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¿Por qué no actúa el BCE? Las relaciones entre Draghi, Merkel y Weidmann están totalmente rotas
- "La relación está totalmente podrida... se ha convertido en algo personal"
A principios de octubre, Benoit Coeure, miembro de la junta directiva del BCE, hizo una visita 'secreta' a la Cancillería en Berlín para expresar sus preocupaciones sobre el aumento de las críticas de los políticos alemanes a las decisiones que tomaba Mario Draghi. Coeure, uno de los aliados más fieles del presidente del BCE en Frankfurt, esperaba conseguir que terminasen las críticas. Pero el resultado no fue el que esperaba el economista francés.
Angela Merkel continuó evitando comentar las políticas del BCE en público. Pero aún así, las reacciones más duras desde Alemania estaban por llegar y tomarían cuerpo al anunciar Draghi que seguía adelante con las medidas no convencionales para reforzar la economía europea.
Pero las cosas no siempre habían sido así, ya que en 2012, cuando Draghi hizo su aparición para salvar el euro con su más que conocida promesa "whatever it takes" (lo que sea necesario), el banquero se ganó el rápido respaldo de Merkel, quien aseguró que el BCE estaba actuando dentro de su mandato. Sin embargo, dos años después, la relación del italiano con Alemania se comenzó a desgastar con preocupantes implicaciones para Europa y su débil economía.
Esta tensión se evidenció sobre todo en la relación entre Draghi y el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. De hecho, según explican fuentes cercanas al banquero alemán, la relación entre ambos está prácticamente rota.
La traición de Jackson Hole
Según las informaciones filtradas por altos funcionarios alemanes, Angela Merkel se sintió traicionada por Mario Draghi después de escuchar el discurso de éste en la tradicional cita de banqueros centrales que se celebró en Jackson Hole (EEUU) el pasado mes de agosto. A la canciller no le gustó la presión de Draghi para que Berlín emprendiera una política fiscal más expansiva para estimular la economía.
Los políticos y economistas más allegados a Merkel tampoco apoyan las últimas medidas de Draghi, que incluyen la compra de valores respaldados por activos (ABS) y los bonos garantizados con la esperanza de alentar a los bancos comerciales a conceder préstamos.
En Berlín están muy preocupados por lo que pueda pasar, ya que creen firmemente que si esta adquisición de activos no funciona, el presidente del BCE se verá tentado a poner en marcha un programa de compra de deuda soberana. Y este es un tema tabú en Alemania porque podría provocar un terremoto político que aprovecharían los partidos anti-euro.
El BCE está tocado
Por otro lado, que Draghi haya perdido el apoyo del Estado miembro más grande y más influyente es fatal para la credibilidad del BCE, ya que erosiona la confianza del mercado en su capacidad para trabajar con los gobiernos y lograr que la economía de la zona euro vuelva a crecer de nuevo.
"Hasta ahora, y a pesar de todas las críticas en los medios de comunicación alemanes, el BCE confiaba en que podía contar con Schäuble y Merkel", apunta Marcel Fratzscher, ex jefe de análisis de la política internacional del BCE y ahora presidente del instituto económico DIW en Berlín. "Pero las últimas críticas han sido una verdadera llamada de atención. La crítica alemana es una gran preocupación para el BCE", añade.
Mientras que el BCE no ha querido hacer comentarios específicos sobre el estado de las relaciones con Berlín, un portavoz del Gobierno alemán dijo que confían en que el BCE actúe dentro de su mandato para asegurar la estabilidad de precios.
"Relaciones totalmente rotas"
La relación entre Draghi y Weidmann, ex asesor de Merkel y actual jefe del banco central alemán, están ahora prácticamente rotas, según media docena de banqueros centrales y los funcionarios del gobierno que hablaron con Reuters. La relación, que nunca ha sido fácil, está marcada por la oposición pública y notoria de Weidmann al programa de compra de bonos (OMT) que Draghi presentó meses después de hacer su promesa "whatever it takes". un programa que no ha llegado a ponerse en marcha.
Sirva de ejemplo que una semana después de la citada visita de Coeure a Berlín, Draghi y el jefe de comunicación de Weidmann ofrecieron ruedas de prensa por separado a los periodistas alemanes después de una reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington. Lo más normal, según los expertos, hubiera sido dar una rueda de prensa conjunta en nombre del BCE.
En dicha rueda de prensa, Draghi enumeró todas las medidas implementadas por el BCE, las mismas a las que Weidmann se había opuesto desde que tomó el timón del Bundesbank. El ayudante de Weidmann, por su parte, se quejó de que el presidente del BCE mantenía a los bancos centrales de cada país sin información y sin darles tiempo para llegar a un consenso sobre las políticas.
Días después, en una reunión del Consejo de Gobierno del BCE en Frankfurt, ambos bancos se acusaron mutuamente de sabotaje a través de los medios de comunicación, según fuentes cercanas al Bundesbank.
"La relación está totalmente podrida, es irreparable", dijo un funcionario que conoce a Jens Weidmann y a Mario Draghi. "Se ha convertido en algo personal", señaló un tercer funcionario del BCE. "Cada vez que Draghi y Weidmann están en algún lugar en el mismo evento, hay apuestas sobre si sus caminos se van a cruzar. Weidmann evita a Draghi como la peste."
Una ruptura dramática
Las tensiones entre el presidente del BCE y los miembros alemanes del consejo no son algo nuevo. El antecesor de Weidmann en el Bundesbank, Axel Weber, y miembro del consejo del BCE Juergen Stark dimitieron en 2011 en protesta por las políticas de compra de activos que puso en marcha Jean-Claude Trichet, el antecesor de Mario Draghi en el BCE. Incluso altos funcionarios del Bundesbank han comenzado a expresar preocupación por las deterioradas relaciones entre las dos instituciones.
Los miembros del Consejo del BCE admiten que están preocupados por la fuerza que están cobrando los opositores del BCE en Alemania, donde las voces de apoyo como Fratzscher han sido ahogadas por escépticos como el influyente economista Hans-Werner Sinn y Holger Steltzner. "Vamos a tener que luchar" para mantener a los alemanes a bordo", ha asegurado un miembro del consejo europeo.
La marcha de Joerg Asmussen (aliado de Draghi) de la junta directiva del BCE dejó a Draghi sin uno de sus principales aliados. Y desde entonces el presidente del BCE no ha vuelto a tener un amigo alemán en Frankfurt. Asmussen fue reemplazado por Sabine Lautenschlaeger, una experta en regulación financiera sin experiencia política ni posición clara dentro de la junta.
La dificil gestión del BCE
La frustración entre los contrarios a Draghi ha crecido por su forma de gestionar el BCE. El italiano prefiere trabajar con un pequeño grupo de confidentes liderado por el francés Benoit Coeure y por Peter Praet, el economista jefe belga del banco.
Además, antes de su discurso en Jackson Hole, Draghi pidió consejo al vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fischer, su profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en la década de 1970, mientras dejaba a algunos miembros del Consejo del BCE fuera del círculo.
Además del ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que ha ido endureciendo su discurso con el paso del tiempo, hay una creciente lista de políticos conservadores alemanes que se están subiendo al carro 'antidraghi'. A principios de este mes, Hans Michelbach, presidente de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), fue más lejos y aseguró que el nombramiento de Draghi como presidente del BCE fue un gran "error".
Noah Barkin (Berlín), Eva Taylor (Frankfurt) y Paul Taylor (París)