Casas Reales

Froilán y Victoria Federica, los hermanos con peor imagen de los ocho nietos de los eméritos: por qué sus primas Leonor y Sofía no quieren fotos con ellos

Froilán y Victoria Federica, los nietos más mediáticos, en negativo, de los reyes Eméritos

Sara Tejada

No hemos visto a Victoria Federica y Froilán en Marivent este año y no es de extrañar: ¿alguien les ha pedido no mezclarse con los reyes y sus hijas? ¿Cuestión de imagen? Leonor mantiene una impecable imagen como Heredera de la Corona: cumple a rajatabla con sus obligaciones institucionales como princesa de Asturias desde la adolescencia, se prepara a conciencia para ser reina y no ha dado jamás un escándalo. Su hermana pequeña la infanta Sofía le sigue los pasos. Su actitud en público es ejemplar, no se le conoce ninguna travesura, su educación es evidente y su preparación es sólida, se desarrolla con brillantez y además siempre le acompaña una encantadora sonrisa.

De los cuatro hijos de la infanta Cristina, por su parte, no se puede decir nada malo. Desde Juan a Irene, los Urdangarin son respetuosos, prudentes, dedicados a sus estudios y trabajos, pacientes con la prensa y en algunos casos, como el de Pablo, jugador de balonmano profesional, podemos decir que es generoso con los reporteros cuando le abordan en partidos o por la calle. Sin embargo, quedan otros dos nietos de los eméritos que no brillan ni por su labor institucional ni por sus brillantes estudios ni por su actitud en público ni en privado.

La vida de anécdotas, sucesos, sustos, estudios complicados, altercados, shows y demás travesuras de Froilán comenzó cuando teniendo cinco años le dio una patada a su prima en la catedral de la Almudena aquel 22 de mayo lluvioso que bendijo la boda de su tío Felipe de Borbón y Letizia. Antes, nada más nacer, su padre hizo el chiste aquel de que el niño había salido feo porque se parecía a su madre.

Luego llegaron los tiros en el pie, las locuras y trifulcas callejeras y las apariciones en lugares poco recomendables para quien busque una imagen pública positiva. Su hermana saltó después a los medios: la pillamos trifásica perdida en La Nuit madrileña nada más llegar a la mayoría de edad. Luego se confirmó que tampoco era buena estudiante, como su hermano, y cambió los pupitres y las aulas por los photocalls y las pasarelas. Después la hemos visto en El Hormiguero y concursando en televisión con Genoveva Casanova y otros famosos del corazón. Pero lo peor es que se ha ganado el apelativo de "borde" con los medios porque no siempre se porta bien con los periodistas y solo quiere la parte que le interesa de ser un celebrity: es decir, pone la mano para cobrar y que la inviten pero no asumir los inconvenientes de esa fama que la catapulta al dinero fácil y gracias a la cual le pagan por ir a Photocalls, publicitar marcas, intervenir en concursos de televisión y cobrar por salir en las portadas de las revistas.

La portada de la revista 'Hola' con Victoria de Marichalar a caballo, a lo Lady Godiva, hace tres años

Ocho nietos suman los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía. Todos han crecido bajo la mirada pública, pero si algo distingue a Froilán y a Victoria Federica es que son, sin duda, los que más titulares han protagonizado… y no siempre para bien. Sus vidas, marcadas por episodios polémicos, anécdotas que rozan el escándalo y una relación tensa con los medios, han forjado una reputación complicada. Mientras sus primos Borbón Urdangarin o Borbón Ortiz se mantienen en un discreto segundo plano, los hijos de la infanta Elena han seguido un camino mucho más ruidoso.

Patada de Froilán a su prima, Victoria López Quesada, en la Catedral de la Almudena, durante la boda de su tío Felipe de Borbón con doña Letizia

Los primeros tropiezos de Froilán

Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón, conocido popularmente como Froilán, empezó a llamar la atención muy pronto. Como decíamos, con apenas cinco años, durante la boda de su tío Felipe de Borbón con Letizia Ortiz en 2004, ya dio una de sus primeras muestras de carácter al propinar una patada a su prima Victoria López Quesada en plena catedral de la Almudena. Una anécdota infantil que pudo caer hasta simpática dada la edad del infante, vestido de manera ridícula para muchos, pero que sin embargo con el tiempo, se convirtió en metáfora de su temperamento.

Años después llegarían episodios más preocupantes: el accidente con una escopeta que le provocó un disparo en el pie, los altercados en locales nocturnos de Madrid y su imagen recurrente en ambientes poco recomendables para alguien de su posición, sus relaciones con personajes como aquella chica que se hizo popular por su vínculo con el pequeño Nicolás, quien la bautizó con un mote machista como La pechotes. Todo ello cimentó un perfil público difícil de enderezar, pese a que en los últimos años ha tratado de mantener un perfil más discreto, incluso residiendo largas temporadas en Abu Dabi, donde se ocupa de tareas laborales ligadas a la comunidad española y mantiene un estilo de vida más ordenado.

