Justo un mes antes de dar la bienvenida a sus 86 años, el rey emérito ya prepara su fiesta de cumpleaños. Juan Carlos I prepara una fiesta en Abu Dabi a la que acudirán personalidades de dististas esferas, y a las que el exmonarca lleva una semana llamando personalmente. Eso sí, a su hijo, Felipe VI, no le ha sonado el teléfono.
En el momento más difícil del reinado de Felipe VI, su progenitor no piensa quedarse de brazos cruzados de cara al 5 de enero. Estar lejos de España y de parte de su familia y amigos no le supone ningún problema para celebrar su aniversario en un entorno que le prometa comodidad, según ha informado este lunes en Lecturas la periodista Pilar Eyre.
Esta "fiesta de autohomenaje", según la ha definido Eyre, contará con la presencia de políticos como Felipe González, escritores como Vargas Llosa y "nuevas generaciones de nobles titulados, cazadores, banqueros, periodistas y militares con los que sigue teniendo buena relación". Por ello se intuye que no será una celebración de carácter íntimo, con los cuatro nombres típicos e imprescindibles. Al contrario: será una cita "multitudinaria", cuya lista de invitados dará para mucho. Sin embargo, el emérito pide "discreción".
Fue el 3 de agosto de 2020 cuando se hizo pública la carta que Juan Carlos I le emitió a su hijo para comunicarle su decisión de abandonar España e instalarse en Abu Dabi. Desde entonces, la distancia entre ambas partes es más que evidente. Es física, pero también sentimental. Zarzuela dio luz ver al emérito para moverse por España cuanto quisiera y verse con autoridades, y cuando este lo hizo en su viaje a Sanxenxo, Felipe VI se entretuvo atendiendo a otros compromisos. Un tiempo más tarde, el marido de Doña Sofía se indignó ante terceros por la fotografía de su hijo con Jordi Pujol. "O sea, que Jordi Pujol, sí; ¡y yo, no!", dijo, en palabras de Alessandro Lequio.
El pasado 31 de octubre, día en el que la princesa Leonor, con sus 18 años recién cumplidos, juró la Constitución en Las Cortes, el emérito únicamente acudió a la fiesta privada que se celebró después en el Palacio del Pardo. Llegó a Madrid en un avión privado procedente de Abu Dabi y, una vez concluida la celebración, abandonó nuestro país.
Consciente de que el lugar de su alojamiento podría causar más de un quebradero de cabeza puesto que no sería bien recibido por parte de algunos sectores que se quedase en el palacio de La Zarzuela o en el de El Pardo, don Juan Carlos puso rumbo a Reino Unido cuando terminó la cena. En Londres hizo escala y pasó la noche hasta llegar a Emiratos Árabes. Aquella fue la última gran celebración que reunió a la familia real, una cita muy distinta a la que, si todo sale bien, el emérito celebrará más allá de nuestras fronteras.
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