Referente para los carnívoros, la carta incluye más opciones y menú degustaciónEl chuletón de buey es uno de esos platos que muchos aseguran ofrecer pero que pocos sirven en realidad. La picaresca alrededor de la carne ha hecho más necesaria que nunca cierta pedagogía, y eso es lo que tratan de hacer desde hace ya un tiempo en Lomo Alto. Consolidado como uno de los restaurantes de referencia del país cuando se habla de carne y protagonista absoluto si se trata de maduraciones extremas -recientemente sirvieron un buey madurado dos años- este restaurante de Barcelona combina una oferta única de cortes y variedades con un ambiente elegante y un servicio -con corte y emplatado de la carne en la propia mesa- que nos sitúa más en un fine dining neoyorquino que en un asador. Las chuletas son las protagonistas, con tres opciones: ternera nacional madurada, vaca europea y vaca vieja europea a 65, 75 y 110 euros el kilo. Quienes prefieran sin hueso -sorprende, pero muchos lo piden así- el centro de lomo de buey gallego madurado es la joya de la corona, a 48 euros los 100 gramos. La buena carne se cotiza alto y es mejor llegar a Lomo Alto teniéndolo claro, aunque es verdad que el precio de algunas piezas pueden asustar y crear cierta fama de restaurante caro. De todos modos, la carta también contempla opciones más asequibles (desde solomillo a cordero a la parrilla) e incluso pescados. El menú degustación (95 euros) es una excelente opción para los indecisos y los que quieren probar varias preparaciones con diferentes carnes y acabar con un centro de lomo o, por un poco más y si el apetito aguanta, con degustación de vaca vieja y buey. Recomendables los embutidos -incluida la lengua, poco habitual aunque muy sabrosa- pero prescindible la coca de sobrasada con miel, que introduce un innecesario mo-mento dulce a media comida. La cosa mejora con el carpaccio de buey madurado, una buena toma de contacto con el potente sabor de esta carne. Bien también el steak tartar -lástima que no se prepare en mesa- con un picante bien subido que se agradece. Siempre a mano una cesta de buen pan y un surtido de aceites monovarietales que se ofrecen junto a unas aceitunas como parte del cubierto. Como acompañamiento de las carnes, buenas patatas fritas y pimientos asados, pero una ensalada mejorable que necesita más frescor. Merece la pena dejar un espacio para el carrito de postres que se monta delante del comensal. Excelente carta de vinos con precios que no se disparan más de la cuenta y una fuerte apuesta por vinos de proximidad, así como una buena selección de cavas y champanes perfectos para un menú tan carnívoro.