Dormir adecuadamente es esencial para mantener nuestra actividad durante el día. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Sueño, te presentamos cinco trucos para garantizar un sueño reparador.
8 horas para trabajar, 8 horas para ocio y 8 horas para dormir. Esta conocida división de las 24 horas de un día rara vez encuentra correlación en la realidad: nuestros horarios de televisión y ocio, de comidas y de trabajo tienen mucho que decir al respecto, pero es esencial no descuidar la cantidad (y calidad) del sueño.
1. Poner los pies en alto.
La fuerza de la gravedad ayuda a nuestras digestiones, pero también a las visitas al baño de madrugada.
2. Mantener el cerebro en modo 'no molestar'.
Por mucho que alineemos todos los astros a nuestro favor y nos acompañemos de tapones y antifaces a prueba de luz y bombas, puede suceder que nos semi-despertemos a media noche por sucesos fuera de nuestro control: se nos cae la almohada, nos destapamos, o nos hemos olvidado de poner los pies en alto y tenemos que ir al baño.
3. ¡Pies a cubierto!
Parece antiestético, pero en realidad es un truco infalible para quedarnos dormidos: llevar calcetines. Según un estudio realizado en Suiza, llevar calcetines al meternos en la cama mejora la circulación en nuestras extremidades y ayuda a que conciliemos el sueño con mayor facilidad.
4. Ducha y lavanda: un dúo imbatible.
La ducha tiene un gran poder relajante y ayuda a desconectar, vaciar la mente al final del día e indicar a nuestro metabolismo que ya es hora de dormir. Pero la combinación más poderosa consiste en aprovechar además el poder "somnífero de la lavanda": ducharnos con gel de lavanda o utilizar ambientadores o aceite de lavanda en nuestra habitación contribuye a tener dulces sueños.
5. Un vaso de leche antes de ir a dormir.
La sabiduría popular se llama 'sabiduría' por algo: porque tiende a estar en lo cierto. El tradicional vaso de leche antes de ir a dormir no solo ayuda a conciliar el sueño, sino que influye en la calidad del mismo haciendo que durmamos más profundamente y que al día siguiente nos sintamos más despiertos. Esto es debido a que una de las proteínas contenidas en la leche es la alfa-lactoalbúmina, una gran aliada del sueño según el American Jornal of Clinical Nutrition. La práctica del vaso de leche no es contradictoria con la recomendación de no cenar inmediatamente antes de irnos a la cama: si el vaso de leche es sin lactosa, la digestión será ligera y contribuirá a lograr un sueño reparador.