¿Se puede protagonizar un blockbuster hablando un idioma inventado y aparentemente sin sentido del que los espectadores solo acierten a captar palabras (o más bien terminaciones de palabras) sueltas? ¡Se puede! Los minions, esos adorables personajes que aparecen en la saga de animación Gru y en su spin-off homónimo, lo han demostrado con pasmosa elocuencia. ¿Su secreto? Los minions dominan la comunicación no verbal, son puro gesto, entonación, emoción, humor... En resumen, esos bichitos amarillos vestidos con petos vaqueros son unos maestros de las habilidades de comunicación.Desgraciadamente, la suya no es una especie que abunde en los ámbitos laborales, donde a las personas, en general, les cuesta un mundo comunicarse con efectividad con su entorno. ¿Por qué? Fernando Botella, CEO de Think&Action, cree que, para empezar, existe una confusión generalizada entre comunicar e informar. "Muchas personas siguen pensando que están comunicando por el hecho de transmitir información, pero comunicar es mucho más que eso. Tiene que ver con el arte de influenciar y de hacer que las cosas pasen", señala. Desarrollar unas buenas habilidades de comunicación empieza por saber escuchar a los demás. Y para hacerlo tener dos oídos en buen estado operativo no es suficiente. "La escucha de verdad nos cuesta mucho porque no es algo que nos surja de manera natural", dice Miriam Ortiz de Zárate, socia directora del Centro de Estudios del Coaching (CEC). ¿Por qué? Porque las personas estamos más interesadas en tener razón que en conocer la verdad. "Nuestro cerebro nos hace creer que la realidad es de la manera en que nosotros la percibimos e interpretamos. Y esto hace que la escucha se resienta porque, inevitablemente, sufrimos las interferencias de nuestros propios juicios y modelos mentales. Tendemos a prestar atención solo a aquello que es coherente con lo que ya sabemos, y a ignorar y rechazar lo que desafía nuestro sistema de creencias", explica esta experta.¿Qué harías para mejorar tus habilidades de comunicación? Esta frase, encerrada entre signos de interrogación, posiblemente haya puesto en marcha la maquinaria creativa de tu cerebro, que estará evaluando tus propias capacidades y maquinando acciones de mejora. Tal es el poder de una herramienta de comunicación tan poderosa como infrautilizada: las preguntas. "Generan alternativas y marcan la dirección a seguir. Hacen que la conversación esté más centrada en el tú que el yo, y por eso es más fácil abrir puertas y generar influencia. Cuando preguntas estás demostrando interés y transmitiendo al interlocutor que quieres escucharle", dice Botella. La asertividad es el recurso de comunicación de mayor utilidad para defender una postura o transmitir mensajes delicados. Según José Luis Bulnes, socio de Conversa, consistiría básicamente en "atreverse a expresar lo que uno piensa sin herir al otro". Fácil de decir, no tanto de poner en práctica. "La mayoría de personas cuando tenemos que exponer algo que difiere de los intereses del otro y que, además, creemos que puede afectarle emocionalmente, tendemos a adoptar posiciones de ataque (imponer nuestro criterio) o de huida (evitar el conflicto)".La asertividad se situaría en un territorio intermedio entre dejarse avasallar y avasallar a otros. Para Bulnes, las claves de esta técnica están en el respeto, la firmeza y poner el foco en el objetivo que se quiere conseguir. "Tanto en el trabajo como en la esfera personal todos tenemos conversaciones pendientes que no sabemos cómo abordar, que nos forman un nudo en el estómago y que pueden llegar a enquistarse. Ser asertivo permite deshacer ese nudo, facilitando relaciones más saludables, honestas y abiertas. Porque en comunicación lo importante no es tener razón, sino tener éxito", argumenta.