Industria

Munilla, de Inter Alloys: "La clave para mejorar la competitividad de las empresas de aquí es acceder a proveedores que ofrezcan calidad de producto y medioambiental"

  • El CEO de Inter Alloys, Pablo Munilla, confía en un crecimiento en la demanda de nuevas materias primas para la descarbonización de la industria siderúrgica
Pablo Munilla en el Foro Siderúrgico organizado por Inter Alloys.

Aida M. Pereda
Donostia-San Sebastián,

Con sede en Donostia-San Sebastián, Inter Alloys es una empresa familiar que se dedica desde hace más de cuarenta años a la importación y exportación de materias primas para el sector siderúrgico. Tiene acuerdos con las principales minas (Kazajistán, Finlandia, EEUU, Sudamérica, etc) y recicladores de Europa y suministra ferroaleaciones, chatarra y otros productos, principalmente al mercado siderúrgico español, así como a otros países de Europa, América y África. Es por eso que entre sus principales clientes se encuentran acerías y fundiciones como Grupo Acerinox, Sidenor, Tubacex, Tubos Reunidos, Grupo Celsa, Grupo Megasa, Grupo Arcelor, Ampo, Fundiciones del Estanda o Magotteaux.

Desde elEconomista.es charlamos con Pablo Munilla, su actual presidente, quien recoge el testigo de su padre, Vicente Munilla, fundador de esta empresa en la década de los 70, que se ha convertido en líder en el mercado nacional con unas ventas medias anuales de 300.000 toneladas y una facturación media de los cinco últimos años de cien millones de euros.

-En el actual escenario de incertidumbre que atravesamos, ¿qué impacto puede ocasionar el sistema arancelario de Donald Trump en el sector siderúrgico?

-Bueno, hay una una situación de miedo y esas inversiones que tienen que hacerse se están ralentizando un poco viendo la situación de Estados Unidos, pero bueno, aquí queremos dar nuevos pasos.

-¿De qué forma les afecta directamente en su negocio?

-Nosotros trabajamos con empresas de Estados Unidos, como el Grupo Acerinox, con contratos anuales y exportamos a todas las plantas de aquí que tienen una una planta allí, en Europa o en otros países. Nuestras exportaciones totales suponen un 30% del total de ventas.

-¿Y en esa exportación, qué papel ocupa el mercado de Estados Unidos?

-Es nuestro principal cliente, pero en nuestro caso son empresas ya instaladas en Estados Unidos, así que el tema arancelario no nos afecta, sino más bien todo lo contrario, es una medida positiva ya que supone una ventaja para estos clientes y por ende para nosotros. Refuerza su posicionamiento porque los aranceles limitan el mercado, de forma que pueden crecer y convertirse en proveedores principales.

Sin embargo, esta guerra comercial no nos beneficia y sí nos preocupa, porque nosotros tenemos unos clientes de un sector que se va a ver afectado por otras industrias que sí se van a ver afectadas y puede sufrir mucho el País Vasco en el futuro, ya que se trata de una cadena que afecta también a sectores como la automoción o la industria auxiliar, por ejemplo. Hablando con empresas americanas me decían que este sistema está destruyendo internamente a la economía americana y definen esta situación como inexplicable.

-¿Cómo puede la industria prepararse para estos posibles aranceles?

-Lo que mata la economía es la incertidumbre. Puedes vivir con un arancel, pero lo que no puedes vivir es con un arancel que cambia cada cinco días y que no sabes cuál va a ser. De esta manera no puedes hacer un plan de negocio ni un plan de inversiones.

De hecho, ahora hay mucho material que está en diferentes puertos sin despachar porque realmente no se sabe cuál va a ser el arancel o si va a cambiar, y la verdad es que esto es muy preocupante pues son pérdidas ya que hay que empezar a cuantificar.

-¿Y qué oportunidades se abren para una empresa como la suya, Inter Alloys, en este contexto?

-Somos quienes suministramos todas las materias primas al fabricante del acero, entonces al final nuestra parte es estratégica dentro del sector, ya que el 80% de su huella de emisiones procede de la materia prima, así que ahí es donde Inter Alloys puede jugar y está jugando un papel importante.

-¿Cuál fue su balance en 2024?

-El año pasado cerramos con algo más de 80 millones de euros, pero depende de la cotización de los metales, especialmente del níquel y el molibdeno, pero nuestra media en los últimos cinco años es de 100 millones de facturación anual y nuestro balance es estable.

