El diestro y su mujer no se hablan en casa pero fuera de ella son dos libros abiertos. Palabras y gestos que demuestran la profunda crisis que atraviesa su matrimonio y que ella ya ha corroborado en su nuevo programa: "Dormimos separados". Cansado de callar y aguantar un chaparrón que no amaina, el diestro ha dicho 'basta'. Ana María Aldón ya se ha instalado en Madrid, donde el niño comienza el colegio en unos días, y Ortega Cano ha movido ficha: ha visitado a su hermana Conchi.
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El encuentro supone toda una provocación para la diseñadora, que ha manifestado en varias ocasiones la mala relación que mantiene con su cuñada, a la que culpa, entre otras cosas, de todas sus miserias maritales. Este viernes, los hermanos se han reunido en el cementerio para rezar por sus familiares y su encuentro ha sido muy emotivo: una abrazo, un beso y unos ojos llorosos. Y es que Ortega Cano se había distanciado de Conchi tras las últimas intervenciones públicas de su hermana arremetiendo contra Aldón. El torero calló a su hermana y marcó distancias. Pero ni eso ni haber recluido a Gloria Camila en una granja gaditana ha aplacado el enfado de su mujer, por lo que el viudo de Rocío Jurado ha cambiado claramente su estrategia.
Ortega, cuya actitud con la prensa también ha cambiado radicalmente, se ha mostrado muy contento con el reencuentro: "La he visto muy bien, con buen aspecto pero más delgada", ha dicho. Conchi, por su parte, ha lanzado un mensaje a Aldón: "No me voy a alejar de mi hermano, por él muero".
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