Aunque acabamos de despedir el verano y hemos entrado ya en el otoño, el mes de octubre es ideal para realizar una escapada. Aún suele hacer buen tiempo, ya que el conocido como 'veranillo de San Miguel' nos deja jornadas soleadas y tardes frescas, ideales para disfrutar de unos cuantos días en pareja recorriendo algún paraje de lujo.
Desde Exotticca nos proponen surcar el Mediterráneo. Las buenas temperaturas y el descenso del turismo nos permiten disfrutar de lo mejor de su costa sin aglomeraciones. Un recorrido en barco nos lleva a conocer algunas de las islas más codiciadas de este mar donde no faltan las historias de antiguas batallas, la cultura y el buen ambiente.
Sicilia, Italia.
La isla italiana combina a la perfección la naturaleza más abrupta con los resquicios de las antiguas civilizaciones que se asentaron en ella gracias a su posición estratégica en medio del Mediterráneo. Su amplio patrimonio griego, romano, normando, renacentista o barroco está presente en muchas de las ciudades o pequeños pueblos que bordean su costa, ideal para recorrer en barco.
La primera parada debería ser su capital, Palermo, donde se encuentran algunos de los mejores ejemplos del glorioso pasado de la isla. Descendiendo hacia el sur conviene parar para contemplar los tesoros de Taormina. Esta antigua ciudad fundada por los griegos conserva algunos de los restos arqueológicos más importantes de la isla, como el teatro greco-romano.
Malta, Gozo y Comino.
Elegida Capital Europea de la Cultura para el 2018, Malta este año está de celebración. El pasado mes de marzo su capital, La Valeta, cumplió 450 años de su fundación. A pesar de su reciente historia, el país cuenta con un rico pasado de conquistas debido a su situación geográfica, pues suponía un gran atractivo como vía comercial del Mediterráneo.
Su puerto, además, fue uno de los más importantes, ya que en él hacían parada muchos de los barcos que traían mercancías desde Oriente y Occidente. Navegar por su costa nos lleva hasta algunas maravillas como la afamada Gruta Azul, o a sus islas: Gozo y Comino, rebosantes de tesoros naturales.
En ella encontraremos numerosos templos, como el de Ggantija, iglesias barrocas, espectaculares playas y muy buen ambiente nocturno. Por su parte Comino es popular por ser el lugar donde se halla la laguna Azul, una piscina natural de agua turquesa donde relajarse.
Islas griegas.
Elegir entre más de 2.000 islas es complicado, aunque recorrerlas en barco permite descubrir un gran número de ellas. Este tesoro griego es, desde los tiempos más remotos, uno de los destinos más codiciados de los navegantes que buscaban nuevos territorios donde asentarse.
Así es como encontramos algunas joyas como Cnosos, la ciudad que el rey Minos ordenó construir y donde aún yacen los restos de su antiguo palacio. Se encuentra en la gran isla de Creta, aunque no es su única reliquia. A pocos kilómetros también se halla Festos, uno de los yacimientos más importantes de la civilización minoica.
Más allá de la arqueología y la historia, las islas griegas también ofrecen un descanso en playas cristalinas y pequeños pueblos con vistas al mar. El blanco, su seña de identidad, tiñe algunas de las casas de las islas más conocidas como Santorini o Mykonos.
Dubrovnik, Croacia.
La ciudad amurallada que se erige sobre la costa de Dalmacia es una de las ciudades más bellas de Europa. Su puerta de Pila nos introduce a un entramado de pedregosas calles que ascienden a través de infinitos peldaños hasta lo más alto de la ciudad, desde donde se obtienen algunas de las mejores vistas al Adriático, una de las subdivisiones del Mediterráneo.
Víctima de numerosas guerras, algunas de ellas tan demoledoras como la de los Balcanes, la antigua Ragusa ha sabido reinventarse a sí misma y conservar algunos de los monumentos que hoy concentran a un gran número de turistas. Un viaje organizado por los Balcanes, con parada en Duvrovnik, nos lleva por la Catedral, la Torre del reloj, el Palacio del rector, la fuente de Onofrio o el monasterio franciscano, donde se encuentra la farmacia más antigua de Europa: Mala Braca, abierta desde 1317.
Mallorca, España.
Las Baleares son perfectas para recorrer en barco. Sus aguas cristalinas, el buen tiempo, el amplio patrimonio y sus tesoros naturales han hecho de ellas uno de los destinos turísticos más internacionales. Su capital, Palma de Mallorca, guarda entre sus calles medievales un sinfín de edificios góticos que se erigen sin perder el contacto con el mar.
Su barrio histórico está presidido por la Seu, la catedral donde el arquitecto catalán Antoni Gaudí dejó huella y que hoy es uno de los iconos de la ciudad. No muy lejos se halla el Can Vivot, el lugar marcado por ser donde se llevó a cabo la conspiración de los Borbones durante la guerra de Sucesión. Su carácter defensivo lo encontramos en el castillo Bellver, desde donde se obtienen unas impresionantes vistas a la bahía.
Su hermana pequeña, Menorca, ofrece algunas de las mejores calas del archipiélago. Y la naturaleza cobra vida en Formentera y Cabrera. La primera de ellas es conocida por el color de su agua, mientras que la segunda cuenta con uno de los ecosistemas más ricos del Mediterráneo gracias al Parque Nacional Marítimo Terrestre del Archipiélago de Cabrera.