-¿Y cuáles son sus previsiones de facturación para este año?

-Este año, la previsión es similar por el complicado escenario en el que nos encontramos, pero es curioso porque hemos logrado récord histórico en el mercado de la chatarra, ya que toda la chatarra del mercado israelí o turco genera oportunidades para Canadá en su actual coyuntura con Estados Unidos y, a su vez, genera oportunidades en España y en el País Vasco. Si normalmente nosotros hacemos unas 200.000 toneladas anuales, este primer trimestre del año ya hemos hecho más de 100.000.

-¿Y qué ventajas presenta la chatarra frente a otros materiales?

-Acceder al mercado de chatarra de alta calidad reduce la dependencia de otro tipo de materiales primarios y una reducción de residuos y ahí es donde está encontrando oportunidades Inter Alloys de conectar con proveedores que están aquí y que tienen esa capacidad, lo que permite reducir el coste de producción en los hornos, así que es un material estratégico.

-¿Qué es lo que distingue a Inter Alloys de otras empresas de materias primas para el sector siderúrgico?

-En Inter Alloys estamos especializados en la importación de ferroaleaciones, y cada vez más de chatarra, que es otro de los principales materiales que suministramos, pero también de electrodos, principalmente de grafito, esenciales en los hornos de arco eléctrico (EAF), o de arrabio, que es la fundición de hierro que se obtiene en el alto horno.

-Y además se trata de una empresa familiar, un rara avis en el sector.

-Sí. Tuve la suerte de que mi padre, Vicente Munilla, era una persona súper innovadora en el mundo de los commodities, en unos años, los 70, en los que era muy difícil trabajar en el trading, aunque era muy diferente de lo que hacemos ahora.

-¿Cuál es el volumen de suministro anual de Inter Alloys?

-En nuestro caso, estamos suministrando un total de mil toneladas al sector siderúrgico español. También hacemos exportaciones a Estados Unidos, fundamentalmente de tres tipos de acero: acero común, acero especial y acero inoxidable, y tenemos acuerdos con minas de allí, pero también de Kazajistán o Finlandia para responder a la demanda porque son materias primas limitadas.

-Por tanto, ¿la competencia es feroz en este ámbito?

-Hay países, como Noruega o Suecia, que están mucho más preparados que nosotros y que juegan un papel muy relevante en esas materias, pero las ofertas de otros países no son todas de la misma calidad y no todos los productores tienen los mismos criterios medioambientales que nosotros. Creo que la clave para mejorar la competitividad de las empresas de aquí es poder acceder a esos proveedores que tienen esas características, tanto de calidad de producto, como de calidad medioambiental. Y ahí es donde conecta Inter Alloys con proveedores como Shaw u otros con los que trabajamos.

-¿Y son capaces de realizar un seguimiento de origen a destino?

-Sí. Nos distinguimos por nuestros acuerdos directos entre productor y cliente, ofreciendo un servicio totalmente personalizado, con seguimiento desde el origen hasta el destino final, por lo que dedicamos un gran esfuerzo a desarrollar la logística, el almacenamiento y el transporte a los almacenes de nuestros clientes, ubicados en todo el mundo.

-Recientemente han organizado el III Foro Siderúrgico, donde han reunido a empresas punteras en diversos sectores para hablar de descarbonización, un reto que sigue sobre la mesa.

-Así es. Como somos una empresa muy enfocada en el mundo de los commodities (materias primas), y siendo conscientes de que va a haber importantes cambios dentro del sector, surgió la idea de ofrecer diferentes puntos de vista para que el sector siderúrgico se prepare ante este nuevo reto, desde la tecnología, la energía o las inversiones, pero teniendo en cuenta también la importancia de las materias primas que utilicen. Y eso se ve en el RIGI, el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones, que ofrece beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios para inversiones de más de 200 millones de dólares estadounidenses.

-¿Se posiciona cada vez mejor el acero verde en el mercado?

-Sí. Se empiezan a utilizar nuevos materiales en la producción del acero para compensar la falta de otros y ahí es donde estamos creciendo para ser capaces de producir acero verde.

-Y ¿cuál es su valoración del sector siderúrgico en Euskadi y España y su proyección a futuro?

-En la actualidad contamos con unas acerías de primer nivel, con inversión, tecnología y proyectos sobre la mesa. Lo que hace falta es apoyo a todas esas iniciativas con inyección de recursos económicos para ser más competitivos con otros países que dicen que hacen lo mismo, pero no lo hacen, como China.