Familiar, solidaria y amante de los animales, la princesa Estefanía muestra su verdadera cara, muy distinta a la de la 'princesa rebelde' que puso patas arriba el pequeño Principado de Mónaco en los años 80.
Siete años después de conceder su última entrevista, Estefanía de Mónaco ha abierto su corazón para Vanity Fair. A pesar de su polémico y turbulento pasado, la princesa es hoy una mujer familiar y feliz a la que sólo ensombrece el capítulo más doloroso y terrible de su vida: la muerte de su madre, Grace Kelly, en un accidente de coche que, según los rumores, ella conducía sin carnet: "Solo me arrepiento de una cosa en mi vida, pero pasó muy rápido... Sucedió muy rápido y de eso hace ya mucho tiempo".
Han pasado muchos años, concretamente 30, desde que la 'princesa rebelde' recorriera el mundo cantando su single, 'Ouragan' y llenase las páginas de la crónica social con sus escándalos amorosos: "No, ya no soy nada de eso. ¡Que no piensen ya en ese cliché! Ahora, me considero ante todo madre". De hecho, sus hijos Louis, Pauline y Camille lo son todo para ella: "Son lo mejor que me ha pasado en la vida. Quiero vivir lo máximo posible para poder verlos crecer aún más, conocer qué les depararán sus vidas y ver a mis nietos." Ellos comparten también su pasión por el circo y por los animales, especialmente por Baby y Nepal, las mascotas de la familia, dos elefantes a los que Estefanía acogió hace años y a los que visita cada semana: "Soy feliz con ellos, llena de barro y arena. No me hace falta el lado glamuroso de la vida".
Sencilla, cercana y espontánea, asegura: "No me adapto al rol de princesa, a tener que ir con un vestido maravilloso, a ese lado glamuroso de la monarquía. Eso no es para mí. Yo soy una mujer como cualquier otra. Dio la casualidad de que mi padre era príncipe de Mónaco y yo su hija, pero no olvide que todos somos iguales".
Estefanía vive con su hija Camille en el ático de uno de los rascacielos de Mónaco, un piso de casi 300 metros cuadrados con piscina y jardín y sin apenas servicio. Allí es donde tiene su 'despacho' y preside Fights Aids Mónaco, una asociación de apoyo a los enfermos de VIH.