Franquicias

Cómo proteger una franquicia ante un fraude o una quiebra de la central

  • Trabajadores, proveedores, clientes y bancos resultarían afectados

Gema Boiza

La buena marcha que las franquicias han tenido en España en los últimos años de crisis económica y caída de consumo ha llevado a muchos emprendedores a unirse a una de estas redes. Redes en las que esos emprendedores dejaban de serlo para convertirse en franquiciados previa firma con sus franquiciadores de un contrato mercantil. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Franquicias y Emprendedores

Un tipo de contrato que no tiene nada que ver con el laboral que firman los trabajadores asalariados por cuenta ajena y con el que dejan y se comprometen por escrito a unirse a una marca determinada en calidad de empresario y no de trabajador, pese a que a veces la pequeña inversión inicial que hacen para unirse a una red de franquicias pueda llevar a equívocos.

Ese carácter de empresario tiene una lectura positiva, ya que el franquiciado, aunque con los límites que le vienen impuestos por su matriz, se convierte en su propio jefe y en jefe de su personal. Pero también tiene una lectura negativa. Y es que en caso de fraude o de insolvencia por parte de su franquiciador o central franquiciadora, el franquiciado se encuentra en primera línea del frente de una batalla que, en muchísimos casos, ni ha buscado ni provocado.

Cómo protegerse

Salir ileso de esa lucha se antoja tarea harto difícil. Y es que su marca deja de ser un activo para convertirse en un pasivo, al menos durante un tiempo. Llegados a ese punto, ¿qué puede hacer el franquiciado para protegerse? ¿Cómo puede salvar su marca? ¿O reconvertirla? ¿O abandonarla sin incumplir lo firmado? Depende del caso. Cuando estalla un caso de fraude en una central de franquicia y los dueños de la franquicia se declaran insolventes, el franquiciado podrá demandar, pero es muy probable que obtenga muy pocas recompensas por sus daños y perjuicios. "Cuando una franquicia va a concurso, hay acreedores que tienen más prioridad que los franquiciados de la firma para cobrar, como la Seguridad Social, Hacienda, los trabajadores o los propios bancos que hayan ayudado en la financiación de la franquicia", explica a elEconomista Franquicias y Emprendedores Sergio Sánchez Solé, abogado de Garrigues.

En ese caso, los franquiciados tampoco podrán optar al Fogasa -Fondo de Garantía Salarial-, ya que "la relación con la matriz es mercantil y no laboral", matiza. Y es que "cuando una persona firma un contrato de franquicia abandona el mundo laboral y entra en el mundo de los negocios en calidad de empresario", recuerda el letrado.

Ahora bien, cuando tras el escándalo o fraude la firma sigue funcionando -aunque toda su cúpula haya acabado en la cárcel por presunta culpabilidad del caso denunciado o destapado- el escenario es diferente. Y si bien es cierto que el franquiciado puede tratar de abandonar la marca y seguir con su negocio, esa decisión no está exenta de riesgo. "Aunque un escándalo por parte de la central desprestigie a la marca, si la compañía consigue superar ese bache es muy probable que vayan a por aquel franquiciado que la haya abandonado, porque al hacerlo habría incumplido un contrato", sostiene Sánchez Solé.

Intentar irse por las buenas

Ante esa tesitura, el abogado recomienda a los franquiciados que si lo que quieren es abandonar la marca lo primero que han de intentar es hablar con la matriz y ver si "les dejan irse por las buenas; y si no les dejan, entonces tomar el riesgo de irse sabiendo que no es una temeridad, pero esperando que la matriz no le demande". Eso sí, antes de irse el franquiciado tendrá que entregar a la franquicia todo el material que corresponda a la central y enviarle un requerimiento diciéndole que ha desprestigiado la marca incumpliendo el contrato y que, por tanto, él se siente libre para abandonar dicha marca y dejar de operar con ella.

La otra opción es quedarse y esperar tratando de salvar su negocio y sus clientes. "No es imposible que la situación se normalice tras unos meses duros por la desconfianza de la gente. Está claro que el franquiciado va a perder plumas, pero lo normal es que sufran y remonten el vuelo ", apostilla.

Esta situación que para muchas asociaciones de franquiciados se antoja injusta ha podido ser transformada en varias ocasiones en nuestro país, pero hasta ahora el cambio no ha prosperado. "Aunque se ha intentado cambiar la ley mercantil, de momento el cambio no ha fructificado", explica el abogado de Garrigues.

"Este es un debate antiguo. Hay quien dice que los franquiciados no han de estar protegidos como los trabajadores, y quien sostiene que los franquiciados son pequeños emprendedores y debieran tener una mayor protección", matiza.

Mayores protecciones

Una mayor protección que, por ejemplo, existe en Bélgica, donde la ley contempla una indemnización para los franquiciados cuando sus franquiciadores deciden, sin motivo aparente, no renovarles el contrato de franquicia. Esa indemnización está pensada para compensar al franquiciado por la clientela que ha llevado a la firma durante el tiempo que ha estado en la marca. Algo que podría ser replicado en España por el próximo Gobierno, independiente de cuál sea su color.