Industria

Una fábrica 3D flotante: el futuro de la Armada Española saldrá de los astilleros de Ferrol este año


Julio De Manuel Écija

Es el principal programa de los astilleros españoles estos días. En Ferrol se está ensamblando una nueva generación de fragatas que pretende modernizar la flota de la Armada Española y abrir las puertas al astillero español para futuros encargos con otros países. La clase F-110, cuyo primer buque saldrá de la grada este año, pretende dar un salto en las capacidades militares del brazo naval de las Fuerzas Armadas. El coste del proyecto asciende a 4.300 millones de euros y Navantia quiere exportar el modelo a otros países.

Los cazadores del mar

Las fragatas son buques militares multipropósito pensados para realizar labores de escolta de portaaviones y defensa antisubmarina y antiaérea. Su movilidad y polivalencia los convierte en cazadores de enemigos tanto en el aire como en las profundidades. Navantia, la mayor empresa militar de España, es un astillero especializado en este tipo de navíos, que se han convertido en imprescindibles en cualquier armada moderna. Actualmente, sus astilleros de Ferrol se encuentran enfrascados en un proyecto que pretenden que suponga el siguiente peldaño: la clase F-110.

Encargado por el Gobierno con un presupuesto de 4.300 millones en 2019, la primera fragata, la F-111 Bonifaz, será botada a finales de este año. A diferencia de versiones previas, cuenta con un motor híbrido compuesto de un sistema diésel-eléctrico y otro de propulsión por gas. El grueso de sus armas provienen de contratistas europeos como la española Escribano y la italiana Leonardo. Para 2028 la Bonifaz entrará en servicio en la Armada Española tras finalizar las pruebas en el mar y los últimos preparativos.

Gemelos digitales y copias 3D

La principal ventaja de la F-111 Bonifaz y sus hermanas no es el poder armamentístico, sino su tecnología y su autonomía. Por un lado, Navantia ha desarrollado una red de sensores y puntos de luz que permiten elaborar una maqueta digital del buque. Con esa maqueta actualizada en tiempo real con los sensores, la tripulación puede detectar errores y realizar reparaciones en mitad de una travesía.

La propia fragata tiene instaladas impresoras 3D que permiten producir "in situ" recambios. La impresora se encuentra fijada sobre una plataforma estabilizadora para contrarrestar los movimientos del buque y realizar impresiones durante la navegación con la calidad especificada. Según explica Navantia, serán impresoras para materiales poliméricos con un tamaño de 300x300 mm: ventiladores de los motores eléctricos, impulsores de bombas…

Rumbo a futuros proyectos

Navantia se ha consolidado en los últimos años como uno de los principales astilleros de Occidente. La compañía española aspira a que la serie F-110, una vez entregada a la Armada, abra nuevas oportunidades de negocio, tanto de su línea de fragatas como de otra clase de buques como las corbetas y los submarinos.

La clase F-100, la anterior, permitió a Navantia construir las fragatas F-310 para Noruega y los destructores AWD para Australia. Justamente, con este segundo país ha firmado nuevos contratos para que Navantia se encargue del mantenimiento de los buques australianos construidos por la compañía española.