Victoria Federica es la quinta en la línea de sucesión al Trono, por detrás de su hermano y de su madre la infanta Elena. Este derecho dinástico no tiene de facto ningún valor real pero sí es simbólico y se supone que obliga a un determinado decoro institucional o mediático que no siempre respetan los hermanos Marichalar como lo hacen la princesa Leonor, la infanta Sofía o la infanta Elena.

Victoria Federica, de pupitre a photocall

Su hermana menor, Victoria Federica, tampoco se ha librado del escrutinio. Tras una adolescencia discreta, su irrupción en la mayoría de edad vino acompañada de un desembarco directo en la noche madrileña y en el circuito de influencers. Nunca destacó en los estudios y, muy pronto, cambió las aulas por los photocalls, los desfiles y las colaboraciones con marcas de moda. En los últimos años, ha participado en programas de televisión y concursos con rostros habituales de la crónica social, pero su relación con los medios nunca ha sido fácil. Se ha ganado fama de antipática y distante: se beneficia de la visibilidad mediática cuando le conviene, pero suele rechazar entrevistas y no siempre trata bien a los reporteros que cubren sus pasos (a veces sí, también hay que decirlo). Esa dualidad —figura pública a medias, celebrity reticente— ha reforzado su imagen de "borde" y ha alimentado una percepción negativa en buena parte de la prensa.

Este 2025, sin embargo, los hermanos Marichalar Borbón han encontrado en la música su nuevo escenario de protagonismo. Froilán, en el norte, y Victoria, en el sur, han convertido los festivales en su pasaporte al verano. El primogénito viajó hasta Asturias para asistir al Aquasella, uno de los festivales de música electrónica más importantes de Europa, que reunió a más de 80.000 personas en un entorno natural único entre Arriondas y Cangas de Onís. Discreto y sin grandes alardes, Froilán quiso pasar desapercibido como un joven más entre miles, disfrutando de sesiones de techno y house. Su nombre apenas trascendió en crónicas posteriores, aunque inevitablemente acabó en los titulares. A pesar de que el festival registró centenares de denuncias por consumo de drogas y varias detenciones, su presencia no se vio empañada por ningún incidente: solo estaba allí pasándolo bien.

Imagen: Grupo Starlite-Fundación Starlite
Imagen: Grupo Starlite-Fundación Starlite
Imagen: Grupo Starlite-Fundación Starlite
Imagen: Grupo Starlite-Fundación Starlite

No hemos visto a Victoria Federica y Froilán en Marivent este año y no es de extrañar: ¿alguien les ha pedido no mezclarse con los reyes y sus hijas? ¿Cuestión de imagen?

Aunque sus veranos transcurren en escenarios distintos, hay un denominador común: ambos buscan en la música y en la fiesta un espacio de pertenencia y libertad. Mientras otros nietos de los eméritos mantienen una discreción casi monacal, Froilán y Victoria parecen cómodos en la exposición. La diferencia es que esa visibilidad rara vez se traduce en buena imagen pública. Él sigue arrastrando la etiqueta de "enfant terrible" de la Casa Real, aunque trate de demostrar que puede reconducir su vida. Ella, la de influencer de élite, pero con carácter difícil y una relación conflictiva con los medios. Ambos, en definitiva, cargan con la fama de ser los nietos "díscolos" de los eméritos.

Los ocho nietos de don Juan Carlos y doña Sofía representan perfiles muy distintos. Desde las hermanas Borbón Ortiz, volcados en los estudios y en una vida privada sin estridencias, hasta los Urdangarin, que atraviesan la sombra del caso judicial de su padre y el divorcio pero sin excesos mediáticos. En contraste, los Marichalar Borbón ocupan titulares que refuerzan esa percepción de inmadurez y desenfado, de gente que se gana la una vida heredada sin esfuerzo, lejos de cualquier ejemplaridad. La pregunta es si podrán revertirla.

Froilán parece haber encontrado cierta calma en su rutina en Abu Dabi. Victoria Federica, mientras tanto, se esfuerza por consolidar su papel de referente de estilo, aunque su carácter la traicione frente a los medios. Ambos comparten juventud, privilegios y una libertad que sus apellidos no logran atar del todo. Por ahora, sin embargo, la realidad es tozuda: de los ocho nietos de los eméritos, son ellos quienes acumulan la peor imagen pública. Y cada verano, entre luces de neón, photocalls y titulares, vuelven a recordarlo. No parece que la princesa Leonor y la infanta Sofía se sientan cómodas con sus primos carnales. Victoria Federica sí se lleva bien y sale con Irene Urdangarin, y dicen que hasta tuvo algo que ver con su romance con Juan Urquijo. Pero este año no hemos visto en Marivent a Victoria Federica y Froilán. Tal vez alguien le invitó a no estar en Palma junto a los reyes y sus hijas. ¿Cuestión de imagen?