero con el hijo de la infanta Cristina no hemos tenido, por el momento, malas caras, desplantes ni gritos. Muy discreto con su vida privada, Pablo privatizó sus redes sociales cuando su nombre comenzó a tener más relevancia.
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Pablo también ha salido del paso a la hora de hablar de otros asuntos puntiagudos de su familia, como las polémicas de su abuelo, el rey Juan Carlos. Los dos guardan una espléndida relación. Hemos visto al emérito en las gradas viendo a su nieto. El joven, en abril, también viajó a Abu Dabi con sus hermanos para hacerle una visita.
En el terreno profesional, el joven es una de las grandes promesas del balonmano español. Actualmente, tras pasar por varios equipos europeos, juega en el Barça y le han llegado a comparar con su padre, que se convirtió en toda una figura de este deporte y en uno de los referentes de los blaugranas en estos derroteros. Cuando se casó con la infanta se convirtió en el 'yerno perfecto', pero todo cambió con su implicación en el Caso Nóos y su paso por la cárcel. Desde los últimos meses, Armentia es su principal prioridad junto a sus hijos.
