En el número siete de la calle Génova, a muy pocos metros de la Plaza de Alonso Martínez, inaugura su terraza el restaurante Amicitia y lo hace además con un reestreno de la carta de su bistró. Más accesible, con la mirada de la chef Lucía Grávalos en torno a una tradición reinterpretada, la propuesta consolida la parte más informal de Amicitia.
Perfecta para picotear a cualquier hora del día, pues tiene una cocina non stop, La Terraza del Bistró de Amicitia invita a pedir platos para compartir con un ticket medio amable, que sirve como puerta de entrada a la idea culinaria de la chef riojana.
Un carácter informal, tanto en la terraza como en el bistró, donde la calidad y el producto siguen siendo la razón de ser. Cercanía, tanto en el concepto como en la ejecución de los platos, que se convierten en los motores de una carta bien medida en una docena de platos donde caben menciones a la huerta de La Rioja, a las piezas de ibérico en fresco y en chacinas por cuenta de Ibéricos Maldonado y a los toques marinos.
A ello se suma una novedad con acento suizo, como son sus fondues, para dos personas, en un par de formatos diferenciados. Por un lado, de queso azul. Por el otro, la versión tradicional con quesos suizos, que se puede complementar con una opción extra añadiendo trufa fresca.
Tranquila, elegante y en el corazón de uno de los barrios más dinámicos de Madrid, La Terraza del Bistró de Amicitia es una apuesta decidida por mantener la calidad en propuestas más informales, ya sea a mediodía o por la tarde, donde descubrir una cocina donde el sabor es el protagonista.
Croqueta de jamón 100% ibérico, tartar de gamba roja, torrezno crujiente y meloso, los cogollos braseados con cremoso de queso, encurtidos y anchoas o el brioche de sobrasada ibérica Maldonado con trufa son algunas de las nuevas pistas de esta remozada carta donde no faltan clásicos de Lucía Grávalos, como es el Oído Cocina, pintxo ya mítico de la chef calagurritana, a base de orejita de cochinillo frita en dos texturas.
Dos espacios, un mismo ambiente
Concebida para apenas 20 comensales, La Terraza del Bistró sugiere desde sus mesas bajas una alternativa para los que buscan comer bien y al aire libre en una zona tan concurrida como es Alonso Martínez. Por su parte, el despertar del bistró atrae con un diseño cuidado, manteniendo un espacio de cómodas mesas altas, donde toda esa carta se puede disfrutar de manera ininterrumpida desde la apertura hasta el cierre, secundado por una carta de vinos con más de un centenar de referencias y donde se encuentran hasta una veintena de vinos por copas, prestando atención a nuevos productores y a etiquetas clásicas.
Con el fin de potenciar los divertidos mediodías de Amicitia, Lucía Grávalos también ha puesto en marcha un menú ejecutivo donde descubrir el poso de tradición que, a pesar de su juventud, mantiene y conoce. A elegir entre varios primeros y segundos, las referencias de este menú no escatiman en los arroces de temporada, en trabajar la temporalidad de la huerta o en el buen hacer en cucharas y cazuelas, como las pochas con almejas o con la menestra de verduras.
De manera equilibrada, el menú además permite ser ese primer paso para descubrir Amicitia, manteniendo la fidelidad al producto en todo momento. Bacalao a la riojana, canelón de rabo de toro o las carrilleras de ibérico con crema de patata son algunas de las sugerencias de la oferta, que irá actualizándose periódicamente.
Coctelería para maridar y disfrutar
Con el mixólogo y bartender Manuel Jiménez como maestro de ceremonias, Amicitia también se convierte en punto de encuentro para los amantes de la coctelería, ya sea como maridaje, en modo afterwork o para la noche. Propuestas de autor y coctelería clásica donde no faltan Negroni, Pisco Sour o Dry Martini conviven con las creaciones de Jiménez, como Peccatium (mezcal, puré de mandarina, umeshu y sirope de agave) o Pasión por Alicia (café, cachaça, sirope de jazmín, sirope de haba tonka y zumo de lima), además de varias referencias de cócteles sin alcohol.
