Industria

Eva Laín, la científica que amenaza el 'statu quo' de la minería mundial desde Andalucía

  • Su planta E-Lix en Riotinto despega con buenos resultados en un proceso nunca antes usado a escala industrial para conseguir metales
  • En su centro de I+D+i de Huelva investiga la recuperación de minerales de aguas usadas en la mina
Eva Laín con miembros de su equipo en la planta de Riotinto.

Juan Esteban Poveda

"Estamos en fase de validación industrial con muy buenos números. Incluso hemos mejorado cifras con respecto al modelo financiero del plan de viabilidad. Pero queremos ser cautos porque es una tecnología novedosa que tiene que caminar más tiempo para demostrar que es robusta", explica la científica y empresaria Eva Laín. Se refiere al primer año de operación a escala industrial de su tecnología E-Lix. Un método electroquímico nunca antes implantado para extraer metales a pie de mina -desarrollado por Lain Technologies, la empresa de esta doctora en electroquímica- y financiado por Atalaya en Riotinto con 12 millones de euros. Hasta el Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur (COIMS) ha considerado E-Lix como "totalmente novedoso y un acontecimiento único en la tecnología minera", con implicaciones que cuestionan incluso el statu quo actual de todo el sector. Al margen de este proyecto, Laín está trabajando ya en su Centro de I+D+i de Huelva en otra idea revolucionaria para la minería: la biorremediación de aguas ácidas, para recuperar de forma rentable metales preciosos de aguas usadas en los procesos mineros.

"Es un proyecto para limpiar las aguas y obtener también sustancias de interés comercial, de forma que el agua se dejaría con una calidad suficiente para su uso en regadío, para lo que hemos diseñado unos biorreactores", explica Eva Laín.

Esta iniciativa se ha bautizado como Biorem y se está desarrollando a través de una alianza con Veolia, un gigante mundial en la gestión del agua. Está ya lista para el escalado de la tecnología a nivel piloto, de cara a evaluar la implantación industrial y la viabilidad comercial de esta solución, según una publicación de la Confederación Española de las Industrias de las Materias Primas Minerales, Primigea de febrero pasado, en la que citaba este caso como ejemplo de sostenibilidad industrial.

En los laboratorios de Lain Technologies, también se está trabajando en proyectos sobre almacenamiento energético o paneles solares biofotovoltaicos, su especialidad desarrollada en una tesis doctoral en Cambridge, sobre los que aún no hay más detalles.

E-Lix

Aunque los ojos del sector minero internacional están ahora puestos en el despegue de la planta E-Lix en Riotinto. Técnicamente, está en rump up, es decir en fase de aumento gradual de su carga de trabajo. Arrancó en diciembre de 2023, y el escalado completo de su funcionamiento lleva entre dos y cuatro años. Laín explica que hasta el momento las contingencias surgidas son las normales en este tipo de procesos y que los resultados están siendo "positivos".

Su éxito puede tener implicaciones que cuestionen prácticamente el estado actual de las cosas en buena parte de la minería mundial. La propia Eva Laín lo explicó esta semana en un foro sobre innovación en el sector organizado por la consultora BDO. "Para el 80% de las reservas mundiales, que son minerales primarios, el proceso actual es la vía de la fundición. Para el otro 20%, los minerales secundarios, sí que hay métodos de hidrometalurgia que son competitivos. Estos minerales secundarios ya han estado expuestos en parte al aire, al agua … y la naturaleza ha hecho parte del trabajo, con lo cual son más fáciles de procesar. Pero el otro 80% es muy difícil de atacar físico-químicamente, con lo cual todos van a fundición. El método E-Lix es un proceso alternativo a la fundición que permite que podamos, selectivamente, obtener ciertos elementos contenidos dentro del mineral y ampliar la cadena de valor, no quedarnos solamente en extracción, sino llevar un paso más hasta la transformación, de manera que todo empiece y termine en casa, aquí en Andalucía".

Laín explicó que "es la primera vez que se demuestra que un proceso hidrometalúrgico es competitivo a escala industrial. A nivel medioambiental es un proceso verde, reducimos la huella de carbono según nos han confirmado dos estudios independientes. Y a nivel estratégico tiene unas connotaciones no sólo en cuanto al abastecimiento, sino que puede convertir a Andalucía en un actor estratégico para abastecer a Europa de materias primas críticas, como el cobre".

Paradoja andaluza

Lo que ocurre hasta ahora en Andalucía ahora es paradójico, según la exposición de Laín: Hay mucha extracción (más del 80% de la minería metálica española está en la Faja, entre Sevilla y Huelva) y también se hace en Andalucía mucha transformación de materias críticas como el cobre (no cita casos concretos, pero están Atlantic Copper y Cunext como dos gigantes del sector en Europa). Sin embargo, ambas fases no están conectadas: el mineral que se extrae en Andalucía se exporta a Asia ya que por normativa y especificaciones técnicas de las trasformadoras no es apto. Mientras tanto, grandes industrias de transformación en Andalucía importan su materia prima.

