El huevo es un alimento que no puede faltar en casa por su alto valor nutritivo. Apenas aporta 71 kilocalorías. Rico es vitaminas, proteínas y minerales, contiene también los nueve aminoácidos esenciales, y lecitina, una sustancia fundamental para el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso. Todo esto le convierte en imprescindible en una dieta saludable.
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Se trata de un alimento muy saciante por la gran cantidad de grasas saludables que tiene. Los nutricionistas, además, recomiendan comer huevos porque sus proteínas están consideradas de un alto valor biológico. Al contrario de lo que se pensaba, la ciencia ha demostrado que el colesterol de las yemas no se transfiere al cuerpo humano y no acarrea ningún riesgo cardiovascular.
Más allá de todo esto, el huevo es uno de los alimentos más versátiles que existen. Podemos comerlo de muchas formas. Sin embargo, hay que tener bastante cuidado mientras los manipulamos porque pueden contener bacterias llamadas Salmonella, las cuales pueden provocar una intoxicación alimentaria. Los síntomas de una intoxicación por Salmonella no son muy graves: náuseas, vómitos, diarrea, fiebre y dolor de cabeza. La mayoría de personas se recuperan tras unos días.
La cáscara puede contener Salmonella
Pues bien, uno de los errores más frecuentes a la hora de cocinar con huevos, es romper la cáscara en un plato o en la misma sartén. Esta sencilla acción es un riesgo para la salud, pues de estar presente la Salmonella en la cáscara, podría contaminar el menaje de cocina. Separar la clara de la yema con la cáscara tampoco se recomienda.
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Llegados a este punto, los expertos aconsejan romper el huevo en la encimera, pero cubriendo la superficie con una servilleta desechable. Para una mayor seguridad, no te olvides de limpiarte las manos después de romper el huevo y tirar a la basura la cáscara