Casas Reales

Felipe, Letizia y su abuela se ponen ciegos juntos en el convite del Pueblo Ejemplar de Asturias

En el pueblo ejemplar de Asturias de esta edición, Poreñu, a los Reyes les esperaba la abuela de doña Letizia, Menchu Álvarez del Valle, vecina de la cercana Ribadesella. La cara de sorpresa de su nieto político al verla fue un poema, según testigos presenciales. Ambos se fundieron después en un cálido abrazo, cosa que hizo también su nieta. Letizia y la madre de su padre conversaron durante un minuto ante la mirada del resto de lugareños, entusiasmados con el reencuentro familiar. "Luego te veo", se despidió la mujer del jefe del Estado de su abuela.

Dicho y hecho. Porque ambas volvieron a coincidir en la comida posterior a la entrega del Premio. Juntas disfrutaron de un banquete propio de la mejor gastronomía de las tierra asturiana, una de las mejores del mundo: embutidos, tortilla de patata, pastel de calabacín ecológico, quesos de la Comarca de la Sidra, bollus preñaos, empanada de ternera asturiana con arbeyinos, vasito de crema de tomates asturianos ecológicos, tosta de ventresca de bonito del norte con pimientos asturianos, fabada, pitu (pollo) caleya con patatines, arroz con leche y tartaleta de manzana rellena de crema.

Todo ello, regado con vinos de Cangas y sidra Prado y Pedregal, Premios de la Denominación de Origen Protegida de este 2017, que tanto don Felipe como su esposa degustaron con sumo placer, de acuerdo con la expresión de complacencia que reflejaban sus rostros. Y eso que la Reina ha dicho en alguna ocasión que era abstemia.

En la carpa no faltaron los selfis. Acompañándoles estaban el ahijado asturiano del Rey, Felipe López Sánchez, y su familia. Los Reyes abandonaron Poreñu cuando pasaban diez minutos de las tres de la tarde.

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