Sonriente, apoyada con las dos manos en un bastón, la monarca ha presidido su primer acto presencial desde que su hijo Carlos de Inglaterra diera positivo en Covid. En su reaparición, en una audiencia en Windsor, la Reina mostraba su fragilidad y su buen humor. Cumple 96 años en abril.
Unos días antes de conocerse el contagio del príncipe de Gales, madre e hijo habían mantenido un encuentro, lo que obligó a la soberana, de 95 años, a someterse a observación médica. Tras varias jornadas en vigilancia, Isabel II reapareció el miércoles 16, en el Castillo de Windsor (en Windsor, Reino Unido).
Today at Windsor Castle, Rear Admiral James Macleod was received by The Queen upon relinquishing his appointment as Defence Services Secretary.
— The Royal Family (@RoyalFamily) February 16, 2022
Her Majesty also received Major General Eldon Millar as he takes up the role as the new Defence Services Secretary. pic.twitter.com/8QQ064VzCP
Isabel II llevaba un vestido de estampado étnico de color verde y su collar de perlas de tres vueltas, a juego con los pendientes. La monarca recibió en audiencia al Mayor General Eldon Millar, como nuevo secretario de Defensa, en sustitución de James Macleod, tras su renuncia. "Como podéis ver, no me puedo mover", reveló Isabel II a sus invitados. Era la primera vez que se veía a sí misma frágil de movimientos. Aunque lo hizo sin perder su tono de buen humor, mientras dirigía su mirada a sus piernas. Los secretarios de Defensa, el entrante y el saliente, cumplimentaron a la jefa del Estado, le dieron la mano y la felicitaron por su Jubileo de Platino.
Después, con un tono más informal, la soberana habló de uno de sus perros, Candy. Uno de sus invitados comentó a la Reina: "Candy está haciendo guardia, porque según veníamos por el pasillo no nos ha dejado acercarnos a usted". "¿Ah sí?", dijo la reina. "Sí, nos ladró un poco", deslizó el otro visitante. "Normalmente no ladra", señaló Isabel II.
Esta reaparición de la Reina llega en la semana más difícil para la casa Windsor y para la reputación de la monarquía británica. El acuerdo del duque de York y Virgina Giuffre, la mujer que le acusa de abusos sexuales cuando ella era menor de edad, se ha cifrado en 12 millones de libras (14 millones de euros), tal y como señala la prensa británica. Un pago que evita que Andrés se siente en el banquillo y para el que cuenta con la ayuda de su madre. Esta información ha levantado una ola de críticas en redes sociales exigiendo que se explique la procedencia del dinero para pagar a la fundación de víctimas de abusos que dirige Giuffre.
Un segundo frente se ha abierto esta semana para los Windsor. La policía investiga una fundación del príncipe Carlos por un presunto delito de corrupción. A través de su fundación, el hijo de la reina Isabel II habría concedido, supuestamente, títulos a cambio de aceptar donaciones de dinero del magnate Mahfouz Marei Mubarak bin Mahfouz. El saudí habría mantenido una amistad con Carlos basada en un supuesto intercambio de intereses.