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El informe forense de la exjequesa fallecida, Kasia Galliano: moratones en el cuerpo y sangre en la vivienda

Los últimos datos desvelados de la muerte de Kasia Galliano suman todavía más interrogantes a su repentino y misterioso fallecimiento. Y es que el cadáver de la princesa, que llevaba entre seis y diez días descomponiéndose en su dormitorio, presentaba moratones en los hombros. Además, la policía encontró restos de sangre en las escaleras de la casa y también en las plantas, así como una lámpara rota y cristales por doquier.

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La principal hipótesis, por el momento, es que ella se cortó los pies con los cristales y dejó huellas de sangre por el camino hasta su dormitorio, donde se encontró su cuerpo. Aquí había tres botellas de vodka vacías, fármacos para inhibir los efectos del alcohol y antidepresivos, un cóctel que podría haber sido letal.

Su novio, el artista Bruce Baps, insiste en que ella tenía miedo, pues había sido atacada unas semanas antes y había sufrido un robo millonario: "Hacía meses que no bebía alcohol, tampoco fumaba. Ella no se suicidó, estaba trabajando en un proyecto que le ilusionaba mucho, unos vinos de Francia que iba a comercializar en Marbella".

Kasia Gallanio, de 46 años, estaba atravesando un infierno por el que estaba pasando. La ex princesa de Qatar libraba una batalla legal contra el padre de sus tres hijas por la custodia de las chicas, con las que ni si quiera le permitían hablar. Una de ellas, de hecho, denunció haber sido víctima de "tocamientos inapropiados" por parte de su padre, y su madre se sentía culpable por no haber podido protegerla. La princesa y su expareja, Abdelaziz bin Khalifa Al Thani (73), tenían tres hijas, Sheikha Malak, Sheika Yasmin y Sheikha Reem. Tras la separación, las niñas querían estar con su madre, pero él no lo permitió. Su relación se tensó hasta el punto que las echó de la mansión parisina en la que vivían y las alojó en "hoteles modestos y alojamientos de corta duración". "Le gusta controlarme a través de las niñas, pero eso solo las lastima a ellas. Yo no quiero dinero, solo compasión para las niñas y libertad para mí. Lo importante para mí es poder caminar, poder salir, poder hacer las cosas que quiero, en lugar de estar aislada".

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