"Se trataba de celebrar la música, de celebrar a Rob Pilatos (fallecido por sobredosis en 1998) y aquel tiempo juntos y también de contar la historia para que se supiera lo que nosotros sentíamos, porque la gente aún piensa que fuimos los que lo organizamos todo". Así presentó Fab Morvan la nueva película documental con la que trata de hacer justicia en un mundo que los sentenció sin juicio alguno. La del dúo Milli Vanilli es una de las grandes historias de la música: tras vender millones de copias y ganar un Grammy, se destapó que ellos no cantaban sus canciones. Despreciados y expulsados de la industria, ahora uno de ellos, el único con vida, está dispuesto a limpiar su imagen y destapar toda la verdad sobre lo sucedido.
La película llega a los cines el próximo 27 de marzo. Se titula Girl You Know It's True, como la canción que les dio a conocer a finales de los años 90 y de la que se vendieron 7 millones de copias. Morvan reconoce su parte de responsabilidad en el escándalo pero detalla que ni la idea fue suya ni tampoco la intención de llevar tan lejos la mentira: "Sí, cometimos un error, pero también nos engañaron y caímos en una trampa al firmar un contrato sin abogado, sin representante, sin nadie que nos protegiera. Éramos dos jóvenes y se aprovecharon de nosotros para quitarnos la posibilidad de cantar en un disco", asegura.

Según su versión, se vieron atrapados por un contrato con Frank Farian, compositor y productor de las canciones de Milli Vanilli, el mismo creador de los "hits" de Boney M. Fue él quien les planteó ser la imagen de un tema para el que, en principio, solo iban a bailar. Después, añadieron un playback. El éxito fue tan rotundo que tras una canción llegó otra. Farian se negó a parar y ellos tampoco supieron hacerlo: "Nos sedujo aquel estilo de vida. Rob era adoptado y mis padres se habían divorciado, así que cuando de repente nos llegó todo ese amor de los fans, se volvió adictivo", explica Morvan. Sin embargo, tras recibir el Grammy al Mejor Artista Revelación, la conciencia llamó a su puerta. Comenzaron a sentir remordimientos y le dieron un ultimátum a su productor: o cantaban sus propios temas o se desvinculaban del sello. "Nuestro sueño era convertirnos en cantantes y autores y nos sentíamos culpables día tras día", comenta Morvan.

De su éxito inicial en Alemania saltaron a EE.UU. y emprendieron una gira, siempre en playback, mientras comenzaba a grabar con un sello discográfico distinto sus propias canciones. Todo iba bien hasta que en uno de los conciertos, en Conneticut, la cinta que reproducía la música se estropeó y entró en un bucle, lo que desató los rumores. En este momento Farian, que ya los había exprimido hasta la extenuación en condiciones draconianas, se cobró la venganza y los 'vendió' delante de toda la industria musical: "Frank debió escuchar que estábamos grabando un disco con otro sello cuando se fue a Nueva York a declarar que no éramos los que cantábamos. A partir de ese momento ya nadie quería ni tocarnos", rememora Morvan.

Desaparecieron del mercado las copias de su música y se les retiró el Grammy. Llegaron a grabar un disco con sus voces bajo el nombre de Rob & Fab, pero sin repercusión alguna, y en 1998, cuando se planteaba su vuelta de nuevo de la mano de Farian, Pilatos fue encontrado muerto por una sobredosis de pastillas y alcohol. Ahora, Morvan está decidido a rendir un homenaje a su memoria y a la de los chavales que un día quisieron comerse el mundo: "A veces la vida te obliga a ser humilde. Yo comprendí que era el proceso por el que debía pasar", comenta. Reconvertido en profesor de francés y bailarín, el artista asegura que las cosas han cambiado mucho en estos años: "Hoy no habría habido el mismo escándalo, con la IA, el autotune...", subraya. "La gente cometemos errores constantemente en privado, el problema fue que nosotros lo hicimos delante de todo el mundo", apunta el artista, que asegura haber hecho las paces con el mundo y con su historia. "Para poder seguir adelante, me he perdonado a mí mismo y también a Frank Farian". Del productor, fallecido el pasado mes de enero, asegura: "Le apasionaba lo que hacía, pero en la ecuación de cumplir su sueño lastimó a algunas personas. Como músico fue un genio; como ser humano, tal vez había trabajo por hacer, pero no me corresponde a mí juzgarlo".