Franquicias

Prevenir mejor que curar: medidas para evitar el fraude en las franquicias


    Gema Boiza

    Emprender mediante una franquicia es una tendencia al alza, especialmente desde el inicio de la crisis. Es un modelo de negocio que ofrece múltiples ventajas, pero también algunos riesgos, como se ha visto en las últimas semanas, por ejemplo con los casos de Vitaldent o Funnydent. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Franquicias y Emprendedores

    Uno de los principales problemas de este formato es que en caso de fraude o de insolvencia por parte del franquiciador o central franquiciadora, el franquiciado se encuentra en primera línea del frente de una batalla que en la mayoría de los casos ni ha buscado ni ha provocado.

    Barbadillo y asociados recuerdan que prevenir es mejor que curar, pero, pese a todo, ofrecen una serie de consejos a tener en cuenta para evitar el fraude.

    1. Sin unidades propias

    Aunque hay cadenas que funcionan sin unidades propias, lo normal es que las franquicias cuenten con unidades propias en las que se ejerza la misma actividad que se franquicia y la imagen, los productos y servicios comercializados sean los mismos, así como los procedimientos y operativa que definen el negocio.

    2. Falta de transparencia

    El franquiciador ha de facilitar datos de los franquiciados que ya están operando dentro de la cadena de franquicias, para que el emprendedor que quiera unirse a la red pueda conversar con ellos y comprobar la veracidad y solvencia del proyecto.

    3. Demandas interpuestas

    Cuando existen demandas interpuestas por franquiciados al franquiciador y salidas de la red por parte de franquiciados de forma recurrente, el potencial franquiciado de esa marca ha de encender todas las alarmas y buscar información adicional antes de pasar a ser franquiciado y por tanto un miembro más de esa red de franquicia.

    4. Falta de control

    Atención cuando el franquiciador no exija el cumplimiento de la ley tanto en las unidades franquiciadas, como en la relación existente entre estas y la central franquiciadora; es decir, el hecho de que no existan herramientas de control para evitar incumplimientos de la ley es, en sí mismo, una anomalía. El franquiciador debe haber desarrollado un modelo en el que se pueda detectar cualquier tipo de desviación, tanto respecto a la operativa de esa cadena, como de la legalidad vigente. Sería anómala la inexistencia de un sistema informático de gestión, impuesto por el franquiciador, que impida, por ejemplo, la generación de importes 'en B'.

    5. Gastos innecesarios

    Se considera una situación anómala el hecho de que los costes de los suministros para los franquiciados estén por encima de la oferta externa disponible de forma genérica en el mercado.

    6. Opacidad en marketing

    Aunque no se incumple ninguna norma deontológica ni es un delito en sí mismo, la ausencia de pautas de transparencia en la gestión de los cánones vinculados a los costes y acciones de marketing es un indicio de que la red de franquicias puede estar apuntando a prácticas fraudulentas en este y otros aspectos. La existencia de cuentas bancarias diferenciadas y la entrega de informes periódicos de la gestión de dichos fondos, son aspectos que permiten una mejor fiscalización por parte de los franquiciados y por tanto son pautas de transparencia muy recomendables.

    7. Exceso de cánones

    Que en el contrato existan múltiples cobros de cánones por diversas causas, más allá de los habituales del canon de entrada, canon de mantenimiento o ?royalty? y canon de publicidad. Pagos adicionales a los citados por parte del franquiciado y la inclusión abusiva de indemnizaciones al franquiciador en el contrato de franquicia, resultan sospechosos.

    8. Cánones muy elevados

    Cuando el ingreso inicial para el franquiciador es excesivamente elevado, se puede estar hipotecando el futuro de la red, ya que el franquiciador dependerá en exceso de dicho ingreso, cuyo carácter puntual lo hace relativamente atípico y convierte a veces en anecdóticos los ingresos recurrentes que, en un buen diseño de la franquicia, deberían ser con diferencia la principal fuente de ingresos del franquiciador.

    9. Sin zonas de exclusividad

    Esto sucede cuando el franquiciador cree poder sacar mayor rentabilidad a la red solapando zonas de exclusividad de distintos franquiciados. El no respetar las zonas de exclusividad pactadas de antemano con los franquiciados es una señal clara de mala praxis.

    10. Requisitos variables

    Condiciones esenciales distintas para los franquiciados que están operando dentro de la cadena, consecuencia de haber adaptado el diseño de la franquicia a las exigencias o demandas de cada franquiciado, introduciendo agravios comparativos entre ellos que pondrán en peligro el futuro de la red.