"Esto es así porque los minerales de la Faja Pirítica se consideran sucios, ya que contienen una serie de elementos penalizantes como arsénico, antimonio, mercurio. Las fundiciones aquí no pueden aceptar minerales que tienen estos elementos por encima de unos límites, lo que por desgracia excluye a la mayoría de la producción de la Faja Pirítica".

Sin embargo, indica Laín, su tecnología permite "transformar para obtener todos los metales de interés o transformar selectivamente de manera que purguemos ciertos metales o elementos a partir de los minerales, y el restante se vaya a la fundición. Es decir, podemos hacer que los minerales de la Faja sean aptos también para fundición aquí en España y en Europa, podemos crear nuevas sinergias. El significado a nivel estratégico en Europa es enorme".

Más implicaciones

Además, argumenta la científica, su tecnología puede permitir que se pongan en valor "muchos más recursos que ahora están desaprovechados por las dificultades para cumplir las especificaciones de las fundiciones, ya que tenemos minerales polimetálicos complejos de tratar para llegar a esas especificaciones. Algo se puede conseguir con E-Lix", asegura.

Las implicaciones no sólo alcanzan a hacer viables más yacimientos, "sino también a alargar la vida de las minas actualmente en operación".

Así que lo que hay detrás del éxito o el fracaso de la planta que opera Laín Tech desde hace algo más de un año en Riotinto va más allá de una instalación industrial para la producción de cátodos de cobre y zinc dentro del Proyecto Minero de Riotinto (PRT), a partir de concentrados de mineral obtenido en el proceso de beneficio actual. La planta está diseñada para un máximo de 10.000 toneladas de zinc y/o cobre metálico en forma de cátodo, aunque también es posible producir un producto intermedio de precipitado (hidróxido o carbonato) de zinc y/o cobre, según las autorizaciones ambientales concedidas por la Junta de Andalucía.

Eva Laín

¿Y quién es esta joven de 33 años que cuestiona el ecosistema actual de la minería mundial?

Nacida en Madrid, está doctorada en Biotecnología (especialidad de Electroquímica) por la Universidad de Cambridge con una investigación sobre la generación de electricidad verde mediante paneles solares biofotovoltaicos. Está titulada también en el Imperial College de Londres, donde estudió la lixiviación de minerales refractarios.

Su relación con Huelva y Andalucía nace hace diez años, cuando en laboratorio diseña y patenta su tecnología E-Lix. "El primer reto fue encontrar una empresa que me diera la oportunidad, porque yo me encontraba haciendo doctorado en Inglaterra y quería volver a España. Las dos primeras minas a las que me presenté me rechazaron. Fue Atalaya en Riotinto la que me dio la oportunidad,. La tercera puerta a la que llamé, en 2015. Gracias a su visión y a su apuesta por la innovación estamos donde estamos", explica.

Lo que Laín había desarrollado se llevaba intentando desde hacía muchísimo tiempo, y se había conseguido en laboratorio, "pero de manera distinta, quizá no tan competitiva". Y nadie se había atrevido a llevarlo a una escala industrial. La científica no oculta que el hecho de que quien lo plantease fuese una chica, y joven, no ayudaba precisamente en un sector como el minero.

Penurias

"Hasta que realmente conseguí financiación y monté la empresa pasaron cinco años de penurias como autónoma en el laboratorio", recuerda. Llegó a ejercer de traductora, a ser música para celebraciones (toca el violín y el piano), y daba clases. Hizo también un voluntariado en África. Pero al fin llegó el dinero. Su primera planta la recuerda como un Frankestein hecho con materiales reciclados y comprados en un Leroy Merlin,montada por ella misma subida en un andamio. Y sola. Muy sola. Hasta que llegó ese empujón de Atalaya con financiación y posibilidades de montar una empresa para una segunda planta piloto semi-industrial donde pudo demostrar que sus teorías podían llevarse a la práctica.

Ahora todo son reconocimientos (fue Medalla de Andalucía, el máximo reconocimiento que otorga la comunidad, en 2024), pero esos años también hay un recuerdo de renuncias personales, de un coste elevado en su vida privada. Con logros alcanzados paso a paso.

"Entre 2019 y 2021 demostramos la viabilidad técnico-económica del proceso en continuo con una operación 24/7, lo que sirvió para realizar un estudio de viabilidad para la primera línea industrial que Atalaya aprobó en el 2021. Construimos durante 2022 y en diciembre de 2023 arrancamos", resume ahora, algo más de un año después y con el escalado de la fase industrial progresando para amenazar el statu quo de la minería mundial.